DR. JUAN FRANCISCO ORLANDO BRAVO BOLAÑOS CACHO
Sexto Presidente de AMVEC
1983-1985
Sus raíces
El médico veterinario zootecnista Juan Francisco Orlando Bravo Bolaños Cacho, vio la primera luz un 25 de octubre de 1940 en el Hospital Francés de la ciudad de México, habiendo sido sus padres el señor Francisco Orlando Bravo Blanco, oriundo del puerto de Veracruz, contador de profesión y de la señora Margarita Bolaños Cacho Espinosa, originaria de la ciudad de Oaxaca, dedicada al hogar.
Don Francisco y doña Margarita procrearon ocho vástagos. La primera hija murió prematuramente debido a la ausencia de antibióticos, quedando entonces nuestro biografiado como el primogénito. Paco tuvo seis hermanos más, cuyos nombres son: Guadalupe, Héctor, Margarita, Gabriel, Ángeles y Lourdes.
Las primeras letras
Los primeros años de la infancia del doctor Bravo transcurren en la ciudad de Mexicali, California, pues, su padre funcionario de una importante empresa bancaria mexicana, había sido designado durante varios años para trabajar en dicha ciudad norteña. Esto hace que Paco curse sus primeros años escolares en la vecina población fronteriza de Calexico, ubicada en el lado estadounidense. Al paso del tiempo, la familia Bravo-Bolaños Cacho retorna a vivir a la ciudad de México, razón por la cual nuestro biografiado cursa sus estudios secundarios y preparatorianos en el Instituto Patria, prestigiada institución jesuítica, ubicada en aquellos años en las calles de Molière y Horacio, allá por la actual elegante zona de Polanco. Además de buen estudiante en el Instituto Patria, Paco se destaca como deportista en baseball y en atletismo.
Años más tarde tendría desplantes de novillero y una gran afición por la Fiesta Brava. Su carácter de líder empieza a moldearse al formar parte de un grupo de estudiantes de secundaria, que cada sábado visitaban un centro para leprosos en Tepexpan, cantando y tocando la guitarra para el entretenimiento de los enfermos. Más tarde su carácter de líder empieza a moldearse, al formar parte de una asociación de exalumnos del Colegio Patria con fines altruistas y de apoyo mutuo, llamada Club 44.
A la entrevista para escribir este capítulo biográfico sobre el sexto presidente de AMVEC, participan gustosos y nostálgicos la señora Lorenza Garibi Susarrey, viuda del doctor Bravo y su hijo Mauricio Bravo Garibi. La cita toma lugar en un animado café de la bulliciosa Colonia Condesa en la ciudad de México.
Su vocación de veterinario
A mi pregunta de cómo Paco se orientó a hacer estudios de Medicina Veterinaria, Lorenza comenta con entusiasmo:
A Paco le gustaban mucho los animales, pero siempre desde una vertiente científica. De niño él quería ser químico. Era muy estudioso. De hecho le gustaba hacer experimentos en su casa. En una ocasión ocurrió una explosión y una de sus hermanitas menores que le estaba ayudando salió ligeramente lastimada, por lo que cambió su interés por los experimentos químicos y los orientó hacia los estudios veterinarios. Por otra parte, la vertiente médica le surgió de un tío médico cirujano a quien Paco admiraba mucho. Fue el doctor Gilberto Bolaños, cuya práctica médica lo hizo famoso en el mundo de los deportes. Era además su padrino.
Su vocación por la medicina animal siempre se volcó hacia la nutrición, a la química, a la bioquímica, a las matemáticas y a la computación para la formulación de las raciones. Además, esta vocación también lo llevó a interesarse profundamente en la alimentación humana. Uno de sus anhelos fue hallar soluciones para alimentar a la humanidad, sobre todo a la gente pobre. Por ejemplo, en 1964 trabajó como voluntario en el cuc de la UNAM en la Operación Pollo, la cual conseguía y distribuía pollos rostizados entre la gente más necesitada. Fue un soñador con los pies puestos en la tierra. Por ejemplo, él trabajó en la elaboración de una papilla y en una tortilla enriquecidas para alimentar a infantes y a niños pobres desnutridos, tanto en los barrios bajos de ciudades, como en el campo de México.
Tenía un espíritu y un alma de investigador nato. Trabajó mucho en nutrición de los cerdos. Defendió mucho las características nutricionales de la carne de cerdo, del pollo y del huevo.
Sus estudios universitarios.
El joven estudiante Francisco Bravo ingresa a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México, Campus de San Ángel, en 1963 y egresa en 1967.
Su tesis de licenciatura se intituló: Investigaciones sobre el valor nutritivo del garbanzo forrajero (Cicer arietinum), con referencia especial a su contenido energético para el pollo. Tuvo un maestro muy cercano, el doctor Sergio Brambila, fue quien lo orientó y ayudó mucho hacia el final de sus estudios y durante sus primeros años de ejercicio profesional.
Los primeros pasos como nutriólogo y estudios de postgrado.
A la pregunta sobre cuáles fueron los primeros puestos de trabajo del doctor Bravo, Lorenza responde con entusiasmo:
El primer trabajo que tuvo Paco fue en Palo Alto, | laborando para el Instituto Nacional de Investigaciones Pecuarias, conocido como el INIP, en el Laboratorio de Nutrición Animal. Como recién casados, vivimos dentro de las instalaciones, en Cuajimalpa. Llevó a cabo una serie de investigaciones entre 1966 y 1967 que le valieron una beca otorgada por la Fundación Rockefeller para hacer estudios de Maestría en Nutrición Animal en la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Minnesota, con el doctor Robert Meade, quien era en aquellos años el mejor especialista en nutrición de cerdos del mundo. Estuvimos en Estados Unidos de 1968 a 1970. Fueron tiempos muy bonitos e inolvidables, de mucho estudio y esfuerzo. Por ejemplo, Paco fue el presidente de la Asociación de Estudiantes Latinoamericanos de la Universidad de Minnesota.
La beca se acabó y retornamos a la ciudad de México. Paco se reincorporó su labor de investigación en el Laboratorio de Nutrición Animal de Palo Alto. Nos instalamos en una casa en la Colonia Américas en el rumbo de Ciudad Satélite hasta 1975. Paco empezó entonces a viajar mucho como investigador del INIP, haciendo trabajo de campo y dando clases en la UNAM.
El Paco de carne y hueso
El doctor Bravo fue un líder nato que tuvo un gran impacto e influencia en la nutrición animal, particularmente en las áreas de la producción porcina y avícola.
Durante su práctica profesional formó a varias generaciones de brillantes nutriólogos mexicanos. Entre ellos podemos mencionar al doctor Esteban Laderreche, a la doctora Mónica Pérez Lizaur, a la doctora Ivonne Bereauyer, al doctor Gerardo Peñalba García y muchos más. Alumnos muy queridos para él, a quienes asesoró en sus respectivas tesis profesionales.
Paco fue forjador de numerosas generaciones de estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, en donde impartió la cátedra de Nutrición Animal. Gustaba enormemente de encontrar durante sus asesorías en diferentes lugares de la república, a jóvenes veterinarios que habían sido sus alumnos y que le recordaban con cariño.
Su afán de educador lo llevó a participar en un programa de televisión en el Canal 2 de Televisa, llamado A Primera Hora y otro programa del Canal 11 del Politécnico Nacional, llamado Revista del Consumidor. En dichas emisiones el doctor Bravo hablaba y orientaba al público en temas de nutrición humana. Por ejemplo, combatió ya en esos años la venta y el consumo de la comida chatarra, Daba consejos sobre cómo abaratar los costos de una dieta buena y balanceada, para las familias de bajos recursos. Apoyó asimismo la lactancia materna. Ambos programas eran emitidos muy temprano por las mañanas.
En su faceta de empresario, inmerso en el área de la nutrición animal y siempre dentro de un marco científico, nuestro biografiado fue el funda dor de tres empresas: Asesoría Técnica en Nutrición Animal (ATENA), una empresa de producción de Probióticos (PROBIOS) y otra de Vitaminas y Minerales de Sonora (VIMISON).
Estas actividades empresariales como consultor de empresas pecuarias y granjas productoras de cerdos, pollo y huevo, de plantas de alimento y de empresas de la industria químico-farmacéuticobiológica, lo ubicaron en esos años como pionero y líder en el uso y en la aplicación de la informática y de la computación en México.
Aficiones
Las aficiones de Paco fueron muchas y variadas: la tauromaquia, tocaba la guitarra y le gustaba cantar.
Practicó el snorkeling, la natación y el tenis. Fue buen jinete, cuidaba personalmente a sus caballos y perros. Fue un excelente contador de chistes. Fotógrafo y un entusiasta jardinero con predilección especial por los bonsáis. En el jardín de su casa ubicada en el antiguo pueblo de San Lorenzo Acopilco, Cuajimalpa, Distrito Federal, sembró una cantidad selecta de árboles procedentes de diversos países a los cuales le llevó su práctica profesional como consultor internacional. Además, gustaba de viajar en familia a los parques nacionales de los Estados Unidos.
El doctor Bravo y su entorno familiar
¿Cómo se conocieron usted y Paco?
Lorenza acota añorante:
Nos conocimos muy jóvenes, un 17 de octubre de 1966 durante una fiesta a la cual yo no iba a ir. Paco era muy noviero, pero lo conquisté. Fue un amor a primera vista. Duramos de novios apenas un año, pues nos casamos el 21 de octubre de 1967 en la iglesia de Santiago Tlatelolco en la ciudad de México. Meses más tarde en 1968 ya con nuestra hija Lorenza de apenas dos meses de edad, nos fuimos a la Universidad de Minnesota para que Paco cursara sus estudios de postgrado. Francisco Orlando nació en los Estados Unidos. Mauricio, Claudia y Daniel nacieron en la ciudad de México. Paco siempre fue muy de familia. Fue un padre muy cercano a sus hijos a pesar de que siempre viajó mucho.
Paco y Lorenza procrearon cinco vástagos. Lorenza, la primogénita, nacida en 1968 es psicóloga como su madre y les ha dado tres nietas: Constanza de quince años, Valentina de once e Isabela de nueve. Francisco, nacido en 1970, mercadólogo les dio una nieta llamada Mariel de un año de edad; Mauricio, nacido en 1972, músico, cantante y compositor de profesión, tiene un estudio de grabación, les ha dado una nieta de nombre Alaia de ocho meses de edad; Claudia, nacida en 1974, psicóloga también, ha contribuido con dos nietos, Carlos de cinco años y Natalia de nueve meses; finalmente, Daniel, nacido en 1978 y cuya profesión es ser chef de cocina, labora actualmente en uno de los barcos de la organización ecologista Green Peace, el más joven de la familia ha aportado una nieta: María de seis años.
La señora Lorenza Garibi Susarrey hizo sus estudios en Psicología, en la Universidad del Nuevo Mundo, ya estando casada y con la enorme responsabilidad de cuidar y llevar adelante a su esposo e hijos pequeños. Se graduó en 1994 con la tesis intitulada: El juego como factor terapéutico en el tratamiento de niños con autismo, con la cual obtiene una mención honorífica. Actualmente labora en la Escuela Montessori de la Condesa, fungiendo como coordinadora de Educación Preescolar y en donde practica la psicología escolar.
Una llama que se extinguió prematuramente
Lorenza, con una mirada oscurecida por la tristeza, me comenta:
Tuve el regalo de vivir con Paco durante casi treinta años. Mi esposo fumaba mucho. Intentó en varias ocasiones dejar de fumar, pero no pudo. Inesperadamente un resfriado complicado con una neumonía, reveló que tenía cáncer en los pulmones. Falleció a los cinco días de internado en el Hospital Militar de la ciudad de México, el 28 de septiembre de 1997 a los 56 años de edad. Mis hijos y yo, aún añoramos su presencia.
Gestión del doctor Francisco Bravo Bolaños Cacho
como Sexto Presidente de AMVEC
1983-1985
El doctor Francisco Bravo Bolaños Cacho fue electo presidente de AMVEC durante el XVIII Congreso Nacional llevado a cabo en Puerto Vallarta, Jalisco, del 29 al 3 de julio de 1983.
La mesa directiva del doctor Bravo estuvo compuesta por:
Presidente: Francisco Bravo Bolaños Cacho
Secretario: Francisco Javier González Padilla
Tesorero: Joaquín García Rivas
Vocales: Mónica Pérez Lizaur, Ivonne Bereauyer, Esteban Landerreche y Gerardo Peñalba
Comité Científico: Alberto Stephano Hornedo
La mencionada mesa directiva organizó dos convenciones, el xix Congreso Nacional que tuvo lugar en el puerto de Mazatlán, Sinaloa, del 11 al 14 de julio de 1984 y el xx Congreso Nacional, el cual se llevó a cabo en la ciudad de Mérida, Yucatán, del 10 al 14 de julio de 1985.
La señora Bravo nos comenta:
Las dos convenciones fueron unas excelentes actividades. En particular el congreso de Mérida. Paco cuidaba mucho la calidad de las conferencias. Era muy celoso, ya que no le gustaba que el conferencista incluyera y mostrara material comercial o publicitario. No le gustaba mezclar, lo científico con lo comercial. Además, él consideraba estas actividades como verdaderos cursos de actualización y de educación continua para los veterinarios, sobre todo de campo. Asimismo, los consideraba como genuinos foros de formación y motivación para los estudiantes y para jóvenes veterinarios recién egresados de las universidades.
Paco de hecho fue también un muy buen conferencista y comunicador del conocimiento.
Ante la falta de más información sobre la gestión del doctor Francisco Bravo, el que esto escribe se acercó al doctor Francisco González Padilla, quien como tesorero de la mesa de nuestro biografiado nos ha hecho favor de hacer la siguiente aportación con el objetivo de enriquecer el este capítulo:
El problema de la presencia de brotes de Cólera Porcino en el Estado de Sonora, hizo que la Dirección General de Sanidad Animal de la SARH amenazara con retirar la cédula profesional a dos de nuestros compañeros, por lo que AMVEC decidió junto con Sanidad Animal organizar un simposio sobre Cólera Porcino en México, el cual se llevó a cabo en septiembre de 1983. Dicho evento fue muy concurrido, además de muy interesante Al final del simposio nos reunimos Paco Bravo y yo, con el doctor Benjamin Jara, director general de Sanidad Animal y con el doctor Michael Bedolla, quien era el subdirector. Terminamos negociando el que no se tomaría ninguna acción contra nuestros compañeros, pero que AMVEC en reciprocidad, apoyaría al sector oficial en todo lo que se requiriera para la campaña nacional contra el Cólera porcino.
Al mismo tiempo y por las relaciones que tenía el doctor Bravo con los compañeros de la Asociación Mexicana de Especialistas en Nutrición Animal (AMENA), pues Paco era nutriólogo, se organizó en forma conjunta con AMVEC, el simposio sobre “Avances de la Alimentación del Cerdo”, que se llevó a cabo en el mes de octubre del mismo año.
Hacia fines de 1983, organizamos en colaboración con la Unión Nacional de Productores de Carne de Cerdo, el Primer Encuentro Nacional de Porcicultura.
Al siguiente año, en febrero de 1984, y con el apoyo de colegas de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional, se organizó un seminario sobre “Presentación y control de diarreas en cerdos”, en el auditorio de CANACINTRA. Para ese entonces AMVEC, tenía nuevamente dinero en sus arcas.
Por aquella época había una polémica a nivel nacional sobre la competencia por los granos, entre el maíz, los hombres y sobre todo los cerdos, por lo que Paco y su mesa directiva organizamos un simposio intitulado: “Producción Animal, Enemiga o Aliada”.
Lo hicimos en el mes de marzo de 1984 en el auditorio de CANACINTRA en conjunto con AMENA y la Asociación Nacional de Especialistas en Ciencias Avícolas de México (ANECA). Esta gran actividad resultó ser muy interesante y conllevó a que la gente considerara la gran importancia de la producción animal y los beneficios que aporta al hombre.
Más tarde, Paco conversando con el doctor Antonio Morilla, planearon la impresión de un libro: Enfermedades Infecciosa del Cerdo, que no era más que la recopilación de los trabajos que se habían presentado a lo largo de los congresos de AMVEC, pero que finalmente sería el primer libro editado por una asociación de veterinarios en América, para lo que Paco decidió que se hiciera un tiraje de tres mil ejemplares, lo que costó mucho dinero a AMVEC.
Del 11 al 14 de julio de 1984, se realizó el xix Congreso de AMVEC en Mazatlán. Durante este congreso enfrentamos el problema que nuestro evento coincidió con el arribo de un huracán, por lo que no pudimos salir del hotel, lo que provocó que algunos de nuestros colegas se pasaran de copas y ocurrieron varios percances. Nada qué lamentar, pero demeritó mucho la calida del congreso.
En la asamblea del congreso de Mazatlán se decidió que el siguiente congreso se realizara en la ciudad de Mérida, Yucatán. Este evento fue coordinado magníficamente por la flamante AMVEC regional de reciente formación teniendo a la cabeza del doctor Armando Patrón Rosado, quienes hicieron un excelente trabajo. Como comentarios deseo enfatizar que las asociaciones regionales de AMVEC, solamente se encargaban de los aspectos de logística en el lugar y del evento social. Fue verdaderamente un estupendo congreso.
En aquellos años, todo lo relacionado a promoción, hospedaje, aviones, programa técnico-científico, etcétera, lo hacia la mesa directiva con el apoyo de la señora Olga Lucero, que en su momento fue excelente para estas labores.
Teniendo al doctor Antonio Morilla como coordinador, organizamos en octubre de 1984 un seminario sobre: “Aspectos Inmunológicos del Cerdo”, que resultó ser otro gran evento. Este tipo de actividades se hacían a nivel nacional por lo que el trabajo de promoción era muy fuerte.
Después del congreso y de que ya había salido a la venta el primer libro, el doctor Stephano propuso que se editara otro libro más, del cual él sería coordinador El tiraje fue de menos ejemplares, sin embargo, esto hizo que las finanzas de AMVEC sufrieran.
Cabe mencionar por último, que para el congreso de Puerto Vallarta, Paco Bravo, invitó al doctor Manuel Berruecos a dar una conferencia sobre el tema que el quisiera. Cuál fue la sorpresa que durante la conferencia magistral, el doctor Berruecos no habló de genética, sino de la vida y obra de Pablo Picasso, lo que fue todo un éxito. El doctor Berruecos continuó dando este tipo de pláticas, cerca de ocho años seguidos. Después lo cortaron, pero para nuestra suerte ya regresó nuevamente con sus conferencias.