AMVEC

MVZ PRIMO MOLINA

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Buenas tardes a todos, mi nombre es Primo Molina. Me dedico al control de enfermedades transfronterizas, ya sean conocidas, exóticas o de impacto económico en el comercio nacional y mundial. Mi experiencia como socio se remonta al año 1983, hace 39 años, cuando ingresé a la asociación a la edad de 23 años.

Mi primer congreso en la AMEC fue a los 23 años, justo un año después y semanas antes de presentar mi examen profesional. Recuerdo claramente ese momento, ya que estaba en Puerto Vallarta cuando recibí la notificación para presentar mi examen, que tuvo lugar pocos días después. En ese momento, la pasión por la profesión aún no estaba completamente desarrollada, pero ese congreso fue amor a primera vista. La presencia de un problema de fiebre porcina clásica en Sonora despertó mi interés y me dije a mí mismo: «Esto me gusta, esta asociación es para mí».

La AMEC fue un punto de encuentro para muchos jóvenes comprometidos en la profesión veterinaria. Iniciamos nuestras actividades profesionales a temprana edad, algunos incluso antes de cumplir los treinta años. El compromiso y la dedicación fueron clave para muchos de nosotros. Sin embargo, no puedo afirmar que hayamos creado una escuela, ya que no soy maestro y no sé cómo formar a alguien para que haga lo que yo hago.

La zootecnia fue una opción que consideré antes de cursar la carrera, pero la falta de opciones cercanas en Yucatán me llevó a estudiar veterinaria. Durante mis años en la universidad, desarrollé una pasión por los cerdos. Comencé trabajando en avicultura, pero en 1989, al iniciarse las campañas de erradicación del cólera porcino a nivel nacional, tuve la oportunidad de involucrarme en el sector porcícola.

En mi trayectoria, he sido testigo del crecimiento y éxito de jóvenes profesionales, como el caso de Hugo, quien fue moderador en una de las pláticas recientes. Ver a la nueva generación destacarse en la profesión es gratificante y demuestra que el compromiso y la pasión continúan presentes en la AMEC. Aunque no me veo como maestro, he tenido la fortuna de ver a varios sobrinos putativos, crecer y sobresalir en el ámbito veterinario.

En resumen, mi experiencia en la AMEC ha sido enriquecedora y apasionante desde mi ingreso en 1983 hasta la fecha. La asociación ha sido un espacio donde he compartido conocimientos, experiencias y he visto crecer a nuevas generaciones de veterinarios comprometidos. Aprecio la oportunidad de formar parte de esta comunidad y contribuir al control de enfermedades transfronterizas. Gracias por permitirme compartir mi trayectoria y reflexiones con todos ustedes.

Continuando con mi trayectoria, debo destacar la importancia del trabajo en el control de enfermedades transfronterizas. Desde el inicio de mi participación en la AMEC en 1983, he dedicado mis esfuerzos a abordar problemas sanitarios en el ámbito nacional e internacional, especialmente en el comercio de productos pecuarios.

A lo largo de los años, la AMEC ha sido un espacio fundamental para intercambiar conocimientos y estrategias en el control de enfermedades. La epidemiología ha sido una parte fundamental de mi labor, enfrentando desafíos relacionados con enfermedades conocidas, exóticas y de impacto económico. La colaboración con otros profesionales en la asociación ha sido clave para el éxito de muchas campañas y programas.

Es fundamental reconocer la evolución y los cambios en el panorama de la veterinaria y la producción pecuaria. La AMEC ha sido testigo y protagonista de estos cambios, brindando un foro para discutir y abordar los desafíos actuales y futuros de nuestra profesión. En este sentido, el compromiso de las nuevas generaciones es vital para mantener y mejorar los estándares en el control de enfermedades y la producción animal.

Al reflexionar sobre mi experiencia en la AMEC, puedo decir con certeza que la pasión por la profesión veterinaria sigue siendo una fuerza motriz en esta asociación. Ver a jóvenes colegas destacarse y contribuir al desarrollo de la medicina veterinaria es motivo de orgullo y optimismo para el futuro de nuestra disciplina.

En conclusión, agradezco a la AMEC por brindarme un espacio en el cual he crecido profesionalmente y he contribuido al control de enfermedades transfronterizas. El compromiso, la dedicación y la colaboración en nuestra asociación han sido la base de muchos logros, y estoy seguro de que la AMEC continuará siendo un referente en la medicina veterinaria en México. Gracias a todos por su atención y por ser parte de esta comunidad.