DR. HÉCTOR QUILES CORONA
Décimo noveno Presidente de AMVEC
2009-2011
El médico veterinario zootecnista Héctor Quiles Corona, vino al mundo el 26 de marzo de 1961 en Tuxcacuesco, Jalisco, población ubicada al sur del estado, en la zona que se conoce como El Llano, en lo que fuera la región de Amula en tiempos de la antigua Nueva Galicia. El topónimo de Tuxcacuesco proviene del vocablo náhuatl que significa “Granero empozado”. El pueblo natal de nuestro biografiado se halla a tan sólo setenta kilómetros al noroeste del volcán Nevado de Colima.
El padre de Héctor es el señor Crispín Quiles Rosales nacido en 1929, oriundo del Rancho Los González, municipio de Tuxcacuesco, quien desde muy joven y por encargo de su padre se dedicó a conducir un camión de carga propiedad de la familia, para trasportar las mercancías agrícolas y pecuarias que se producían en la región, además de surtir l’a tienda propiedad de la familia Quiles en la cabecera municipal, después emigró a Manzanillo en donde condujo los camiones urbanos en esta localidad. Laboró también transportando el manganeso extraído de la zona minera de Minatitlán de la vecina Colima. Más tarde, don Crispin se incorporó a una línea de autobuses de pasajeros que proveía el servicio entre Guadalajara-Puerto Vallarta-Manzanillo, donde laboró por treinta años hasta su jubilación. La madre de Héctor es la señora Olivia Corona Ballesteros, originaria también de Tuxcacuesco, nacida en 1934, hija de un administrador de haciendas y dedicada al hogar, pero además doña Olivia llevó a cabo una encomiable y extraordinaria labor como paramédico durante muchos años, pues se dedicó a curar y atender las necesidades médicas de aquellas poblaciones rurales tan alejadas en aquellos tiempos de los servicios de salud, públicos y privados.
El matrimonio Quiles Corona procreó a cuatro vástagos, todos varones y destacados profesionales universitarios: Marco Antonio, ingeniero químico, ahora de 52 años de edad; Héctor nuestro biografiado, médico veterinario de 50 años; Moisés, médico pediatra neonatólogo, de 48 años y el menor, Carlos, abogado de 37 años.
¿Cómo fue su infancia, qué recuerdos tiene usted de ella?
El doctor Quiles me responde gustoso y con un dejo de nostalgia:
Tuve una infancia muy bonita, muy libre e inolvidable. Vivimos en mi pueblo natal de Tuxcacuesco hasta que yo tuve siete años de edad. Fui a la Escuela de Párvulos. Yo era sobrino y ahijado de la directora de la escuela, ella era hermana de mi madre, la maestra Estela Corona Ballesteros. Tuve un maestro llamado Ramiro, fue él quien me enseñó las primeras letras, con él aprendí a leer y a escribir a los cinco años de edad. Sin embargo, mis padres decidieron emigrar a Manzanillo en 1967.
Ingresé a la Escuela Primaria Gregorio Torres Quintero para hacer mis estudios básicos entre 1967 y 1973. Era la escuela más prestigiada del estado de Colima, ubicada en un lugar llamado Las Brisas frente a la enorme Bahía de Manzanillo, antes llamada de la Buena Esperanza.
Nuestra casa estaba situada entre el estero y el mar. Mi principal diversión era ir al estero para pescar, lo que me gustaba mucho. Me iba sin pedir permiso a pesar de la enorme disciplina con la que mi madre nos educó. Atrapábamos cangrejos, jaibas, moyos, que son unos cangrejos con grandes tenazas. Me enseñé a nadar solo en el mar. La única vez que recuerdo que mi padre me regañó, fue en una ocasión que me llevé a Moisés, mi hermano menor, al mar sin decirselo a mi mamá. Vivíamos a tan sólo dos calles de la playa. Fueron tiempos verdaderamente maravillosos.
Un gran cambio de vida
En 1973, mis padres tomaron la difícil decisión de mudarse con toda la familia a la ciudad de Guadalajara, con el objeto de que Marco Antonio, mi hermano mayor, quien era muy estudioso y un magnífico estudiante (ganó varias veces el primer lugar como mejor estudiante del estado de Colima), estudiara en la capital jalisciense. Teníamos una maestra que se llamaba Conchita. Ella ejercía mucha presión sobre mí para que yo estudiara como mi hermano. Solamente en una ocasión gané un diploma de un tercer lugar. Yo estudiaba bien, pero no tanto como mi hermano. Además, me gustaban las actividades físicas. Me peleaba a menudo a trompadas durante el recreo.
El cambio a Guadalajara fue muy duro para mí. Ingresé a la Escuela Secundaria número 8 ubicada en la calle 13 y la 22 en Lomas de Polanco, en el Sector Juárez al sur de la ciudad. Ingresar a esa escuela fue lo que para mí debido al contraste del ambiente tansano de Manzanillo, con el trato hostil de mis nuevos compañeros, la rebeldía de la adolescencia, en fin que no me fue nada fácil. Recuerdo mis clases de educación física subiendo el Cerro del Cuatro donde había arboledas, arroyos y fauna silvestre, ahora estos paisajes han sido absorbidos por la ciudad y están cubiertos de casas y asfalto.
Ingresé a la Escuela Preparatoria número 5 de la Universidad de Guadalajara, que estaba en las calles de Fray Andrés de Urdaneta y Vasco de Gama en el Fraccionamiento Colón, junto a la vieja Zona Industrial. Cursé mi bachillerato de 1976 a 1979. Fue muy grato ingresar esta escuela pues había un muy buen ambiente. Era una escuela mixta y tuve un buen desempeño como estudiante.
El surgimiento de una vocación por la medicina animal y por la zootecnia
La vocación por la medicina veterinaria de nuestro biografiado le surge desde niño, ya que según comenta su madre, él “quería ser hombre de campo” desde los primeros años de su infancia.
Héctor acota:
Creo que mi orientación y mi gusto por los animales me surge de aquellos primeros contactos que tuve con los cerdos que criaba mi abuela materna, llamada Lucrecia Ballesteros. Tenía una gran casa en más de una media manzana, en mi pueblo natal. Siempre tuvo cerdos. Los alimentaba con maíz, garbanzo mojado, alfalfa y quelites.
Los estudios universitarios
El doctor Quiles ingresó a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad de Guadalajara en septiembre de 1979. Tuvo el privilegio de cursar sus estudios de licenciatura en el antiguo e inolvidable bello edificio que fue sede original y que se hallaba ubicado en las calles de Ramón y Cajal, muy cerca de la Calzada Independencia, en lo que fuera la zona de facultades de Ciencias Biomédicas de la U de G, es decir, la Universidad de Guadalajara. La antigua Facultad de Veterinaria era vecina de las facultades de Medicina, Odontología, Biología, Psicología y Enfermería.
Época de oro de estudiantes tapatíos, nacionales y de jóvenes procedentes de muchos países de América Latina y mismo de los Estados Unidos de América.
¿Cuáles recuerdos tiene y cómo fueron sus años de estudiante de Veterinaria?
Añorante responde Héctor:
Fueron años maravillosos e irrepetibles. El director en 1979, cuando inicie como estudiante de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad de Guadalajara, era el doctor Abel Buenrostro Silva, especialista en bovinos y un excelente maestro; cuando terminé mi carrera el director en funciones era el doctor Rodolfo Javier Barba López, quien era precisamente especialista en cerdos. Ambos fueron dignos sucesores del doctor Ramón Fernández de Cevallos, querido maestro fundador y primer director de nuestra facultad. Veterinario de recia y extraordinaria personalidad que dejó su impronta imperecedera en la Universidad de Guadalajara, a través de innumerables generaciones de jóvenes profesionales.
El ambiente era muy bueno, genuinamente universitario. Tuve la fortuna de estudiar en nuestra vieja escuela. Era realmente muy bonita, pues estaba rodeada de jardines preciosos en lo que fueron terrenos donados a la U de G, por el doctor Fernández de Cevallos. Me entristece saber que aquellos terrenos que fueran de nuestra facultad, se hayan ido perdiendo paulatinamente.
Tuve el privilegio de haber tenido una magnífica planta de profesores. Conservo los mejores recuerdos de maestros como el doctor Octavio Rivera Martínez, que nos dio Anatomía. Entre los estudiantes de primer ingreso se decía que “el que pasaba Anatomía, era ya veterinario». Otros profesores fueron el doctor Javier Rivera Hernández, quien nos impartió la cátedra de Bacteriología. El doctor Enrique López Pazarón nos dio Patología de Pequeñas Especies; el doctor Antonio Ladrón de Guevara nos dio excelentes conocimientos sobre bovinos; Guifre Muriá nos dio Fisiología; Cesar Sánchez, Administración de Empresas Agropecuarias, era un maestro durísimo. El doctor Victor Manuel Mercado Peregrina nos impartió Patologia y Clínica de Cerdos. La IQF Concepción Valdés nos enseñó Bioquímica, fue también una maestra durísima. El doctor Ignacio González, apodado»El Cartilago», nos dio Histología; el doctor Aquiles Merlos Castañeda, Ginecología e Inseminación Artificial; Rubén Anguiano Estrella, Patología y Clínica de equinos; el doctor Javier Sánchez Arias, Farmacología, una excelente persona y maestro, el doctor Gustavo Corona Cuellarfue nuestro maestro de Clínica de Pequeñas Especies. El doctor Antonio Toscano nos dio una excelente cátedra sobre Nutrición. El doctor Ricardo García Lozano, Zootecnia de aves; el doctor Luis Enrique Espinoza Páez nos enseñó a ser buenos cirujanos. El doctor Fabián Uviña Luna nos impartió la cátedra de Clínica y Patología de las Aves, entre muchos otros.
El ambiente de estudio y de trabajo era muy bueno. Nuestro padrino de la “Generación xx periodo 19791984”, fue el doctor Fabián Uviña, quien por cierto fue miembro fundador de AMVEC.
Tuve la suerte de haber pertenecido a un excelen te grupo de estudiantes que integrábamos el Grupo C. En aquellos años en nuestra facultad había cuatro grupos, el A, B, C y D. En tercer año, debido la fuerte deserción escolar, existía el sistema de integrar sólo dos grupos, el A y el B, reagrupando en ellos los grupos Cy D. Pero en nuestro caso, el Grupo C no se desmembró debido a nuestro buen desempeño, sino fue el Grupo A el que fue desbaratado.
Siempre tuve una mayor predilección por las materias de animales productores de alimentos, ya sea bovinos de leche, bovinos de carne, cerdos, cabras, aves. Nunca pasó por mi mente el hecho de dedicar mi práctica profesional a la clínica de pequeñas especies. Sin embargo, durante mi cuarto y quinto año de estudios me pude sostener económicamente y gané buen dinero vacunando perros de casa en casa.
Tuve la buena suerte de conocer durante la carrera un compañero a quien estimo y agradezco mucho, lero al doctor Rafael Sánchez Jiménez. Fuimos compañeros desde el primer año de estudios y condiscípulos del mismo grupo. Gracias a él, un año más tarde, pude visitar las primeras granjas de cerdos en Tepatitlán en 1980, anunciando de alguna manera lo que sería mi práctica profesional. Fue él quien me introdujo inicialmente al ambiente porcícola de Los Altos de Jalisco. Mi colega Sánchez Jiménez sería, al paso de los años, gerente de producción de la prestigiada empresa AVICAR. Actualmente Rafael se dedica a la comercialización de productos pecuarios, como la carne de pollo, de codorniz, huevo, etcétera.
¿Cómo era el ambiente estudiantil en sus tiempos?
Los miembros de mi generación y los condiscípulos de los años previos y posteriores pusimos en práctica y a la moda las “noches mexicanas” entre los estudian tes de Veterinaria, las cuales eran unas divertidas reuniones en las que bailábamos estruendosamente al ritmo de música de banda. Estos bailes se acompañaban con peleas de gallos, cuetes y con mucho ambiente. Organizamos muchos de estos festejos, que se convirtieron en una arraigada tradición entre los estudiantes de nuestra antigua facultad. Por ejemplo, las muchachas bonitas eran las de la Facultad de Psicología, las aventadas eran las de Enfermería. Nunca faltaban muchachas hermosas, algunas de las cuales terminaron siendo nuestras novias de juventud.
El inicio de una brillante carrera profesional en medicina porcina.
El doctor Quiles terminó sus estudios a finales de 1984. Recibió una primera propuesta de trabajo para ir a Tepatitlán, pero la rechaza para poder hacer su tesis; sin embargo, inició su práctica profesional a los 24 años de edad en febrero de 1985, laborando para la Subsecretaria de Pesca en una presa llamada Presa de las Piedras, cerca del pueblo de San Miguel de Hidalgo, municipio de El Limón, donde se producía lobina en la región sur del estado de Jalisco. Poco tiempo después, al retornar a su hogar durante un fin de semana en Guadalajara, su madre le menciona que tiene un mensaje con un ofrecimiento para ir a laborar en la granja de cerdos El Cóporo, propiedad del señor Álvaro de Anda, ubicada en terrenos que ahora están cubiertos por las aguas de la Presa Calderón. Se trataba de una granja de ciclo completo con 250 hembras de vientre. En dicha operación nuestro biografiado se ocupó de las más diversas actividades, iniciando así su fogueo en los menesteres de la medicina y de la zootecnia porcina.
Para titularse Héctor, quien ya laboraba intensamente en el campo, preparó cuatro tesis. Finalmente se tituló por medio de un examen de conocimientos profesionales al que es merecedor debido al buen promedio que obtuvo a lo largo de su estudios.
En mayo de 1985 es invitado por el doctor Rafael Sánchez Jiménez a laborar en la Empresa Porcícola AVICAR, con la responsabilidad de arrancar un nuevo proyecto de producción de cerdos, en una granja con 160 vientres. El doctor Quiles permanecerá en esta posición durante 17 años, Cuando se retira como gerente de producción en 2002, la empresa porcina de don Salvador de Anda contaba ya con 5,500 cerdas reproductoras.
¿Qué nuevos desafíos laborales y profesionales enfrentó?
Fui invitado en 2002 a arrancar un proyecto de genética porcina con TOPIGS de México, filial de una magnífica y seria empresa holandesa del mismo nombre. Se trata de una empresa global, líder en reproducción porcina e inseminación artificial y cuya casa matriz se halla en Helvoirt, Países Bajos. Inicié mi labor en esta compañía como jefe de proyecto, técnico, vendedor y finalmente como director de esta empresa. Han sido diez años de un extraordinario y satisfactorio esfuerzo, desempeñado con una entrega total. He aprendido mucho y este decenio me ha hecho madurar profundamente. Esta responsabilidad me ha dado la oportunidad de viajar intensamente por México, América Latina y Europa, y de conocer muchísimos colegas y gente que me han enriquecido mucho. Estoy muy agradecido con todos.
Un ciclo de la vida que se cierra y otro que se abre
Siempre he soñado con ser asesor independiente en mi área de especialidad y quizá, eventualmente establecer algún negocio en Tepatitlán, mi querida ciudad adoptiva. A lo largo de todos estos años he conocido mucha gente, tengo las relaciones para iniciar una nueva etapa laboral y profesional de mi vida y a la vez tener una vida más tranquila cerca de mi familia. He decidido por lo tanto retirarme de la empresa para la cual he trabajado estos últimos diez años. Afortunadamente, en las conversaciones con el licenciado César de Anda y la familia de Anda, quienes son mis patrones mexicanos, y con mis patrones holandeses, hemos decidido que me quedaré como consultor adjunto de la empresa dando apoyo a los muchos proyectos de nuestra empresa.
El entorno familiar del doctor Quiles
Nuestro biografiado conoce a la señorita Teresa de Jesús López Lara en la empresa AVICAR en 1985, cuando ella laboraba como responsable de las ventas del huevo de la mencionada empresa. Simpatizan y empiezan a salir. Su noviazgo duró dos años y medio, formalizaron y contraen matrimonio en la iglesia del Señor de la Misericordia el 14 de mayo de 1988 en Tepatitlán, Jalisco.
“Hijos de tigre, pintitos”
Héctor y Teresa han procreado a tres vástagos, los tres varones. Héctor Noé, de 23 años, estudiante del quinto semestre de la carrera de Medicina Veterinaria y Zootecnia en el Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA) de la Universidad de Guadalajara, Campus Las Agujas, ubicado en Zapopan, Jalisco. Le sigue Hugo Antonio, de 20 años, quien al igual que su hermano mayor hace también estudios de Medicina Animal en el CUCBA, cursando el tercer semestre y. finalmente, el pilón de la familia, llamado Juan Pablo de once años, quien cursa sus estudios primarios en el Colegio Niños Héroes, de Tepatitlán.
Héctor, el primogénito, es alto, delgado y blanco de complexión, muy expresivo, con muchas inquietudes, pero tranquilo, sociable y que generalmente dice lo que siente. Hugo Antonio, castaño, de carácter fuerte pero muy bromista, aprende con gran facilidad y Juan Pablo, buen estudiante, apegado a la madre por ser el más pequeño, juega tenis. Los hijos son aficionados al fútbol, buenos nadadores y aficionados a la música, gustan de mezclar la música electrónica y son muy fiesteros.
Gestión del doctor Héctor Quiles Corona
como Décimo noveno Presidente de AMVEC
2009-2011
Los primeros contactos con AMVEC
El doctor Quiles vive su primera experiencia con AMVEC en 1986, al participar en el xxi Congreso Nacional llevado a cabo simultáneamente en las ciudades de Puebla y Tlaxcala, organizado bajo la presidencia del doctor Francisco Javier González Padilla. Héctor es enviado por su empresa AVICAR y queda profundamente impresionado por la calidad de los trabajos presentados durante el programa científico, por el alto nivel de la organización del evento y por el remarcable buen ambiente de compañerismo, de amistad y familiar que siempre han caracterizado a los eventos AMVEC. A partir de este congreso, nuestro biografiado ha participado en prácticamente todas las convenciones de AMVEC.
¿Doctor Quiles, cómo se involucró inicialmente con AMVEC?
En 1994, participé junto con un visionario grupo de veterinarios de esta región de nuestro país, en la fundación de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos de Los Altos de Jalisco, mejor conocida por su acrónimo de AMVECAJ. En esta acción participaron colegas de la talla y prestigio profesional de Vicente Casillas Rodríguez, a quien menciono de una manera muy especial por el gran apoyo y amistad que desde entonces me ha brindado además de Fernando Villaseñor Ruiz, Salvador Espinosa Covarrubias, Santiago Zúñiga Solís, Armando Sedano Alvarado, Faustino Martín Casillas, Enrique García González, José Mario Rosado Estrada, Sergio Flores Cervantes, José Bravo Rizo, Ignacio Vázquez Carrasco, Jaime Duron Viveros, Arturo Rodríguez Orozco, Guillermo López Galindo, Luis García Gómez, Adrián González González, Héctor García Siordia, Francisco Medina Evangelista y otros distinguidos colegas reconocidos por su gran valor y experiencia en el campo de la medicina y de la producción porcina en la región.
Tuve la fortuna de haber sido electo como el primer presidente de este grupo de trabajo. Un año más tarde AMVECAJ fue premiada por AMVEC como la mejor asociación regional de especialistas en cerdos en 1995, durante el xxix Congreso de Puerto Vallarta, organizado por el colega Francisco Javier Gómez Zepeda.
Soy el único presidente de AMVECAJ que ha sido electo y reelecto para dos períodos: 1994-1996 y 1996-1998, gracias al trabajo que hicimos en AMVECAJ. Acabamos justamente de organizar la edición 2012 de este evento científico, hace apenas unos días con una presencia de más de 800 expertos nacionales e internacionales aquí en Tepatitlán.
Se me otorgó el honor de recibir el Jabalí Dorado de manos del doctor Mario Alberto Gómez Medina durante el xxxv Congreso Nacional de AMVEC en julio de 2000, siendo el recipiente más joven, pues cuando lo recibí tenía apenas 39 años de edad.
¿Cómo llega a la presidencia de AMVEC?
Fui invitado por el doctor Luis Fernando Morales Santini para formar parte de su mesa directiva en 2003-2005, como coordinador de las AMVEC regionales. Nunca me he considerado un político. Llegué a la cúpula de nuestra asociación sin hacer proselitismo.
Fue en 2003 que me invitaron a ser vicepresidente durante el XXXVII Congreso de AMVEC de Guadalajara, bajo la presidencia del colega Joaquín Becerril Angeles, pero no acepté porque consideré que yo aún no había hecho suficientes méritos para ser presidente. No fue sino hasta 2007, cuando la doctora Laura Batista me ofrece, o quizá deba decir, me exige, participar como candidato a la vicepresidencia. Fui electo en Querétaro durante el XXXXI Congreso Nacional de AMVEC y la colega Laura tomó la presidencia.
El haber fungido como vicepresidente fue una experiencia valiosísima. Se trató de un gran aprendizaje desconocía la organización y la administración interna de la asociación.
La décimo novena cabeza de AMVEC
El doctor Quiles asume la presidencia de AMVEC en 2009 en ocasión del XXIV Congreso Nacional de AMVEC llevado a cabo en Puerto Vallarta, Jalisco.
Su mesa directiva estuvo integrada durante los años de 2009 a 2011, por los siguientes miembros:
Presidente: MVZ Héctor Quiles Corona
Vicepresidente: MVZ Martin Segura Moncada
Secretario: MVZ Vicente Casillas Rodriguez
Tesorero: MVZ José Antonio Padilla Pérez
Coordinadores de AMVEC Regionales: MVZ Armando Sedano Alvarado y MVZ José Rubén Bojórquez Morales
Coordinadores del Comité Científico: MVZ Marco Antonio Carvajal Velásquez
Relaciones ante la Federación Nacional de Médicos Veterinarios Zootecnistas: MVZ Celestino Gallegos Vargas
Comisión de Estatutos: MVZ Sergio Flores Cervantes
Representante CONASA: MVZ Alfredo Becerra Flores
Coordinadores de Inscripciones: MVZ Mario de la Torre Lupercio y MVZ José Mario Rosado Estrada
Relaciones con la Industria: MVZ Jesús Olvera Macias y Jesús María Yescas Contreras
Representante American Association of Swine Practitioners (AASP): MVZ Alberto Stephano Hornedo
Representante ante CONEVET y CONSERVET: MVZ María Elena Trujillo Ortega
Responsable de la Oficina: Licenciado Gerardo Ruisánchez Rivas
¿Cómo fueron sus dos años de gestión al frente de los destinos de AMVEC?
Asertivo, el doctor Quiles responde:
Durante nuestro primer año funcionamos bajo el lema de: “Eficiencia más Rentabilidad”. Nos fue muy bien. Organizamos el xlv Congreso Nacional de AMVEC en el Puerto de Acapulco, Guerrero, del 4 al 6 de agosto de 2010, en el Hotel Fairmont Princess con la presencia de más de 900 congresistas. El evento fue dedicado en honor al doctor José Manuel Berruecos Villalobos. Como es costumbre, este congreso portó el nombre de un distinguido veterinario y colega mexicano. El evento fue todo un éxito.
Debo de comentar que tuvimos inexperiencia en el manejo de la asamblea, la cual no supimos manejar adecuadamente. Tuvimos, como es costumbre, un programa científico de la más alta calidad y, por supuesto, un estupendo programa social con un paseo en barco por la Bahía de Acapulco, patrocinado por Bayer, una cena-baile en el hotel sede el viernes y una comida de clausura en la playa el sábado.
Este congreso lo tuvimos que organizar entre el 4 y el 7 de agosto debido a que nos vimos obligados a retrasar las fechas, ya que como Amvec participamos activamente en luchar para conseguir la sede del congreso del International Pig Veterinary Society (IPvs). En 2010 fui a Vancouver junto a un excelente grupo de colegas, entre ellos: Vicente Casillas, Marco Carvajal, Antonio Padilla, Alberto Stephano, Abel Ciprián, Jorge López Morales, Laura Batista, el que esto relata y otros más.
Con gran satisfacción puedo decir que lo ganamos. Este año, es decir, en 2012, el IPVS será en la Isla de Jeju en Corea del Sur y México lo organizará en Cancún en el 2014. El doctor Stephano, miembro de nuestra mesa directiva será el presidente de este magno evento científico de nivel y clase mundial.
El segundo congreso que organizamos mi mesa directiva y yo, fue el xLvI Congreso Nacional de AMVEC del 20 al 23 de julio de 2011, en el Hotel Krystal de Puerto Vallarta, bajo el lema: «Sanidad y Zootecnia”. Fue un magnífico evento científico. Quedamos muy satisfechos, pues tuvimos una participación de más de 1,050 congresistas, uno de los más concurridos en la historia de nuestros congresos.
Fue dedicado a nuestro querido y muy respetado colega el doctor Jorge López Morales. En el área del programa social ofrecimos la tradicional noche mexicana, una cena-baile diferente, organizada en la playa, de blanco, la cual gustó mucho y hasta la fecha nos siguen haciendo excelentes comentarios. La comida de clausura fue en los jardines del hotel.
Desafíos, retos, problemas y logros
La mesa directiva encabezada por el doctor Quiles enfrentó diversos problemas. Entre ellos, el más grave ha sido la amenaza del narcotráfico enquistado en nuestro país desde hace muchos años, así como la inseguridad que ha azotado a todo nuestro país durante el gobierno del presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Héctor, acota preocupado:
Los mexicanos vivimos días aciagos de violencia y de incertidumbre, aunque afortunadamente tenemos en cambio una estabilidad económica y gozamos de otras muchas cosas que antes no habíamos tenido. Es responsabilidad de todos los mexicanos trabajar por el bien de nuestro país y no esperar a que los gobiernos y sus políticos nos solucionen todo.
Desde el punto de vista sanitario e infectológico, nos enfrentamos a las secuelas de la mal llamada pandemia de la Influenza Porcina, que asoló a México entre 2009 y 2010, y que no sólo afectó a nuestro país, sino a la porcicultura y directamente a la mesa directiva de la doctora Batista. Dichas secuelas han disminuido considerablemente para la industria porcina mexicana.
Con respecto a la enfermedad de Aujeszky, la campaña de erradicación continúa en nuestro país. Se necesita controlar esta virosis en el centro de México, via monitoreo serológico, virológico y por medio de la vacunación, con el objeto de que nuestro país sea libre en los próximos dos años.
El PRRS, Circovirus, Micoplasma, Actinobacilus, es decir, la pleuroneumonía porcina entre otras, persisten en la mayoría de regiones porcícolas de la república mexicana. Es necesario organizarse con campañas nitarias que puedan minimizar el efecto de estas ermedades que impactan en los resultados productivos y financieros de nuestras empresas.
Se está trabajando duro en subir los días de lactancia 21 a 24, ya que entre más jóvenes se destetan, más susceptibles son a los problemas a los lechones, más susceptibles causados por el streptococus suis y por el haemophilus parasuis. Dichos problemas se agudizaron cuando decidimos bajar los días de lactancia.
Además, dentro de los aspectos económicos de la industria porcina, los porcicultores mexicanos han enfrentado gravísimas situaciones debido al alza vertiginosa de los precios de los granos y a la revaluación del peso mexicano a trece y a casi catorce unidades ante el dólar americano.
Los precios de la carne de cerdo durante mi gestión fueron muy irregulares. Tuvimos temporadas de precios buenos y otras de precios bajos. El costo de producción de un kilogramo de carne de cerdo en pie aumentó hasta en un 20%.
Durante mi gestión, y como es habitual en AMVEC, participamos activamente con las instituciones oficiales, como CONASA en las mesas de negociación del Tratado de Libre Comercio con Brasil. Participamos activamente en las reuniones de emergencia con la Confederación de Porcicultores Mexicanos y autoridades sanitarias sobre los temas de Influenza que afectaron tanto a nuestra industria, como a nuestro país en general.
Entre los logros alcanzados por los integrantes de mi mesa directiva, fue el haber organizado dos muy buenos eventos anuales, logrando reunir a un alto porcentaje de empresas de la industria, que ya no participaban en nuestras convenciones. Además, organizamos varios seminarios con diversas universidades con el objetivo de capacitar a los futuros veterinarios, buscando tener un vínculo más cercano entre las universidades y AMVEC.
Apoyamos la formación del EPPOCH, es decir, de la asociación de Especialistas en Producción Porcina de Chiapas y su afiliación a AMVEC, participamos activamente en todos los eventos de las AMVEC Regionales y en muchos de ellos fuimos invitados como ponentes en sus eventos anuales, es muy importante la comunicación con todos las regionales del país.
Uno de nuestros grandes logros fue promover y concretar una reunión extraordinaria del consejo consultivo de AMVEC, que se llevó a cabo el 29 y 30 de marzo de 2011 en la ciudad de México. A esta reunión asistieron ocho expresidentes de AMVEC, a quienes deseo mencionar y agradecer por su buena voluntad y por tantas arduas horas de trabajo que le dedicaron a AMVEC. A esta reunión asistieron el doctor Ramiro Ramírez Necoechea, el doctor Francisco Javier González Padilla, el doctor Juan José Maqueda Acosta, el doctor Armando Patrón Rosado, el doctor Abel Ciprian Carrasco, el doctor Joaquín Becerril Angeles, el doctor Luis Fernando Morales Santini y el doctor Primo Molina Uribe.
Por parte del Consejo Directivo de AMVEC, participamos el doctor Martín Segura Moncada, vicepresidente; el doctor Vicente Casillas Rodríguez, secretario; el doctor José Antonio Padilla Pérez, tesorero; el licenciado Gerardo Ruisánchez Rivas, responsable de la oficina, y su servidor Héctor Quiles Corona como presidente.
La reunión se organizó teniendo en mente dos objetivos. El primero fue la revisión y modificación de estatutos que regirán a nuestra asociación AMVEC en los próximos años. El segundo fue el concretar la idea derealizar el libro sobre la historia de Amvec que en este momento estás leyendo y para el cual se eligió atinadamente al doctor Miguel Ángel Márquez.
De manera muy especial quiero agradecer al doctor Ramiro Ramírez Necoechea, presidente fundador de AMVEC, por ceder una vez más a nuestra agrupación el uso del logotipo de nuestra asociación y que nos identifica por todo el mundo.
Premio Jabalí Dorado
En 2010, en Acapulco entregamos dos Jabalies Dorados, uno al doctor Alfredo García Rendón y otro al doctor Alfredo Becerra Flores. En 2011 entregamos otros dos Jabalíes Dorados, en esta ocasión al doctor Primo Molina Uribe y al doctor Marco Antonio Carvajal Velásquez.
Estudios de Postgrado
Nuestro biografiado ha hecho estudios de postgrado, consistentes en una especialidad en Producción Animal: Cerdos, en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1996 y estudio Desarrollo Gerencial en Empresas Pecuarias, en – Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA) en la ciudad de Guadalajara en 1998.
Ha escrito y publicado varios artículos técnicocientíficos en revistas de divulgación de su especialidad y ha impartido numerosas conferencias a nivel nacional e internacional.
Epílogo
Deseo comentar que la industria porcina mexicana sigue siendo profundamente influenciada por la porcicultura europea y americana. Que las nuevas y preocupantes tendencias sobre bienestar animal, seguridad alimentaria, trazabilidad y residuos de antibióticos y otras substancias en la carne del cerdo producido industrialmente van a afectar profundamente a los porcicultores mexicanos y a nosotros, los especialistas en producción porcina en las áreas de la medicina y de la zootecnia de los cerdos, que en nuestra práctica cotidiana actual nos vemos obligados a abusar de los medicamentos y que somos más veterinarios que zootecnistas y que deberemos afrontar estos retos en México, tarde o temprano.
Finalmente, deseo expresar mi reconocimiento a todas las personas que me han ayudado a superarme a lo largo de mi vida. A mis padres que me dieron la vida, el estudio y los ejemplos de humildad, trabajo y honestidad que busco cumplir todos los días. A mis hermanos por el apoyo incondicional y la armonía y unidad familiar que siempre hemos tenido. A mi querida esposa Teresa, por su paciencia. Sin ella, simplemente no sería el hombre que soy actualmente a mis hijos que son mi motor y mi alegría para continuar haciendo siempre nuevas cosas.
A mis amigos. Ellos saben quiénes son, gracias por haberme ayudado a lo largo de mi camino y que son parte de mi formación. Al señor Salvador de Andagadillo, por enseñarme tantas cosas de la vida, por compartirme su sabiduría y todos esos momentos que hemos pasado juntos durante todos estos años.
Gracias a todos mis colegas. Mencionaré a tan sólo algunos de ellos, sin olvidar a tantos de ellos que han contribuido para que yo sea el profesional y el veterinario que soy hoy en día. Al Mvz Rafael Sánchez Jiménez, por esos primeros años de aprendizaje y formación. Allicenciado César S. de Anda Molina, por todos estos años trabajando en sus proyectos. Al doctor Jaime Durón Viveros y al doctor Juan José Maqueda Acosta, mis asesores en mis inicios. Al doctor Alberto Stephano Hornedo, con quien estoy profundamente agradecido por ser mi maestro, asesor y amigo, y de quien he aprendido tantísimas cosas. Al doctor Carlos Rodríguez Perrusquía, asesor en las técnicas y artes administrativas. Al ingeniero Paúl Vriesekoop y al doctor Peter Geesink de Topigs, por tantas horas de trabajo compartidas en el campo. A mis amigos y compañeros de trabajo, MVZ Ana González Ornelas, ingeniero Luc Willekens, C.P. Rigoberto Villegas Casillas y LA E José Barba Franco, por todas esas horas de trabajo desinteresado, del cual me siento tan orgulloso.
Vaya finalmente mi agradecimiento sincero a todos mis compañeros veterinarios y profesionistas de las áreas de la clínica y de la zootecnia en granjas porcinas, que en su momento me han dado su apoyo y por todo lo que he aprendido de cada uno de ellos. A todos esos héroes anónimos, que son las personas que me han permitido trabajar con ellos en las granjas porcinas. Disculpen mis regaños. A cada uno de ellos se los cambio ahora por un agradecimiento. Ustedes han dado sentido a mi vida profesional y han sido parte importante en la formación de lo que ahora soy como hombre y como veterinario.
¡Gracias mil!