libro: 29 – Capítulo XV

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DR. JOAQUÍN BECERRIL ÁNGELES
Décimo quinto Presidente de AMVEC
2001-2003

Sus raíces

Dr. Joaquín Becerril Ángeles

El médico veterinario zootecnista Joaquín Becerril Angeles ve la luz primera el 16 de agosto de 1952 en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, habiendo sido sus padres el señor Filiberto Becerril Rodríguez, originario de Jocotitlán, Estado de México, y de la señora Margarita Angeles Herrera, oriunda de Acambay, también en el Estado de México. El matrimonio Becerril-Ángeles procreó cuatro vástagos, dos mujeres y dos hombres: Yolanda, Joaquín, Martín Heriberto y Guadalupe Consuelo. El padre de Joaquín tuvo como oficio el ser zapatero y la madre fue ama de casa.

Las primeras letras

El doctor Becerril cursó su educación preescolar en el Jardín de Niños Resurgimiento y la educación primaria entre 1959 y 1964 en la Escuela Primaria Federal Benito Juárez García y sus estudios secundarios los hizo en la Escuela Secundaria Froylán Parroquín García de 1965 a 1967, instituciones educativas localizadas en Cuernavaca, Morelos.

El bachillerato lo cursó en la Escuela Preparatoria de la Universidad de Morelos, igualmente en la capital morelense, entre 1968 y 1970.

Joaquin toma la palabra gustosamente:
Los recuerdos que tengo de la Prepa son muy gratos. Siempre fui un buen estudiante. Los maestros que tuve fueron buenos, bien preparados, exigentes. Muchos de ellos eran externos, pero tenían la vocación de la enseñanza. Era una escuela modesta con el equipo esencial, pero nunca nos faltó nada. Recuerdo profesores como el maestro Federico García, de Química Orgánica; la maestra Ruth Valencia, en Psicología, etcétera. En tercer año, tomé el tronco de Ciencias Médico-Biológicas. Saqué diez en Anatomía y el profesor puso como ejemplo mi examen. Exenté todas las materias durante los tres años de mi bachillerato, pues tenía ya como objetivo ingresar a la Facultad de Medicina Veterinaria de la UNAM.

Tuve una infancia y una juventud dorada en contacto con la naturaleza. En época de lluvias llovía a cántaros, recuerdo las luciérnagas y el canto de los grillos, y disfruté el esplendor de todos los árboles y de las plantas. Las calles eran de tierra, todos los vecinos tenían huertos y animales.

Vivíamos cerca de Cuernavaca. Tenía que tomar un camión de la línea Ometochtli, que eran unos camiones “polleros” que se paraban constantemente, Había otro autobús más elegante de las líneas urbanas de Cuernavaca, pero el pasaje costaba cincuenta centavos.

También hice mucho deporte, jugué fútbol soccer. El profesor José Pérez Gil, director de la preparatoria, organizó un viaje de competencia deportiva y culti a Guanajuato y a Michoacán. Jugamos contra el equi po de prepa de la Universidad de Michoacán en More lia en el estadio Venustiano Carranza. Fue en 1967, durante segundo año de bachillerato, viajamos en tobús y de esta manera conocimos Morelia, Pátzcuaro, Paracho y llegamos hasta la ciudad de Guanajuato.

Practiqué además el ciclismo con mi tío José Becerril quien fue ciclista, nos entrenaba y nos enseñó como reparar una llanta ponchada y muchas cosas más. Como parte de este deporte, también tuve caídas y raspones, de los cuales todavía conservo las cicatrices.

¿Cómo surgió su vocación de veterinario?

Añorante, el doctor Becerril retoma la palabra:
En nuestra casa de Ocotepec, mi padre siempre tuvo animales. Teníamos cerdas, pollos de engorda y gallinas de postura, todo esto para el consumo de la familia y por supuesto también para la venta, cuyas ganancias eran para el sustento de la familia. Detrás de la casa había terreno suficiente para los chiqueros y además teníamos una gran huerta. Cultivábamos jitomate, árboles frutales, limones, duraznos.

Mi papá, de carácter recio, pero bondadoso, nos enseñó muchos valores, pero sobre todo el concepto irreductible de la honestidad. Como él era además encargado de una fábrica de zapatos en Cuernavaca, junto con mi hermano, teníamos que ir a comprar y traer el alimento desde Cuernavaca, limpiábamos y dábamos de comer a los animales. Además, iba a un establo lechero, donde les ayudaba y regresaba con la leche para nuestro consumo. Por estas razones, tuve mucho contacto con los animales de granja, y de ahí sin duda surgió mi interés por la medicina animal.

Mi madre vive aún, tiene 86 años de edad, siempre ha sido una persona muy activa y sana. Apegada a sus convicciones, a la religión, al orden y a la limpieza. Por lo mismo, en casa todo estaba en su lugar y siempre limpio. Los domingos nos llevaba a misa, y durante un tiempo fui monaguillo de la iglesia local.

Las vacaciones consistían en trabajar con los animales o ayudar a mi padre en el taller de zapatos, haciendo el trabajo de cualquier obrero adulto. Fueron épocas que añoro, y que ahora comprendo, me forjaron al la disciplina del trabajo duro y honesto.

Los estudios universitarios

Joaquín pertenece a la Generación 1971-1975 de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Pertenece a la generación que le correspondió estudiar en los dos edificios que ha ocupado la FMVZ en el campus de Ciudad Universitaria. El antiguo edificio que se encuentra dentro del Paseo de las Facultades frente a la imponente Facultad de Ciencias Químicas, y a un lado de la hermosa Facultad de Medicina y el nuevo edificio de nuestra querida facultad que ahora ocupa el solar ubicado entre el Circuito Exterior, el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología y el Instituto de Geografía.

Ingresó a dicha facultad cuando el director era el doctor Pablo Zierold Reyes y concluyó sus estudios cuando nuestra institución era dirigida por el doctor Héctor Quiróz Romero.

Joaquín acosta:
Fuimos la última generación que nos tocó novatada. Yo llegué ya rapado el primer día de clases en marzo de 1971. Además, tuvimos el privilegio de estudiar en los dos edificios que ha ocupado a nuestra escuela en el campus de CU.

En los primeros semestres, estudié Anatomía con la maestra Inés Izaguirre; Citología e Histología, con la también apreciada doctora Ángeles Medina; Fisiología, con el doctor Moguel; Bioquímica, con la entrañable doctora Graciela Gallegos. También llevé Exterior y Manejo de Animales, con el doctor Carlos Guzmán Clark. Gocé mucho mis clases en ambos edificios, así como las caminatas de uno a otro. De verdad que tuvimos excelentes instalaciones, pero sobre todo profesores de calidad académica y humana. Durante los primeros dos semestres, iba y venía diariamente desde Cuernavaca a la ciudad de México, la mayoría de las veces les pedíamos a los conductores de autos o camionetas que pasaban por la autopista que nos llevaran con ellos, lo que nos facilitaba el traslado y nos ahorramos ese gasto. Uno de mis compañeros de la preparatoria y que me acompañaba, es en este momento un reconocido gobernante en Morelos.

Estudié Zootecnia Porcina con un método muy novedoso e innovador, se trató de un sistema de rotación, ya que el doctor Manuel Berruecos me dio Mejoramiento Genético de Cerdos, el doctor Adrián Escobosa me impartió Nutrición; del doctor Ramiro Ramírez Necoechea recibimos la cátedra de Producción y Manejo. La clase de Clínica Porcina, la tomé con el querido doctor Juan José Maqueda, quien nos llevaba en viaje de prácticas a La Piedad, Michoacán, para aprender en las granjas de esa región. Dada la calidad como profesor y persona, los alumnos hacían cola para inscribirse en la clase del doctor Maqueda.

Siendo estudiante del sexto semestre, el doctor Carlos Galina Hidalgo, jefe del Departamento de Reproducción e Inseminación Artificial, me invitó a colaborar con él como ayudante de profesor. En virtud de que yo era residente del internado de la granja de Zapotitlán, tuve la oportunidad de aprender mucho sobre la inseminación artificial en los porcinos, así como otras técnicas reproductivas. Además, como parte de mis funciones en el mismo Departamento de Reproducción, recibí ejemplares enseñanzas de otros queridos maestros.

Terminé mis estudios en 1975 y en 1976 hice mi servicio social. Durante ese mismo año inicié mi tesis que fue muy larga y que se intituló: Efecto del criptorquidismo bilateral inducido sobre la ganancia diaria de peso, conversión alimenticia y características de la canal en cerdos. Mis directores de tesis fueron el doctor Manuel Berruecos y el doctor Joaquín García Rivas, quien en ese entonces era el director de la Granja Experimental Porcina de Zapotitlán.

Me recibí el 27 de abril de 1977. El presidente de mi jurado fue el doctor Gilberto Lobo y otros miembros del jurado fueron los doctores Juan José Maqueda y Jorge López Morales.

El comienzo de una fructífera y activa carrera profesional.

Los primeros trabajos

El doctor Becerril inició su intensa activi profesional laborando en el Departamento de producción de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, colaborando con los profesores Carlos Galina, Javier Valencia, Javier Arriola, Hernán Carrillo, Arturo Duchâteau y Marco Antonio Hidalgo.

Inicié mi primer empleo como profesor de asignatura en 1977. La idea y proyecto de los colegas Galina, Valencia e Hidalgo era hacer de nuestro departamento una institución sólida, progresista y líder con expertos en cada especie. En mi caso, fue la reproducción porcina. Me invitaron a colaborar con ellos a tiempo completo. Al paso del tiempo me puse a estudiar inglés y de esta manera tuve la oportunidad de que la FMVZ me enviara a los Estados Unidos, dentro del Programa de Formación de Profesores para hacer mi maestría en la Iowa State University en el campus de Ames entre 1979 y 1982. El tema de investigación de mi tesis fue: Efecto de la adición de progesterona al semen congelado sobre la fertilidad en cerdas.

Al terminar, en 1982, me reincorporé al Departamento de Reproducción como profesor de tiempo completo. Entre mis alumnos distinguidos, tuve al doctor Luis Zarco Quintero, quien fuera director de nuestra facultad y ahora es miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM.

De 1982 al 1988, trabajé como docente e investigador de tiempo completo. Desarrollé una línea de investigación en reproducción porcina y fui miembro del Sistema Nacional de Investigadores. En octubre de 1988 tomé un año sabático para ir a trabajar en La Piedad, Michoacán, como director del Centro de Transferencia Genética del Grupo Delta. Dicha empresa porcícola michoacana estaba completamente integrada, al contar con granjas porcícolas, fábrica de alimento, rastro, empacadora, comercialización, producción de granos, transportes, etcétera. Pertenece a la prestigiosa familia Bribiesca, cuyos miembros han sido pilares de los negocios agropecuarios de esta región. Quisiera mencionar a los hermanos fundadores de esta empresa, ellos son: don Alipio, don Tarcisio, don Luis Nemorio y don Artemio, quienes siempre me apoyaron y han sido ejemplo de trabajo y honestidad, En ese tiempo, la empresa de los hermanos Bribiesca llegó a tener más de 120 mil cerdos en engorda, en diversas granjas.

Al terminar mi año sabático, solicité un año más de licencia en la UNAM y en 1989 tuve entonces que tomar una de las decisiones más difíciles y trascendentales de mi vida. ¿Dejar mi Alma Mater o quedarme en La Piedad? Decidí quedarme para laborar como director de producción hasta 2004. Durante 2005 y 2006, me convertí en asesor de diversas empresas porcícolas en México y el extranjero proporcionando servicios profesionales en el diseño, implementación y evaluación de programas de producción porcina. De 2006 a 2010, fui asesor técnico porcino de Laboratorios Lapisa a nivel nacional e internacional, y de 2010 a la fecha, soy asesor del Grupo Delta, así como de otras empresas en México, Centro, Sudamérica y los Estados Unidos. ¡Increíble, he vivido y laborado en esta ciudad de La Piedad desde hace ya 23 años!

Los tiempos de gloria de La Piedad como gran centro nacional productor de cerdos

La gran época de producción porcícola de La Piedad fue en las décadas de 1960 y 1970. Según datos de la Asociación Local de Porcicultores, llegó a haber una población de 65 mil cerdas reproductoras y más de 600 mil cerdos en fases de desarrollo. En realidad la Piedad se convirtió en un gigantesco centro de acopio de puercos, los porcicultores piedadenses compraban cerdos de traspatio y de economía familiar de todos los pueblos y rancherías de la región. Los animales se engordaban en las granjas de La Piedad y Santa Ana Pacueco y posteriormente se vendían y transportaban vivos hasta la ciudad de México y en lugares tan distantes como Mérida, Yucatán.

Durante esos años al acercarse por carretera a esta ciudad, poco antes de llegar a ella, ya olía a cerdo. Se decía que: “El olor de la Piedad, era olor a dinero”.

Realmente para aprender patología de cerdos cada granja era un verdadero manual o libro abierto pues se encontraban todo tipo de enfermedades, para el aprendizaje de los veterinarios de campo y para los estudiantes que iban a zona porcícola de La Piedad en viaje de prácticas. Debido a esa enorme aglomeración porcina, se presentaban diversas enfermedades, algunas de ellas fueron realmente devastadoras, como la Fiebre Porcina Clásica (Cólera Porcino), neumonías causadas principalmente por Actinobacillus pleuroneumoniae, conocida también como “el hemofilus”, por Mycoplasma hyopneumoniae, Pasteurella multocida, etcétera. Además, se presentaban problemas digestivos como la disentería y la salmonelosis, entre otros.

Un buen hotel que había y el único en el que el viajero se podía alojar era el Hotel San Sebastián.

Gestión del doctor Joaquín Becerril Angeles
como Décimo quinto Presidente de AMVEC
2001-2003

El doctor Becerril inició sus actividades gremiales con la Asociación Mexicana de Especialistas en Cerdos (AMVEC), como parte del Comité Científico en la mesa directiva del doctor Francisco Javier González Padilla de 1985 a 1987 y después durante la mesa directiva del doctor Francisco Javier Gómez Zepeda entre 1993 y 1995, como coordinador del Comité Científico, pero de hecho la primera actividad de Joaquín, en Amvec, fue como ponente en 1977, cuando presentó los resultados de su tesis de licenciatura durante la XIII Convención Nacional, llevada a cabo en la ciudad de México, en las instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Xochimilco. Además, había ya participado como estudiante en algunos congresos previos. Con el doctor Gerardo Iglesias Sahagún, como presidente, funge como tesorero de 1997 a 1999, y luego como vicepresidente durante la administración de la mesa del doctor Mario Gómez Medina entre 1999 y 2000.

Asume la presidencia 2001-2003 de AMVEC en Querétaro, durante el xxxvi Congreso Nacional llevado a cabo en julio de 2001. Fueron miembros de su mesa directiva:

Vicepresidente: Luis Fernando Morales Santini
Secretario: Primo Molina Uribe
Tesorero: Arturo Juárez Martínez
Coordinadores del Comité Científico: José Antonio Cuarón, Margarita Trujano y Pedro Pradal
Diversas coordinaciones: Víctor Flores, Raúl Origel, Alberto Mayorga, Juan Carlos López Morales, Francisco Ramírez, Sergio Zárate, Ricardo Alvarado y Alejandro Toledo

¿Cómo fue la administración de tu gestión?

Comencé por hacer una reorganización de AMVEC, pues no se contaba con una sólida situación legal y administrativa. No existía la protocolización de las actas de las asambleas plenarias de los congresos previos (Guanajuato y Mérida). Con la asesoría de un notario público, nos dedicamos a protocolizar las actas de las gestiones de los colegas Gerardo Iglesias y Mario Gómez, para así contar con las bases legales durante el ejercicio de mi administración.

La asociación también requirió la organización de los asuntos administrativos, legales y tributarios, por lo que procedimos a poner todo en orden y presentar uentas claras, que incluyó la entrega formal y efectiva de los activos, dineros, equipos de oficina, etcétera, de AMVEC a la siguiente administración. Sin que se nos haya pedido o exigido, y de manera propia nos propusimos ser el primer Consejo Directivo en presentar los estados financieros auditados. Todo ello, para corresponder a la confianza que nos tuvieron todos los colegas que nos eligieron, pero en especial a los finados Mario Gómez y Gerardo Iglesias, quienes fueron los que me invitaron a seguir sus pasos como presidente de nuestra querida AMVEC, además de que nos entregaron los suficientes recursos para llevar a cabo nuestra labor.

Fueron dos años de trabajo extenuante, que puede llevar a cabo con el apoyo ejemplar de cada uno de mis colaboradores: Arturo Juárez, Víctor Flores, Raúl Origel, Alberto Mayorga, Juan Carlos López Morales, Francisco Ramírez, Sergio Zárate, Ricardo Alvarado, Alejandro Toledo y Primo Molina. Además, tuvimos el apoyo profesional del CP Emilio Guillén, el ingeniero en sistemas Jaime Pérez Sustayta, y el notario público Alfredo Ontiveros.

Todavía recuerdo con mucha nostalgia las largas jornadas en nuestra oficina en la calle Hidalgo, en el centro de La Piedad, Michoacán. Me entusiasmaba ver cómo cada uno de nosotros le dedicamos todo el tiempo y energías a este compromiso, además de que todos teníamos que llevar a cabo nuestras actividades rutinarias. Esta dinámica siempre se mantuvo hasta que concluimos la administración. Finalmente logramos dar a AMVEC un cuerpo y un sustento legal. Fue verdaderamente un gran reto que consideramos haber cumplido.

Con respecto a los estatutos de nuestra asociación, y en virtud de que dicho documentos tampoco tenían sustento legal, ya que que estaban carentes de un sinnúmero de capítulos y en particular de los correspondientes reglamentos, procedimos a presentar con la asesoría del notario público, una nueva propuesta de estatutos, que hasta hace poco fueron ya revisados y aprobados. Falta complementar lo relacionado con los reglamentos, de manera que esto permitía disponer de los correspondientes elementos legales para el buen desarrollo de la asociación.

Finalmente, y para resolver otra problemática más, junto con mis colegas de las dos mesas directivas de las que fui responsable, presentamos la propuesta de la Planeación Estratégica. Todo ello, con la finalidad de que, nuestra asociación contara con un documento que permitiera saber cuál es la razón de su existencia (Misión), así como conocer hacia dónde se dirige como asociación (Visión), todo esto basado en una serie de Valores que nos permitan continuar siendo una verdadera asociación.

Los objetivos

Los objetivos de la mencionada planeación estratégica que nos planteamos y que afortunada vamos a buen puerto fueron:

1. Hicimos una propuesta de nuevos estatutos
2. Se regularizó legal, fiscal y administrativamente a AMVEC, al protocolizar las actas faltantes de las asambleas plenarias
3. Se dotó de equipo y mobiliario para el ad funcionamiento de la oficina, entregándose: oficina, computadoras, impresoras, cámara fotográfica, etcétera
4.Se elaboró una página WEB de AMVEC
5. Construimos una base de datos y de membresías
6. Se entregó un software para el control de las inscripciones de cada congreso
7. Se presentaron los correspondientes informes de actividades
8. Se presentaron estados financieros auditados por un asesor fiscal certificado
9. Establecimos dos reconocimientos para honrar las trayectorias de dos expresidentes ejemplares: la Conferencia Magistral mvz Mario Alberto Gómez Medina y el Premio MVZ Gerardo Iglesias Sahagún.

Finalmente, deseo agregar que participamos activamente como AMVEC ante la Comisión Nacional de Sanidad Animal (CONASA), ante la Dirección General de Sanidad Animal de SAGARPA y colaboramos con la campaña Nacional de Erradicación de la Fiebre Porcina Clásica y con la Campaña contra la enfermedad de Aujeszky.

Los dos congresos

Tuvimos el privilegio y la responsabilidad de organizar dos congresos, el XXXVII Congreso Nacional de AMVEC del 17 al 21 de julio de 2002, en Puerto Vallarta, en el Hotel Sheraton Bugambilias con un asistencia de más 400 congresistas y el XXXVIII Congreso Nacional del 17 al 20 de julio de 2003, en Guadalajara en el Hotel Presidente Intercontinental, con más de 570 participantes.

Los temas que se expusieron y discutieron dentro los dos congresos fueron por supuesto el Sindrome Respiratorio Reproductivo Porcino (PRRS) y el control y prevención de enfermedades porcinas, pero además se expusieron conferencias sobre la eficientización de la rentabilidad de los negocios porcícolas. Organizamos varios talleres sobre administración de empresas, sobre instalaciones, etcétera.

¿Cuáles enfermedades afectaban a la porcicultura nacional?

El PRRS era la principal entidad infecciosa en medicina porcina, pero además enfrentamos otros desafíos patológicos y contagiosos como Influenza Porcina, el Síndrome de los “cerdos locos” por Streptococcus suis, enfermedad de Glässer por Hemophilus parasuis. La campaña contra el Cólera Porcino estaba ya muy avanzada. También se tenía a la Campaña Nacional contra la Enfermedad de Aujeszky. Otras enfermedades que se atendían eran: la Rinitis Atrófica y la Gastroenteritis Transmisible Contagiosa, pero que estaban disminuyendo en importancia.

El doctor Becerril de carne y hueso

Joaquín lleva un matrimonio feliz y bien estructurado. Conoce a la señorita Ana María Guillén Pérez Ruiz, quien será su esposa, en las oficinas de la Planta de Alimentos Concentra, en donde ella laboraba como secretaria del Departamento de Ventas de Porcicultores Unidos, que después se convertirá en Nutrimentos Concentra en noviembre de 1991. Serían novios durante dos años. La pareja ha procreado dos mujercitas, Alma Mariana ahora de 18 años, quien estudia la carrera de Gestión Cultural en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en la ciudad de Guadalajara y a Carmen Daniela de 16 años, quien cursa el segundo año de bachillerato en el colegio Vasco de Quiroga, institución lasallista en la La Piedad, Michoacán.

Reconocimientos

El doctor Becerril ha recibido la Medalla Gamma, Sigma, Delta de la Universidad Estatal de Iowa, por haber obtenido el mejor promedio académico durante su Maestría en Ciencias en 1981. Recibió el Premio Jabalí Dorado en 1998 de manos del doctor Carlos Pijoan, durante la administración del doctor Gerardo Iglesias y también ha recibido el Premio Lic. Natividad Garza Leal de la Universidad de Tamaulipas, en 1998. Además, Joaquín es el veterinario mexicano que más años ha pertenecido, desde 1981, como socio activo de la American Association of Swine Practitioners (AASP).