El papel protagónico de un visionario
Al retorno del doctor Ramírez Necoechea de sus estudios de postgrado en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, inicia una intensa actividad profesional como veterinario clínico en el campo y como experto en medicina porcina en el Laboratorio Central de Diagnóstico de Palo Alto, que más tarde se transformaría en la sede de la Red Nacional de Laboratorios de Diagnóstico. Con esta nueva responsabilidad, nuestro biografiado se vio obligado a viajar por todo lo ancho y largo de la geografía de México, situación única que le dio oportunidad de identificar variados problemas de patología en los cerdos y de entrar en contacto con numerosos veterinarios dedicados a resolverlos, armados con herramientas diagnósticas muchas veces incipientes e inadecuadas.
Así trabó inicialmente una relación profesional, que al paso de los años se transformaría en entrañables amistades con colegas, ahora de recuerdo legendario de la talla de Juan Manuel Maya, Silvia Díaz Soto de Cabrero, su esposo Diego Cabrero, Miguel Garibay Solorio, Jorge Rivera Cruz y otros más, con quienes después de innumerables conversaciones y reuniones de trabajo, deciden emprender un viaje al noroeste debido a que tenían conocimiento e información que en Sinaloa y Sonora la porcicultura de esa región concentraba grandes masas de animales. Se hablaba de una famosa granja de cerdos llamada “Campo Ruiz”, que se hallaba en Huatabampo, Sonora, en donde se decía se alojaban cinco mil cerdas de vientre, lo cual parecía impensable pues las granjas en el centro del país, se ubicaban entre 30 y 100 hembras reproductoras.
Ramiro, fijando los ojos en el horizonte, comenta nostálgico:
Durante un viaje de estudios en Europa, visité un pueblo en Rumania que alojaba veinte mil hembras en un lado de la calle y del otro lado de dicha vía se concentraban los corrales de engorda. Fue el máximo fenómeno de concentración en un solo sitio que yo conocí en esa época. Hablar en aquel entonces de una granja con cinco mil hembras, nos parecía increíble. Mi compadre Jorge Rivera Cruz, a quien todos conocíamos como el “Coco Rivera”, organizó un viaje de observación que inició en Tepic, con una primera escala en Culiacán, de | ahí continuamos a Los Mochis, recorrimos todo lo largo de la costa del Mar de Cortés hasta llegar a Hermosillo. Durante este largo trayecto pudimos percatarnos de la pujanza de la actividad porcícola del noroeste de nuestro país. En el viaje de regreso hicimos escala nuevamente en Los Mochis, y fue una noche que durante la cena decidimos fundar la «Asociación de Veterinarios Especialistas en Cerdos” (AVEC), que sonaba como la preposición “con” en francés. Corría el año de 1967.
Para la cronología de nuestra asociación, la primera reunión fue a fines del mencionado año, era el mes de noviembre. Se llevó a cabo en el Hotel Santa Anita de Los Mochis, Sinaloa. El coordinador fue el colega Jorge Rivera Cruz, aún no teníamos presidente, ni estábamos estructurados como ocurrió años más tarde. La segunda reunión ya un poco más estructurada, contó con un programa científico y memorias, se organizó en la ciudad de México en marzo de 1968, aprovechando las instalaciones del Centro Nacional de Investigaciones Pecuarias, yo fui el coordinador de la mencionada actividad.
La tercera reunión tuvo verificativo en la ciudad de Tehuacán, Puebla, en diciembre de 1968, habiendo sido la coordinadora la doctora Silvia Díaz Soto. En aquel momento histórico estábamos en pleno proceso de integración y crecimiento, sentíamos la necesidad de reunir nos lo más frecuentemente posible, es por esto que nues tras primeras actividades las hacíamos frecuentemente sin calendarización. Durante la reunión de Tehuacán no hubo memorias impresas y pasábamos por un bache, pues nuestro impulso parecía deshilvanarse. Recuerdo con claridad que la reunión fue en el baño de vapor del SPA Peñafiel (pues estábamos bien crudos).
La cuarta reunión de la vieja AVEC, la organizamos en La Piedad, Michoacán, en febrero de 1969. Los coordinadores fueron Miguel Garibay y Juan Manuel Maya. Esta actividad fue mejor estructurada, por primera vez con la presencia de conferencistas invitados patrocinados por laboratorios farmacéuticos y empresas biológicas veterinarias. Las discusiones científicas se empezaron a constituir como aquel juego llamado «Tírele al Negro”. Se trataba de sesiones durante las cuales al conferencista que exponía un tema o un caso clínico, se le retaba con preguntas y cuestionamientos duros, críticos y analíticos. Esto resultaba profundamente enriquecedor. ¡Todos aprendíamos de todos!
Caramba, sin duda alguna existió en su momento en México una época de oro de la Medicina Veterinaria involucrada en la producción animal, ya haya sido en medicina porcina, en medicina aviar, o en la práctica de ganado de leche o de carne.
La creación de las presidencias y el surgimiento de AMVEC
¡La inercia estaba creada! Ahora había que buscar y dar el impulso para después alcanzar el momentum que daría el cuerpo final y el prestigio a una organización gremial científica de talla nacional e internacional.
La quinta reunión de AVEC se llevó a cabo en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en septiembre de 1969, siendo Ramiro Ramírez Necoechea, investido ya como presidente de la Asociación de Veterinarios Especialistas en Cerdos; a la del comité organizador de esta actividad estuvo el doctor Fabián Uviña Luna, de Jalisco. La figura presidente había sido establecida.
La histórica reunión de Cuernavaca
A continuación se organiza la sexta reunión de AVEC en el Hotel Casino de la Selva en Cuernavaca, Morelos, en febrero de 1970. Es el momento histórico en que el doctor Miguel Arenas Vargas redacta y escribe los estatutos de lo que sería la futura AMVEC, los cuales son leidos, discutidos y votados durante una asamblea formalmente constituida y se estructura además una mesa directiva, encabezada por un presidente. El coordinador de esta inolvidable reunión es el doctor Roberto Abe Alamada, conocido por todos como el «Chato Abe”. Asimismo, ocurre otro hito que pasa al anecdotario de AMVEC: el doctor Ramírez Necoechea se ilumina pidiendo y exigiendo a los participantes de la reunión morelense que durante la cena-baile de clausura del evento, los colegas vayan vestidos con smoking y sus esposas o acompañantes porten vestido largo.
El primer presidente de AMVEC continúa su relato con entusiasmo:
La primera mesa directiva estuvo constituida de la manera siguiente:
Presidente: Ramiro Ramírez Necoechea
Vicepresidente: Atanasio Alvarado Gatica
Secretario: Jorge Green Macías
Tesorero: María Luisa Rosas Cortés
A continuación, la séptima reunión se llevó a cabo en el Hotel Real de Minas de la ciudad de Guanajuato, del 30 de octubre al 2 de noviembre de 1970. Así, paulatinamente, se fueron desgranando nuestros encuentros científicos. La octava reunión, pero ya como AMVEC y con la modalidad de anual, fue en Torreón, Coahuila, del 30 de octubre al 2 de noviembre de 1971. Hasta esta actividad yo fungí como presidente en esta primera etapa, pues me sucedió entonces el doctor Manuel Berruecos Villalobos.
Debido a que nuestra asociación técnica, científica y gremial, participó intensamente en la organización del IV Congreso Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia de Cuernavaca, Morelos, en 1972, durante el cual AMVEC organizó y manejó la Sección de Cerdos, nuestra novena reunión ahora ya denominada, por vez primera, como “Convención”, tuvo lugar en Morelia, Michoacán, en el Hotel Alameda, del 3 al 5 de febrero de 1973. Sesionamos en las hermosas y coloniales instalaciones de la Universidad Nicolaíta y el presidente fue, como ya lo he mencionado, nuestro querido colega el doctor Manuel Berruecos.
Manolo organizó además la X Convención de AMVEC en el Puerto de Veracruz, del 15 al 18 de mayo de 1974.
Segundo periodo como presidente de AMVEC
El doctor Ramírez Necoechea es elegido en el puerto jarocho para un segundo periodo al frente de los colegas mexicanos especialistas en medicina y producción porcina, y de esta manera le corresponde organizar la xi Convención Anual de AMVEC en Hermosillo, Sonora, la cual tuvo lugar del 5 al 8 de febrero de 1975 y la XII Convención Anual en León, Guanajuato, del 4 al 8 de febrero de 1976. Fue su última presidencia al frente de AMVEC, dejando a dicha organización como un ente profesional bien estructurado y maduro, ostentando un alto nivel científico y con una prestigiosa reputación entre la comunidad científica nacional e internacional, así como entre la comunidad de porcicultores y el medio pecuario de México.
La International Pig Veterinary Society
Ante la pregunta de cómo se ganó y cómo AMVEC organizó en la ciudad de México el vii Congreso Mundial de Cerdos, conjuntamente con la International Pig Veterinary Society (IPVS) en 1982, los ojos del doctor Ramírez Necoechea lanzan una mirada fulgurante, su rostro se llena de luz y responde con gran ánimo:
Durante mi estancia en Inglaterra participé en reuniones informales con mis colegas británicos, alemanes y franceses, quienes pretendían hacer una asociación mundial de especialistas en cerdos, pero no fue sino hastajunio de 1969 que esta idea toma forma en la Universidad de Cambridge. Esta acción me estimula para darle direccionalidad a AMVEC hacia la organización de un gran congreso mundial en México, lo que propongo durante el II Congreso Mundial de la IPVS, en Hannover, Alemania Occidental, en 1972. Hicimos la propuesta como delegación mexicana y ganamos la sede, sin embargo, la delegación estadounidense encabezada por el doctor Howard W. Dunne, deseosa y necesitada de llevarse también el congreso para hacerlo coincidir con el aniversario de la fundación de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad de Iowa en Ames, el colega Dunne me solicita ceder la organización del congreso en favor de ellos, prometiéndome un apoyo irrestricto por parte de los Estados Unidos para que México organizara el siguiente congreso de la IPVS en 1974.
Sin embargo, el doctor Dunne fallece y este desafortunado hecho hace que nuestro proyecto se posponga. Pero la idea persiste. Tuvimos que recorrer un largo y difícil camino lleno de obstáculos, pero la intención era convocar a las porciculturas de diferentes partes del mundo con el objeto de poner a la porcicultura mexicana en el gran escaparate.
Es importante señalar que AMVEC fue la primera asociación de especialistas en cerdos fundada en el continente americano y que a continuación se fundaron la American Association of Swine Practitioners (AASP) en los Estados Unidos, la Asociación Argentina de Veterinarios Especialistas en Producción Porcina (AAVEPP), el Colegio de Veterinaros y Zootecnistas en Cerdos (COLVEZA) de Antioquia, Colombia. Después se fundaron la Asociación Brasileña de Veterinarios Especialistas en Suinos (ABRAVES), la Asociación Centroamericana de Veterinarios Especilialistas en Cerdos (ACVEC), en Guatemala; la Asociación Salvadoreña de Veterinarios Especialistas en Cerdos (ASVEC), en El Salvador; la Asociación Costarricense de Veterinarios Especialistas en Cerdos (ACOVEC), en Costa Rica; así como la Sociedad Venezolana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (SOVVEC).
Todas estas asociaciones en un momento dado acordamos fundar la Asociación Latinoamericana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (ALVEC) en 1975, la cual surge como la primera asociación cupular para América Latina y que nos permite na y que nos permite hacer negociaciones regionales para finalmente solicitar en congreso mundial del IPVS, para México en 1982.
Nacida con buena estrella
La Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos es una organización Clon gremial que nació para cumplir grandes objetivos, uno ellos ha sido el de la formación de recursos altamente especializados y llamada de recursos humapecializados y calificados. Losfundadores de AMVEC desde su inicio le imprimen una clara filosofía para formar a sus agremiados como profesionales dedicados a la patología y a la producción porcina. Es un hecho que a partir de la década de los años setenta del siglo pasado, la mencionada asociación se levanta y se constituye como la principal formadora de recursos humanos especializados, por encima de cualquier universidad o institución educativa o de investigación.
En esta labor y sobre todo durante la primera época, el acompañamiento de un órgano difusor especializado como fue la revista técnica Porcirama, la cual dirigió por varios años nuestro entrevistado, fue de vital importancia. De esta manera se dispuso de una caja de resonancia de todos los procesos de integración gremial especializados que se estaban gestando a nivel nacional y mundial.
Un inicial papel de acompañamiento
A la pregunta de cuál fue el papel de acompañamiento de los presidentes que le sucedieron, Ramiro acota:
Durante la década de los años setenta, colaboré con los presidentes en turno y con sus respectivas mesas directivas. Participamos tanto en el reporte de enfermedades infecciosas y entidades patológicas que ya existían o que fueron surgiendo con el paso del tiempo, entre ellas: cuadros atípicos de cólera porcino, gastroenteritis transmisibles, erisipela porcina, enfermedad de Aujeszky, micoplasmosis, disentería porcina, epidermitis exudativa, etcétera.
En los años ochenta, aparece el libro Enfermedades del Cerdo publicado por mí y el colega Pijoan. Esta obra se convierte en un significativo experimento de convivencia académica al conjuntar a los expertos nacionales para la elaboración del mencionado libro.
Durante la década de los noventa, se da un gran apoyo a los porcicultores con orientación e información para direccionar el tratado de libre comercio y para impulsar la campaña de erradicación de la Fiebre Porcina Clásica. Asimismo, se alertó sobre la catastrófica enfermedad conocida como PRSS (Porcine Respiratory and Reproductive Syndrome), que permitió cerrar la frontera a los productores porcícolas de los Estados Unidos, en un hecho insólito comparable a la invasión de Pancho Villa a Estados Unidos, según decía el doctor Pedro Cacho en esa época.
En el primer decenio del siglo xxi, la actividad se concentró sobre la investigación y en métodos alternativos de producción porcina y en la adecuación de los conceptos mundiales respecto al bienestar animal en la producción nacional.
Hasta los noventa apoyé a los presidentes y mesas directivas de AMVEC en lo que me solicitaban, siendo cuidadoso de no intervenir en su gestión Mi contribución gremial se fue extinguiendo paulatinamente conforme los laboratorios farmacéuticos se fueron apoderando de AMVEC a través de los años hasta convertir las reuniones AMVEC en un hipermarket.
Epílogo de una vida profesional dedicada a la medicina y a la producción porcina
El doctor Ramírez Necoechea con un plácido gesto de profunda satisfacción por haber cumplido con su deber a lo largo de una vida entera, cierra sus comentarios:
Nunca me retiraré. Mis planes para el futuro son continuar laborando en la docencia universitaria y haciendo investigación en dos direcciones, que me parecen muy importantes y no abordadas hasta ahora por no presentar beneficios económicos inmediatos, para empresa trasnacional alguna.
Trabajar en los sistemas de producción alternativos, entre ellos, la porcicultura artesanal y en la incorporación de auditorías de bienestar animal en granjas porcinas de carácter industrial.
Asimismo, junto con mi esposa Marta, la compañera de toda mi vida, hemos logrado procrear una hermosa familia compuesta por mi hijo Mauricio, quien me ha dado dos nietas llamadas: Ángela, de once años y Juliette Natalie, de ocho. Mi hija Flor, quien a su vez me ha dado otros dos nietos cuyos nombres son: Mariana, de trece años y Jordi, de once.
Y desde luego estoy preparando un retorno a mis actividades de montaña. Ahora mis objetivos andísticos están en Bolivia y Perú. ¿Qué más podría yo pedirle a la vida?