LUIS VILLASEÑOR MICHEL5
MVZ, CMP, DTP, FPD…
“Una de las pocas cosas que nos distinguen de los animales,
es la capacidad anímica al buen humor y a la risa”
Yo
Aclaración
Cualquier semejanza o parecido con la realidad no es coincidencia, sino maligna intención del autor.
Introducción
Hace aproximadamente un año se acuñaron dos términos que describen a otros tantos grupos de nuestra profesión y que son reveladores de una división gremial que no debería existir en nuestra hermandad.
Uno describe a un veterinario especial, cuyo campo de acción son las universidades e institutos, una crema de doctorados y masters, a los que por abreviación o mala intención, se les ha denominado “CreMasters”.
El otro describe el grueso de nuestros miembros, caracterizado por la ausencia en la pared de un diploma o título extra de alguna universidad extranjera, porque laboran fuertemente ligados al campo y que se ha autodenominado “Corraleros”
¿Qué opina el “Corralero” del “CreMaster”?
1. Lo siente sangrón e infumable.
2. Cree que se siente superior profesionalmente.
3. Cree que en asuntos de aplicación práctica es un auténtico pelmazo.
4. Que le resulta endiabladamente decir “no sé”.
5. Piensa que critica sus experiencias de campo válidas e importantes por carecer del famoso significado
estadístico.
6. Cree que le deleita poder pescarlo en algún pequeño error o inexactitud en juntas o congresos para
ridiculizarlo.
7. Frecuentemente comunica en un lenguaje incomprensible nutrido de figuras parecidas al sánscrito.
¿Qué opina el “CreMaster” del “Corralero”?
1. Frecuentemente lo siente hostil y agresivo, pues aquél no reconoce abiertamente su calidad profesional.
2. Lo cree inferior a él profesionalmente y no acepta la validez de sus experiencias por la falta de significado estadístico.
3. Cree que no es más que un empírico y tolera paternal y condescendientemente su falta de conocimientos académicos.
4. Cree que lo está midiendo constantemente en su trabajo de campo, para ver a qué hora la riega y poder decir más tarde que es un idiota de título o triple según sea el caso.
Desde luego existen numerosos tipos de “CreMasteres” y “Corraleros”, pasemos pues a hacer una rápida clasificación de los principales y más representativos.
Nota: Cualquier semejanza con la clasificación del PUP (Por la Unificación del Pendejo) obedece a la falta de originalidad del autor, más que a una simple coincidencia.
CreMasteres
El Solemne (muy frecuente). Pedante y engreído, pronuncia el otomí con acento francés y no le habla su mamá desde que regresó de Europa.
El Bibliográfico. No pude hablar dos minutos seguidos sin soltar el: “Taylor encontró”. “Graham piensa”. “Dickinson dice”. “Walter et al”, etcétera.
El Nostálgico. Cada siete minutos nos recuerda que: “Allá en Cambridge…” “Cuando estaba en Cornell…” “Cuando trabajé en Guelph, Davis…», etcétera.
El sorprendido. Se fue a Europa pensando en unas vacaciones padres y… ¡Oh sorpresa! Que lo ponen a estudiar so pena de retache.
El Nacionalista. Sufrió ocho meses en Alemania la falta de chiles, totopos, chilaquiles, menudo, su chuperior y el “Casos de Alarma”.
El Divain. Sólo Europa es divain, divain…
El Decepcionado. Sufre en París un desencanto ya que siempre creyó que la Sorbona era una fuente de sodas gratis.
El Susceptible (e ignorante). Cuando finalmente le anunciaron: “Te vamos a mandar a Cornell», se ofendió tanto que no le volvió a hablar a su consejero en seis meses.
El Cándido. Propuso como tema de su tesis “Causas probables de la preñez en vacas hold se la aceptaron.)
El Agachón. Estuvo muerto de risa todo el tiempo en la universidad que lo tuvo en el extra un mes después que regresó entró a la industria privada.
Desde luego, los tipos puros son muy raros; siendo la regla, las mezclas de dos o más.
Corraleros
El Folclórico (Clásico). Tipo ya descrito en el dibujo anterior, botas, sombrero, navaja, ropa vaquero, bigote caído, etcétera.
El Timorato. Anda feliz, feliz, porque su novia le dijo que “hace tres semanas que no se enferma” y a él, así le gustan: ¡Sanotas!
El Cachuchero. No dispara, ni en defensa propia. Lo encontramos en todos los festejos de cortesía de la industria, no paga cuotas, pero asiste a todos los congresos, simposio y juntas donde además hay chupe. Por estas características lo conocen todas las chavas de “La Kermesse” en La Piedad.
El Experto Avícola. Lo único que entiende de aves es cómo soltar, amarrar y apostar a los gallos de pelea. No se pierde ni una.
El Polaco. Tiene en su oficina veintisiete fotografías en donde se le ve luchando abrazo partido con otros del idem para aparecer junto con el candidato, gobernador, presidente, líder, etcétera. Carga a diario doce credenciales indispensables.
El Serio. Trabajador, estudioso, dedicado, asiste puntualmente a sus citas, paga sus cuotas gremiales, no bebe y se acuesta temprano. Creo que hay tres.
El Galañán. Reñido a muerte con el agua, el jabón Palmolive y el Fab. Conserva en su overol tantas y tan inmemorables huellas de su trabajo, incluyendo feromonas de cochino, que las marranas en celo lo persiguen apasionadas en las granjas que visita.
Hay por supuesto, también tipos mixtos que con extracción corralera se comportan como CreMasteres y viceversa. Los ejemplares representativos son de sobra conocidos.
«Toda broma en el fondo cumple la función
de apreciar con tolerancia y buen humor
un rollo muy serio».
¿Cuál es la imagen real de este problema cuya consecuencia mínima
ha sido esta aparente división Corralero-Cremasteriana?
Nota: Para evitarme las preguntas y comentarios de los amantes de la estadística y de la precisión, aclaro desde un principio que este trabajo no pretende tener, ni mucho menos, algún valor estadístico.
Haciendo un poco de historia, nos encontramos con que antes de 1950, los veterinarios con grado de maestro en Ciencias o de doctor en Filosofía eran desconocidos en México. Entre 1950 y 1955, Juan Manuel Michel primero, y después Miguel Huerta Hernández, Manuel Ramírez Valenzuela y Francisco Paredes Montes, obtienen títulos de especialización sobre Nutrición o Salud Pública, en Estados Unidos y en Canadá. Sin embargo, en la década de los cuarenta, muchos de nuestros maestros visitaron universidades e institutos de investigación en el extranjero para hacer estudios, a veces por largo tiempo, pero siempre sobre algún tema específico: Rabia, Fiebre Aftosa, Brucelosis, Cirugía, etcétera.
Su cometido y preocupación eran el objeto de un conocimiento que aplicarían inmediatamente a su regreso y no el traerse un rollo de papel a manera de título o diploma. Ésta es la razón de que ninguno de ellos hiciera estudios formales.
Dignos representantes de esa época son los maestros Alfonso Alexander Hernández, Aline Schunemann de Aluja, quien más tarde se gradúa como maestra en Patología en la Universidad de Pennsylvania; Aurora Velásquez Echegaray, Alfredo Téllez Girón, José Suárez Michel, Fernando Camargo Nuñez, Óscar Ocaña García, etcétera.
En la década de los cincuenta, se crea la Oficina de Estudios Especiales a través de la cual, y en vista del súbito crecimiento de la avicultura y de la nutrición en particular, salen a hacer estudio formales al extranjero sobre las áreas, más bien de su necesidad que de otro motivo, la primera camada de veterinarios mexicanos entre 1955 y 1960.
Si los datos no nos fallan, pertenecen a esta camada: Eduardo Rivera Cruz, Ricardo Moreno Chan, Jesús Estudillo López y Antonio Cuauhtli, entre otros.
Más tarde, el entonces Centro Nacional de Investigaciones Pecuarias, la Universidad Nacional Autónoma de México, en complicidad con la finada Fundación Rockefeller, animan a un selecto grupo de jóvenes veterinarios a irse al extranjero con la condición de efectuar estudios formales y obtener un título. Así, entre 1960 y 1968 se forma una generación a la que pertenecen: Pedro Solana, Marco Antonio Hidalgo, Manuel Berruecos, Gustavo Reta, Esparza, Casas Pérez, Cabello y nuestro llorado Luis Escriba.
Hasta ese entonces teníamos: patólogos, microbiólogos, ornitopatólogos, nutriólogos, maestros en Producción y Reproducción Animal, genetistas, etcétera. Pero todavía nadie se había interés por el rollo de los cochinos en forma específica interesado e desconcertar así, Ramírez Necoechea se decide desconoce con su papel los ingleses en Cambridge y regresa con su patocochinólogo a obligarnos con su papel de varios meses, sus nuevos aires totonaco-londinenses, de primer mexicano especialista en cerdos graduado en el extranjero.
También a partir de 1960, surge una generación especial, mixta y sándwich, porque se van a estudiar fuera, como Dios les da a entender y con becas o préstamos ajenos a la universidad, la Rockefeller o Palo Alto, con una sola excepción. Mixta, porque surgen los primeros “CreMasteres”.
Algunos obtienen títulos. Otros no, pero dos o tres regresan francamente insoportables, con la pose y actitud del que perdona nuestra ignorancia y estulticia. A esta generación pertenecen entre otros Macías Naranjo, Ramírez Aceituno, Guzmán Clarck, Carlos Noriega, Enrique Beltri y Héctor Quiroz. Este último, la referida excepción en más de una sentido.
Con el programa para el fomento de estudios a nivel superior que coordinan la Facultad de Medicina Veterinaria, por un lado, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología mejor conocido como Conacyt, y Palo Alto por otro, entre los años de 1968 a 1975, da comienzo la “Ola CreMaster” y de más de treinta postgraduados que teníamos antes de ese periodo, saltamos en 1975 hasta más de 250, habiendo en la actualidad una horneada de cerca de 50 colegas en preparación.
El objeto básico del Programa Universitario de la Fao, fue la formación de investigadores y maestros en Ciencias que cumplieran a su regreso al país, precisamente, esa función, la de ser maestros de tiempo medio completo, para así poder mejorar el nivel académico y purgar paulatinamente a la Facultad de todos aquellos elementos docentes que en vez de cariño e interés por la enseñanza y la profesión, eran motivados por el discutible interés de aumentar, con el honroso título de catedrático universitario, un dudoso u oscuro currículo.
Por otro lado, el enorme crecimiento, complejidad y sofisticación que ha experimentado la industria animal en México en los últimos 25 años, hacía necesario contar con suficientes técnicos capaces y bien entrenados para la docencia y para resolver y prevenir los problemas sanitarios de nuestros animales y mejorar su rendimiento por medio de la aplicación, en forma realista y de acuerdo a nuestros recursos, de los conocimientos obtenidos en países desarrollados.
Es pues, loable y digna de reconocimiento la iniciativa de nuestra máxima Casa de Estudios y de nuestro gobierno de fomentar la creación de profesionistas especializados.
Sin embargo, los comités o consejos encargados de decidir quién va y a dónde, son gran parte responsables de la aparición del “CreMaster”.
Permítaseme explicarme:
Existe una diferencia básica entre las generaciones de especialistas o postgraduados que se gestaron antes y después de 1968.
Las primeras están formadas por veterinarios, quienes antes de emprender estudios a nivel superior se ensuciaron las manos y pisaron el campo mexicano, vivieron y palparon sus respectivas áreas de interés profesional en el ámbito nacional, a veces por muchos años. Esta vivencia, esta experiencia, los capacitó para decidir antes y en el curso de su formación en el extranjero, cuáles de los programas de estudio ofrecidos y conocimientos impartidos eran útiles o aplicables para nuestros propósitos y realidad nacional, y cuáles eran superfluos, inadaptables o un lujo impermisible de acuerdo a nuestros recursos.
En otras palabras, la mayoría de estos veterinarios regresaron bien orientados, con los pies sobre la tierra y con un claro concepto de cómo sacarle el mayor jugo posible a su naranja.
Independientemente de esta diferencia básica, es de justicia señalar que muchos de estos veterinarios han sido formadores de grupos considerables de muy competentes colegas, quienes se han beneficiado de los conocimientos y experiencia de aquellos, los que han dejado constantemente una huella indeleble de su paso.
La segunda generación de especialistas, la “Ola CreMaster” gestada a partir de 1968, en su gran mayoría y salvo muy raras y honrosas excepciones, se diferencia de la primera, en que sus miembros, todavía oliendo a la placenta de la universidad y al biberón de la ahora Facultad de Medicina Veterinaria y sin habérseles dado la oportunidad u obligado a que conocieran, experimentaran y vivieran nuestra realidad agrícola y pecuaria, fueron enviados a países desarrollados muy diferentes al nuestro de donde nos los devolvieron con un rollo apantallante de títulos bajo el brazo, pero desorientados, con los pies a muchos metros de altura sobre el territorio nacional, a veces con una serie de conocimientos inútiles e inaplicables y convencidos que lo que es bueno para Inglaterra, Alemania, Francia o Estados Unidos, es necesariamente bueno y realizable para México, ignorando hasta extremos peligrosos nuestros recursos materiales y nuestra muy peculiar idiosincrasia.
Muchos han vuelto con la chabacana creencia de que tanto los sistemas de enseñanza, como la metodología pecuaria-industrial, como el tipo de investigaciones que rifan en otros países, deben ser calcados, implantados o hasta impuestos en México, como única vía para tumbarnos las plumas cabeza y sacarnos de nuestro subdesarrollo.
¿Y qué es lo que a la fecha se ha logrado?
1. Causar desconcierto entre el alumno a nivel licenciatura a quien se le entrena o enseña a nivel Hannover, o Guelph o Cornell, para que salga a ejercer su profesión a nivel Zacazonapan, Abasolo o Cadereyta.
2. Planear (y muy a menudo efectuar) incosteables proyectos de investigación básica que no podemos permitirnos y cuyo resultado nunca tendrá más utilidad práctica que la de permitir a su autor aumentar su currículo por medio de la publicación en algún “Journal” internacional.
3. Embarcar a nuestro gobierno en costosos y poco prácticos planes y programas.
Cabe abrir aquí un paréntesis para que recordemos que a todos nosotros la universidad y nuestros estudios de especialización nos han resultado virtualmente de “cachucha” y que esto ha sido posible gracias al sacrificio, a veces sangriento de nuestro campesino, de nuestro obrero, que son quienes menos beneficios obtienen de su forzado sacrificio, y en muy menor medida de nuestra pequeña y alta burguesía y que estamos obligados moralmente a pagar al pueblo a cuyas costillas nos formamos.
Volviendo a entrar en materia, el colega “corralero” tiene también cola que le pisen, y también aquí con justicia reconocemos la existencia de honrosas excepciones con el fin de que sólo se sientan ofendido los que les venga el saco.
1. En materia de idiomas, el “corralero puro” está desgraciadamente incapacitado para leer en otra lengua, revistas y publicaciones periódicas de su interés (cuando éste existe), ya que el inglés u otros idiomas que nos empacaron en secundaria y preparatoria, no nos sirven ni para ligar una gringa en los cursos de verano.
Esta incapacidad lingüística es disculpable. Lo que no lo es, es que asesine impunemente, cada vez que habla o escribe, al idioma de Cervantes, ya que además de ser su lengua materna, la estudió en detalle (o se supone) por lo menos once años.
2. En materia de apariencia personal, la moda es asunto de cada quien; sin embargo, no está reñida con la higiene. Resulta del caracol que a todo un profesionista universitario se le distinga por algún olor, que no sea propio o se refiera a él como: “El cuate aquel con el overol lleno de caca seca”.
3. Aunque es verdad que normalmente el “Corralero” vuelve al hogar, arrastrando las botas por el diario batallar por los frijoles, con más ganas de descanso o de un trago reparador, que de otra cosa como leer o estudiar seriamente, también es cierto que una vez obtenido el título que lo acredita como miembro de su profesión pierde rápidamente interés en su capacitación sistemática.
4. Lee poco, no está suscrito a revistas técnicas, y es muy apático a todo lo que sea asociación profesional, tiende a rehuir la comunicación escrita de sus experiencias, muchas veces muy valiosas.
5. A base del contacto constante con los problemas sanitarios de su área es muy rápido y acertado en sus diagnósticos, sin embargo, sus tratamientos muy frecuentemente son caros y un tanto empíricos. Es un artillero siempre al escopetazo, sólo para estar seguro. Los problemas serios, nuevos o atípicos lo desconciertan. Lo que ocasiona que deba recurrir al “CreMaster” y ahí es donde se origina el desgarriate que nos ocupa.
¿Qué puede hacerse para zanjar estas diferencias
Corralero-Cremasterianas?
Es básico en primer lugar, el entender que no hay nadie “superior”, de no ser la cerveza o la anatomía de Sofía Loren. Sólo hay colegas a quienes el pueblo y su propio interés les han dado la oportunidad de especializarse y hay otros que no han tenido interés o se les ha negado esa oportunidad. Sin embargo, cada uno de nosotros no es más que un pequeño engranaje de una maquinaria, una ruedita dentada tan importante que sin su contribución al proceso, aquella quedaría parada. Engrasamos pues, nuestra maquinaria, la de la producción pecuaria.
Compañero especialista, bájate de tu nube. No estamos, ni podemos nunca estar como en Estados Unidos, Francia, Israel o Japón. Vivimos en México en 1976. En un México joven, desigual, subdesarrollado, primitivo, sobrepoblado, pobre. Así que sé congruente con él. Trabaja, enseña e investiga, pero aplica tus conocimientos de acuerdo a nuestros recursos, nuestra idiosincrasia, nuestra realidad.
Diseña una tecnología mexicana, ensaya nuestros recursos mexicanos, pública para los mexicanos. No pienses egoístamente sólo en tu ya de por sí apantallante currículo. Tenemos mucho que aprender, pero enseña con humildad, tienes mucho que investigar, pero hazlo sin pedantería. Guíanos de la mano, pero sin soberbia y recuerda que el “corralero” tiene mucho, pero mucho que enseñarte y que sin su concurso todos tus hallazgos y conocimientos no pasarían de ser más que jaladas académicas que no trascenderán las puertas de las aulas o de los laboratorios.
Compañero veterinario de campo, trata de elevarse algunos metros del nivel del suelo en que trabajas. Tú has sido parte básica de nuestro desarrollo pecuario y tu importante labor merece reconocimiento, pero no olvides que en esta era atómica, en que nada es absoluto, los conceptos científicos, las verdades de antaño, la tecnología cambia constante y vertiginosamente, y que quien deja que se le vaya el tren de la actualización y el estudio constante y sistemático, se queda para siempre en la estación del empirismo y la ignorancia.
Prepárate, estudia, mantente al día, invierte parte de tus emolumentos en publicaciones técnicas, comunica tus experiencias y observaciones clínicas y acepta, cuando sea de buena fe, el consejo o la observación del “CreMaster” sin sentirte ofendido o menospreciado. Recuerda que por muy chavo que sea o inexperto en la práctica, siempre podrá enseñarte algo útil.
Enséñale tú, pero con compañerismo, no lo ridiculices, ni lo pongas en evidencia cuando observes su torpeza.
¡Marchemos hombro con hombro, de igual a igual, para lograr la meta que nos es común, un México mejor!
Pequeña y curiosa reseña histórica del emblemático logotipo del simpático «Cerdito AMVEC»
El tradicional e inconfundible logotipo del “Cerdito AMVEC”, que ha representado e identificado y que ha sido y es motivo de unión y orgullo entre los miembros de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos, prácticamente desde su fundación en 1970 hasta la fecha, fue diseñado en 1968 por el fundador de esta asociación mexicana de veterinarios especialistas en cerdos, es decir, por el doctor Ramiro Ramírez Necoechea.
El dibujo del “Cerdito AMVEC” fue concebido siguiendo las instrucciones del doctor Ramírez Necoechea, por el señor Pablo Peña, quien era dibujante diseñador gráfico que laboraba en el Centro Nacional de Investigaciones Pecuarias (CNIP) de Palo Alto, Cuajimalpa, delegación ubicada en el poniente de la ciudad de México.
Desde el inicio el logotipo de AMVEC fue de color negro, y no fue sino hasta 1996 en que en el libro de memorias del xxxI Congreso Nacional de AMVEC, organizado por el doctor Abel Ciprián Carrasco y su mesa directiva en el Puerto de Veracruz, el “Cerdito AMVEC» aparece ya en color rojo, color que conserva hasta la fecha actual.
¡El orgullo de ser y pertenecer!
¿Y la Cochinita AMVEC color de rosa?
La «Asociación Internacional de Señoras de Médicos Veterinarios” se instituyó como parte integral de los preparativos para la organización del magno evento que representó para los veterinarios mexicanos, la implementación y ejecución del XIX Congreso Mundial de Medicina Veterinaria que se llevó a cabo del 15 al 21 de agosto de 1971 en el Auditorio del Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano de Seguro Social, ubicado en la avenida Cuauhtémoc número 330 de la Colonia de los Doctores, en la ciudad de México.
La primera presidenta de la referida asociación fue la señora Margarita M. de Andonegui y en la mesa directiva laboraron las señoras Margarita Meade de Sámano, Concepción Noriega, Norma de Mercadillo, Marta Ruano de Ramírez Necoechea y Julieta Ortíz Gaitán de Villaseñor, entre otras.
Cabe el honor a la señora Julieta Ortíz Gaitán, esposa del colega José Villaseñor Michel, mejor conocido por todos nosotros como “El Pepone”, haber diseñado y creado en 1972 la coqueta y simpática “Cerdita AMVEC”, de color rosa adornada con cuatro flores sobre la frente y portando unas largas y rizadas pestañas.6
Por extensión y al paso del tiempo, este grupo de esposas de veterinarios fundaron de facto la asociación femenina de AMVEC, la cual tomó el nombre de: “Comisión de Acción Femenil de AMVEC” (CAFA) y cuya mesa directiva cuando colaboraron en la organización del ix Convención de AMVEC en Morelia, Michoacán, en febrero de 1973, estuvo integrada de la manera siguiente:7
Comisión de Acción Femenil (CAFA) de AMVEC
Coordinadoras nacionales
Martha Ruano de Ramírez
Alejandra Díaz González de Green
Silvia Molina de Delgado
Margarita Mead de Sámano
Julieta Ortíz Gaitán de Villaseñor
Coordinadora de la IX convención
Elisa V. de Hernández
Coordinadoras foráneas
Michoacán
Rosita Rizo de Maya
Ana María Soto de Garibay
Jalisco
María Eugenia Holguín
Guillermina de Uviña
Guanajuato
Gloria Towle de Gurza
Carmela de Pérez
Veracruz
Rocío Rodríguez de Reta
Morelos
Julieta de Cortez
La Laguna
Ofelia de Aguilar
Porcirama
La revista Porcirama fue una de las primeras revistas especializadas publicadas en el ámbito veterinario de México, que nació y se instituyó como el órgano de difusión y de extensión del conocimiento técnico-científico de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos, con el objeto de publicar las experiencias y los resultados obtenidos a partir de la investigación práctica llevada a cabo por los primeros médicos veterinarios especialistas en medicina porcina, zootecnia y producción porcícola. En esos primeros años de la vida de AMVEC la investigación que se lograba hacer como es sabido, era de tipo práctica y surgida del trabajo a nivel de campo, es decir, fueron los frutos de una actividad clínica “corralera”.
El primer número
El primer número de Porcirama fue publicado a principios de 1971, portando como lema: “Por el Desarrollo y la Tecnificación de la Porcicultura Nacional”.
Su creador y fundador fue el médico veterinario zootecnista Ramiro Ramírez Necoechea. Es por iniciativa y creatividad de este colega pionero y visionario que el primer número ve la primera luz a principios de la década de los años setenta del siglo pasado, como un medio de comunicación impresa para informar, enseñar, capacitar y hacer llegar las novedades y la tecnología más novedosa a los veterinarios ejerciendo su práctica profesional cotidiana a nivel clínico.
Este tipo de revistas de difusión técnica a manera de eslabón de nivel intermedio, llenaron y siguen llenando el vacío de información que no cubren las revistas científicas actuales de alto nivel indexadas con comité editorial, que demandan un formato y un contenido con un rango muy elevado exigencia.
El directorio del primer número de la revista Porcirama, ejemplar ahora revestido de un gran valor histórico, estuvo compuesto de la manera siguiente:
Director: Ramiro Ramírez Necoechea
Subdirector: Jorge Green Macías Supervisor Técnico: Salvador Sámano Álvarez
Relaciones Públicas Internacionales: Luis Villaseñor Michel
Relaciones Públicas Nacionales: José Villaseñor Michel
Jefe de Publicidad: Víctor Ruiz Esparza R.
Supervisor Editorial: Francisco Ruiz Sánchez Pontón
Fotografía: Lucas Avila González
Arte: María del Rosario García
El Consejo Técnico de Porcirama de esa primera época estuvo compuesto por un numeroso grupo de veterinarios:
Alfredo Téllez Girón
Felipe Flores Romero
Aline Schunemann de Aluja
Francisco Luis Castillo
Jorge Flores Menéndez
Oscar Ocaña García
Mario Martell Delgado
Manuel Berruecos Villalobos
Jorge Basurto Bello
Ernesto Müdespacher
Jorge Mercadillo Rodríguez
Enzo Sartoni
Francisco M. Domínguez
Gilberto Gómez Priego
Juan Manuel Maya González
Roberto Abe Almada
Ricardo Reta Peterson
Amílcar González de Cosío
Raymundo Varela López
El artículo editorial de este primer ejemplar fue escrito por el mvz Luis Villaseñor Michel y se intituló:
«¿Por qué escribir?»
Por su importancia, relevancia y vigencia actual lo transcribimos íntegramente:
“Para que una revista subsista necesita de articulos que sean oportunos, objetivos, veraces y originales. Sin información no se concibe el progreso. Se cree que el escribir es muy difícil y de ahí a la apatía que se siente por hacerlo, para ello al igual que cuando se habla, hay que organizar la idea, analizarla y sintetizarla.»
“El estilo literario es algo tan personal de cada autor, que no debe preocuparle a nadie. En cuanto al plan general de la organización, construcción y redacción de un artículo, pasaremos a ustedes los cánones preestablecidos y aceptados universalmente.»
“De nuevo, ¿por qué escribir?»
“Lógicamente porque tengo una importante información médica, que será útil para que la conozcan los demás. Mi información podrá ser Comunicación Original (resultados de investigación científica pura o aplicada). Nota Clínica Patológica (que deberá compararse con casos similares ya publicados y acompañarse de fotografías, esquemas o dibujos). Revisión Bibliográfica (abundante en referencias para darle validez estadística) o Comunicación Preliminar (cuando se tengan hallazgos de interés sobre investigaciones a largo plazo).
“El manuscrito requerirá de un gran tiempo y cuidado y deberá hacerse un bosquejo muy elaborado sobre los puntos más importantes del artículo. Su extensión no importa, es su contenido el que determinará el número de páginas; hay ocasiones en las cuales una página puede resultar demasiado y cien muy pocas.
“Del título dependerá, muy a menudo, que el artículo se lea o no, este deberá ser sugerente para que motive al lector. Al desarrollar el contenido se tratará de ser conciso, sin usar conceptos teorizantes o dudosos y ser objetivo y realista. El lenguaje debe ser sencillo y comprensible y las palabras técnicas es preferible explicarlas (en lugar de miotenositis, es mejor decir, inflamación de un músculo y su tendón). Evítense términos rebuscados.
“Para estar seguro que lo que se escribe es original, siempre deberá hacerse una previa revisión de la literatura médica asequible y si el artículo requiere de cuadros, tablas, gráficas u otras formas estadísticas, deberán ser claras y simples dando la completa información de por sí.
“Las partes de que conste el artículo dependerán de la naturaleza del mismo, así por ejemplo, una comunicación científica consistirá de Título y Subtítulo. Autores. Introducción. Material y Métodos. Resultados. Discusión. Conclusiones. Agradecimientos (si los hay). Resumen y Referencias.
“Introducción.- Deberá ser concreta, equilibrada y expresar la razón del por qué se efectuó el trabajo.
“Material y Métodos.- Se reseñarán los elementos que intervinieron y las técnicas que se usaron.
“Resultados.- Se darán en el orden de cómo se expresaron en material y métodos y en forma clara, breve, objetiva y completa.
“Discusión.- Se comentarán e interpretarán los resultados comparándolos con los otros autores. Hay escritores que aquí mismo establecen sus conclusiones, lo que es perfectamente aceptable.
“Resumen.- Concentrará todo lo antes dicho y se forma solamente con parte de la introducción, resultados y conclusiones.
«Referencias Bibliográficas.
«Nombre de los autores».
Este número inicial de esta revista adelantada para su tiempo estuvo compuesto de los siguientes apartados.8
Sección «Ágora Porcina» con el artículo: «Peste o Fiebre Porcina Africana», escrito por el MVZ Mario Martell y el MVZ F. Cerón M. Página 7.
Sección «Panorama de Sanidad» con el artículo: «Control de la Disentería Porcina», escrito por el MVZ Jorge Mercadillo. Página 9.
Sección de «Instalaciones y Manejo» con el artículo: «Ventilación», aportado por el MVZ Ramiro Ramírez Necoechea. Página 11.
Sección «Capsulas Porcinas» con el artículo: «¡Lo último!» escrito por el MVZ Luis Villaseñor. Página 14.
Sección de «Nutrición y Economía Porcna» con el artículo: Estudio Económicoen Cerdos de Abasto», por el MVZ Enrique Vargas. Página 18.
Sección de «Actualidades Porcinas» con artículos varios: «El problema del sorgo», «Disentería Vibriónica en el Norte», «Crecimiento de la Porcicultura en el Noroeste», «Contro de hongos en el sorgo», «Peste Porcina Africana en Cuba», «Nueva Empacadora en Sonora», «Hembras Yorkshire para la exportación», «Guerra entre ganadores». Página 22.
Sección “Entrevista del Mes” con el artículo: “Entrevista al Sr. Humberto García. Presidente de la Mutualidad de Porcicultores del D. F.” Entrevistadores: MVZ Salvador Sámano y MVZ J. M. Cobos. Página 24.
Sección “Consultorio AMVEC”. “¿Cual es su problema?”, por el mv Felipe Flores Romero. Página 26.
Sección “La Idea del Mes” con el artículo: “No cabe duda… Siempre se aprende algo nuevo”. Página 28.
Sección “AMVEC”, con el artículo: reunión Extraordinaria de AMVEC Sección México”, por MVZ Jorge Green Macías. Página 29.
Sección “Próximos Eventos” en la cual se anuncia y publica el programa científico con los títulos de las conferencias y nombre de los conferencistas del xix Congreso Mundial de Medicina Veterinaria que tuvo lugar en la ciudad de México en agosto de 1971, en las instalaciones del Centro Médico Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social y que fue inaugurado por el presidente Luis Echeverría Álvarez.
Este número inicial comportó un total de 35 páginas, de las cuales catorce muestran publicidad pagada por empresas de la industria químico-farmacéutica-biológica veterinaria, de casas proveedoras de genética y de compañías fabricantes de alimentos balanceados.
La portada de la revista con fondo rojo muestra la fotografía de una cerda recién parida, amamantando a sus lechones.
El diseño de la mencionada portada principal lleva como encabezado el título de “Porcirama”, escrito con letras en formato de minúsculas de color amarillo-oro. En el lugar de la letra vocal “o” de la palabra, se encuentra el dibujo de un pequeño cerdo sonriente de color blanco, erguido de pie sobre sus miembros posteriores. En los miembros anteriores, es decir, en sus “manos”, sostiene una mazorca de maíz de color rojo. Además, en el ángulo inferior derecho de la portada se halla el tradicional logotipo del “Cerdito AMVEC” de color negro. Un dato curioso es el que no muestra el precio de venta del ejemplar.
Impresiona gratamente la calidad y nivel técnico-científico que contiene este primer número de la revista Porcirama, órgano informativo y de difusión para los miembros de La AMVEC, para los productores porcícolas y para las individuos relacionados a la porcicultura de México, América Latina y de España. Es sorprendente la calidad y nivel que alcanzó y sostuvo a lo largo de más de quince años.
El segundo número
Al leer y revisar el ejemplar número dos de Porcirama, se observa que ya aparece con su dirección postal, la cual estuvo ubicada en avenida Insurgentes Sur número 576, 2° Piso. México 12, D. F., con los teléfonos 543-27-45 y 536-38-01.
En este caso la revista ya tiene impreso el precio de $10.00 pesos, el ejemplar y de $100.00 pesos la suscripción anual.
Inicialmente, y como es el caso todos los albores de una gran tarea y de un enorme reto, el doctor Ramírez Necoechea, director fundador de Porcirama, cita que en un principio y que mes a mes, carecían de artículos de interés para publicar y que el doctor Ramiro Ramírez, el doctor Jorge Green, el doctor Alberto Casarín, el doctor Manuel Berruecos y otros más, tenían que hacer aportaciones de último momento para ser publicadas. Con el objeto de no ser repetitivos los mencionados colegas, empleaban pseudónimos para no dar la impresión de ser protagonistas.
Primera época
La revista Porcirama se publicó en su primer periodo hasta el número 120, Año 10, Volumen x, el cual vio la luz en mayo de 1971, es decir, se publicó durante quince años, de 1971 a 1986, bajo la dirección del MVZ Ramiro Ramírez Necoechea.
Al finalizar esta primera época, el precio de venta del número 120 era de $300.00 pesos el ejemplar y la suscripción anual, es decir, de doce números fue $3,000.00 pesos o bien $30.00 dólares americanos.
Porcirama estuvo oficialmente registrada ante la Secretaría de Educación Pública con el número: SEP No. 117-72.
Segunda época
Debido a una serie de desencuentros e insatisfacciones, el señor Víctor Ruiz Esparza, ya como gerente de Porcirama y completamente desligado de La AMVEC, continuó publicando Porcirama durante prácticamente cinco años más; del número 121 al número 160 de agosto de 1990, último ejemplar que hemos sido capaces de localizar, en tiempos de la mesa directiva presidida por el colega Carlos Valencia Bravo y que correspondió al Año 13, Volumen XIII, No. 160, 1990. Durante este segundo periodo Porcirama fue dirigida por el Mvz Francisco Bravo y el mvz Manuel Vaquero.
En este tiraje correspondiente al número 160, se publicitó el VII Congreso Nacional de La AMVEC, el cual se llevó a cabo en la ciudad de Guanajuato del 19 al 22 de septiembre de 1990. Además, se anuncia un Simposio Internacional sobre “Enfermedades del Cerdo y su relación con la Biologia Molecular”, organizado por la UNAM Y AMVEC del 27 al 28 del mismo año y cuyos organizadores fueron el doctor Abel Ciprián por la Fez Cuautitlán y por La AMVEC, el doctor Carlos Valencia y el doctor Sergio Trueba, que tuvo lugar en el Auditorio de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, ubicada en avenida Cuauhtemoc número 1481, Colonia Santa Cruz Atoyac, México, D. F.
Es sorprendente e impactante observar los altísimos niveles de inflación que sufrió la moneda mexicana en esos años de los sexenios de los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, pues el costo del mencionado simposio fue de $300,000.00 pesos mexicanos y de $100.00 dólares americanos.
Tercera época
Durante este tercer periodo la revista Porcirama publicada de 1990 a 1994 decayó sensiblemente, la aparición de los números ya no tenía una cadencia mensual, sino esporádica y sin secuenciación. Esto ocurrió hasta agosto de 1994, que es la fecha del último ejemplar que hemos podido localizar. A diferencia de los artículos publicados a lo largo de la época de oro de Porcirama, los cuales siempre se caracterizaron por ser propositivos, analíticos, creativos, prácticos, pero sobre todo originales. En tanto que en la etapa final de esta revista los temas fueron generalmente acríticos.
Porcirama había perdido su importancia y validez. Los articulos publicados no eran más que publicaciones traducidas del inglés al español tomadas de otras revistas, lo que en el argot editorial de la especialidad son conocidos como «refritos». Todo esto precipitó la pérdida de interés por leer esta estupenda revista, que en sus tiempos dorados fuera modelo de vehículo informativo y difusión técnico-científica para veterinarios y productores porcícolas.9
Creación del Premio El Jabalí Dorado y del Premio Alfredo Téllez Girón
Una tradición muy bien establecida y reconocida entre los miembros de La AMVEC, es el Premio Jabalí Dorado, independientemente de los criterios que se hayan aplicado para otorgarlo a lo largo de las diversas épocas. Por otro lado, el Premio Téllez Giron nació en la misma fecha que el Jabalí Dorado, es decir, durante el VIII Congreso de La AMVEC llevado a cabo en Guanajuato. Ambos premios se entregaron por vez primera en el VIII Congreso de La AMVEC en Torreón.
¿Cómo nació El Jabalí Dorado?
Transcripción del texto escrito por el doctor Ramiro Ramirez Necoechea, sobre el origen del Jabalí Dorado10
Terminaba la sesión de la VII Reunión AMVEC celebrada en Guanajuato, se hacía sentir la euforia despertada entre los asistentes para hacer más atractivas las reuniones de La AMVEC, pues precisamente en esa ocasión, celebrabamos la reunion de transición entre la Asociación de Especialistas en Cerdos (AVEC) y la recién formada Asociacion Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (AMVEC).
La dinámica que el grupo Torreón, comandado por el doctor Fernando Aguilar había impreso a la reunión, estimuló la dadivosidad y la generosidad de los presentes, a fin de tener para el evento de Torreón, la VIII Reunión de La AMVEC, mayor motivación que estimulara a la asistencia. A final de cuentas sería la Primera Reunión La AMVEC que se hacía lejos del centro del país y habíamos terminado exitosamente nuestra VII Reunión en Guanajuato.
El resultado de esta euforia, fue la promesa de entrega de premios de toda laya para el próximo evento, premios en metálico, viajes, botellas, regalos, premios en especie, publicaciones, menciones, etcétera.
A continuación señalamos los premios y las ofertas generosas de esa ocasión, según la relatoría hecha por el doctor Jorge Green, secretario en funciones de La AMVEC de esa época:
Recuerdo que en compañía del señor Víctor Ruiz Esparza, fuimos a ver a mi compadre, el doctor José Villaseñor, director técnico de Laboratorios Norwich, para que nos indicara cuándo podíamos recoger el premio alusivo, mencionado en el cuadro previamente descrito. Mi finísimo compadre “El Pepón”, nos dijo que nosotros escogieramos una figurilla de bronce en la empresa Arte Metálico, que a la sazón tenía su taller por el barrio de Xoco (ignoro si aún existe).
El colega Villaseñor recordaba haber visto una escultura en bronce representando una marrana con sus lechones mamando. Al buscar en Arte Metálico tal figurrilla, se nos informó que ya no existía y que ya no la fabricarían más. Desesperanzados, recorrimos los exhibidores de la empresa buscando algo “ad hoc» para el efecto. Finalmente, encontramos la estatuilla de un jabalí en posición de ataque.
En este momento se me ocurrió que sería una buena presea para premiar a los expositores que a travésde un trabajo manifestaron las fallas de los sistemas establecidos y que con indice “igneo” señalaran las vías de corrección. Con esa idea en la mente se adquirieron dos “Jabalies Dorados”, los que fueron entregados por primera vez en la reunion de Torreón a las personas siguientes: doctor Alfredo Téllez Girón y doctor Carlos Ortega.
Después de esa ocasión, el Jabalí Dorado se entregó con diferentes motivos tales como premiar al porcicultor más agresivo de la época, en aquella ocasión, al señor don Fernando Rivero Cebada. Así como premiar trabajos de vanguardia en áreas poco manejadas por los AMVECs, tal como, los trabajos de Judith Licea de Vargas y sus estudios bibliográficos de la porcicultura mexicana presentados en la reunión de Morelia.
O premios al mejor veterinario del año, como el otorgado a un servidor en la convención de Ixtapa, lo cual se contraponía con el punto seis de los acuerdos de la VIII Reunión de AMVEC, celebrada del 30 de octubre al 2 de noviembre de 1971, en la ciudad de Torreón, Coahuila. en donde se dice:
VI.- EL JABALÍ DORADO. Se decidió instruir como símbolo para los mejores trabajos y actuaciones gramiales proactivas. El trofeo consiste en un Jabalí de Bronce que se denominará «EL JABALÍ DORADO».
¿Cómo nació el Premio Alfredo Téllez Girón?
En cuanto al Premio Téllez Girón, esté se propone en la VII Reunión de Guanajuato y se materializa en la VII Reuión de Torreón. El patrocinador original de dicho premio fue el mismo dector Téllez Girón. Este premio se estuvo entregando hasta la X Reunión de Veracruz. Después, por gestiones de Jorge Green y Rafael Téllez Girón (hijo de Don Alfredo), que a la sazón manejaban la AMVIFA, trasladaron el remio Tellez Girón a la Cámara de la Industria Farmacéutica, como homenaje póstumo a la memoria del maestro, dándole una orientación hacía los intereses de la Industria Farmacéutica, que lo hacía más congruente con la trayectoria que en vida llevó el doctor Téllez Girón. El primer premio Téllez Girón lo recibieron José Villaseñor y Armando Shimada.
RELACIÓN DE PREMIOS JABALÍ DORADO
Congreso | Año | Sede | Estado | Fecha | Galardonado |
VII | 1971 | Torreón | Coahuila | 30 octubre al 2 noviembre 1971 | Alfredo Téllez Girón Carlos Ortega |
VIII | 1972 | Curnavaca | Morelos | Febrero de 1972 | No disponible |
IX | 1973 | Morelia | Michoacán | 3 al 5 de Febrero | Judith Licea De Arenas Fernando Rivero Cebada |
X | 1974 | Veracruz | Veracruz | 15 al 18 de Mayo 1974 | Jorge Mercadillo Rodríguez José Villaseñor Armando Shimada José Manuel Berruecos |
XI | 1975 | Hermosillo | Sonora | 5 al 8 de Febrero 1975 | No disponible |
XII | 1976 | León | Guanajuato | 4 al 7 de Febrero 1976 | No disponible |
XIII | 1977 | México | D.F. | 6 al 10 de Septiembre 1977 | Ramiro Ramírez Necoechea |
XIV | 1978 | Los Mochis | Sinaloa | 28 al 30 d abril 1978 | José Miguel Doporto Diaz |
XV | 1979 | Acapulco | Guerrero | 19 al 21 de julio 1979 | Carlos Pijoan Aguade |
XVI | 1980 | Guadalajara | Jalisco | 13 al 16 de septiembre 1980 | No disponible |
XVII | 1981 | Ixtapa | Guerrero | 1 al 5 de julio 1981 | Jorge Alberto Flores Menéndez Óscar Ocaña Francisco Pérez |
IPVS | 1982 | México | D.F. | 26 al 31 de julio 1982 | IPVS No Hubo Premio |
XVIII | 1983 | México | D.F. | 29 de junio al 2 de julio 1983 | Fernando Quintana Ascencio Juan José Masqueda Acosta |
XIX | 1984 | Mazatlán | Sinaloa | 29 junio al 2 de julio 1984 | Alberto Stephano Horneado Carlos Chong Romero |
XX | 1985 | Mérida | Yucatán | 11 al 14 de julio 1985 | Antonio Morilla González Juan Manuel Maya |
XXI | 1986 | Puebla Tlaxcala | Puebla Tlaxcala | 10 al 13 de junio 1986 | Carlos Barrañon Jaled Martin Chávez Bonilla |
XXII | 1987 | Acapulco | Guerrero | 13 al 16 de agosto 1987 | Silvia Diaz de Cabrero |
XXIII | 1988 | León | Guanajuato | 22 al 25 de septiembre 1988 | Jorge Green Macías Rene Velasco |
XXIV | 1989 | Morelia | Michoacán | 20 al 24 de julio 1989 | Jorge López Morales Miguel Garibay Solorio |
XXV | 1990 | Puerto Vallarta | Jalisco | 19 al 23 de julio 1990 | Abel Ciprián Carrasco Javier Rivera Hernández |
XXVI | 1991 | Mérida | Yucatán | 15 al 18 de agosto 1991 | Concepción Diaz Rayo Pablo Correa Girón |
XXVII | 1992 | Acapulco | Guerrero | 28 al 31 de agosto 1992 | María Luisa Rosas Eduardo Avalos |
XXVIII | 1993 | Cancún | Quintana Roo | 8 al 12 de julio 1993 | Emilio Campos Morales Grupo Fes Cuatitlán |
XXIX | 1994 | Puerto Vallarta | Jalisco | 15 al 18 de septiembre 1994 | Martin Chávez Bonilla Fernando Aguirre Bravo |
XXX | 1995 | Manzanillo | Colima | 27 al 30 de julio 1995 | Gerardo Iglesias Sahagún |
XXXI | 1996 | Veracruz | Veracruz | 20 al 26 de agosto 1996 | Jesús María Yescas Contreras |
XXXII | 1997 | Ixtapa | Guerrero | 21 al 24 de agosto 1997 | Mario Gómez Medina |
XXXIII | 1998 | Guanajuato | Guanajuato | 10 al 13 de agosto 1998 | Joaquín Becerrin Ángeles |
XXXIV | 1999 | Mérida | Yucatán | 12 al 16 d agosto 1999 | Laura Batista García |
XXXV | 2000 | Acapulco | Guerrero | 28 al 31 de julio 2000 | Irma Elizondo Espinoza Héctor Quiles Corona |
XXXVI | 2001 | Querétaro | Querétaro | 26 al 30 de julio 2001 | Carlos Valencia Bravo Gustavo Pineda Solorio |
XXXVII | 2002 | Puerto Vallarta | Jalisco | 25 al 29 de julio 2002 | Consuelo Arana Flores Ernesto Calderón Mena |
XXXVIII | 2003 | Guadalajara | Jalisco | 17 al 21 de julio 2003 | Antonio Méndez Lugo Serafín Solorio Cazares |
XXXIX | 2004 | Mazatlán | Sinaloa | 17 al 20 de julio 2004 | Margarita Trujano Castillo |
XL | 2005 | León | Guanajuato | 28 de julio al 1 de agosto 2005 | Pedro Pradal Roa |
XLI | 2006 | Ixtapa | Guerrero | 13 al 17 de julio 2006 | Celestino Gallegos Vargas |
XLII | 2007 | Juriquilla | Querétaro | 16 al 19 de agosto 2007 | Susana Mendoza Elvira Edgar Diaz Estrada |
XLIII | 2008 | Morelia | Michoacán | 23 al 26 de julio 2008 | Adelfa del Carmen García Contreras Horacio Lara Puente |
XLIV | 2009 | Puerto Vallarta | Jalisco | 22 al 25 de julio 2009 | Jorge Gonzales Lavín |
XLV | 2010 | Acapulco | Guerrero | 4 al 6 de agosto 2010 | Alfredo García Rendon Alfredo becerra Flores |
XLVI | 2011 | Puerto Vallarta | Jalisco | 20 al 23 de julio 2011 | Marco Antonio Carbajal Velázquez Primo F. Molina Uribe |
XLVII | 2012 | Guadalajara | Jalisco | 18 al 21 de julio 2012 | Arturo Cervantes Miranda |
XLVIII | 2013 | Mazatlán | Sinaloa | 17 al 20 de julio 2013 | No disponible |
Premio «Homenajeado del año»
Obra del escultor Ángel Cruz Moreno.
La escultura llamada «Génesis» busca ejemplificar la interacción entre el hombre y cerdo.
La obra fue ideada por el doctor Luis Fernando Morales Santini en 2003.
En el año 2003 surge la idea de homenajear con el nombre del congreso a una persona que se haya destacado por sus contribuciones en pro de la porcicultura y nuestro gremio dentro de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos A. C. Mejor conocida como AMVEC.
Fue durante la gestión del doctor Luis Fernando Morales Santini que se establece este homenaje y que sigue otorgándose hasta la fecha.
Congreso | Fecha | Sede | Homenajeado |
XXXIX | 28 Julio al 01 Agosto 2004 | Mazatlán, Sinaloa | Dr. Carlos Pijoan Aguade |
XL | 13 al 17 de Julio 2005 | León, Guanajuato | Dr. Ramiro Ramírez Necoechea |
XLI | 16 al 19 de Agosto 2006 | Ixtapa, Guerrero | Dr. Juan José Maqueda Acosta |
XLII | 25 al 28 de Julio 2007 | Juriquilla, Querétaro | Dr. Abel Ciprián Carrasco |
XLIII | 23 al 26 de Julio 2008 | Morelia, Michoacán | Dr. Alberto Stephano Hornedo |
XLIV | 22 al 25 de Julio 2009 | Puerto Vallarta, Jalisco | Dr. Pablo Correa Girón |
XLV | 4 al 6 de Agsoto 2010 | Acapulco, Guerrero | Dr. José Manuel Berruecos Villalobos |
XLVI | 20 al 23 de Julio 2011 | Puerto Vallarta, Jalisco | Dr. Jorge López Morales |
XLVII | 18 al 21 de Julio 2012 | Guadalajara, Jalisco | Dr. Laura Batista García |
XLVIII | 17 al 20 de Julio 2013 | Mazatlán, Sinaloa | Dr. Carlos Valencia Bravo |
Listado de AMVEC regionales
Nota Bene
La presente reseña histórica de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (AMVEC), quedaría incompleta sin mencionar a una pléyade de distinguidos médicos veterinarios, quienes sin haber sido presidentes o formado parte de las mesas directivas de AMVEC, destacaron y han destacado a lo largo de los años en sus diversas disciplinas de especialización, como son las áreas del trabajo clínico-diagnóstico-terapéutico en el campo, de la docencia y de la investigación en medicina, zootecnia, nutrición, genética, epidemiología porcinas y otras áreas más.
Entre ellos deseamos reconocer a los colegas:
Gustavo Reta Peterson, Alfredo Stephano Hornedo, Miguel Doporto Díaz, Pablo Correa Girón, Fernando Aguirre Bravo, Francisco Holguín Hernández, Jaime Aranda Velasco, Héctor Carrillo Melgar, Everardo González Padilla, Jorge López Morales, Raul Schinca F., Carlos Pijoan Aguadé, Antonio Morilla González, Javier Rivera Hernández, Alberto Casarín Valverde, Jorge Cuarón Ibargüengoitia, Ricardo García Lozano, Margarita Trujano Castillo, Antonio Aguilar Esparza, Marilú Alonso Spilsbury, Jorge Carlos Rodríguez Buenfil, Susana Mendoza Elvira, María Elena Trujillo, Roberto Martínez Gamba, Mario Haro Tirado, Ernesto González, Víctor Manuel Flores Aguayo, Celestino Gallegos Vargas, Pedro Pradal Roa, Armando Shimada, Carlos Peraza, Manuel Vaquero, Pedro Pablo Lora Méndez, Carlos Ramayo, Rafael Rosales Ortega, Carlos Rosales Ortega, Enrique Castro y Jesús López, Juan Garza Ramos, Daniel Hagen, Jorge Basurto Bello, Gilberto Lobo, Luis Molina, Manuel Gutiérrez, Aline S. de Aluja, Diego Cabrero, Francisco L. Castillo, Jorge Flores Menéndez, Alejandro Polanco, Alfredo Téllez Girón, Alejandro Aceves, Carlos Bañuelos, Mario Osorio, Miguel Bedoya, Sra. Olga Lucero, Joaquín García Rivas, Rubén Morales, Juan Manuel Acevedo, Francisco Pérez, Mónica Pérez, Nelly Souza, José M. Gamboa, Daniel Basto, Manuel Quijano Canto, Marco Barrera Wadgimar, Pascual De Anda, Víctor Ruiz Esparza, Aldo Pontecorvo, René Ledesma, José Abin, Óscar Montes, José Luis Domínguez, Leonel Haro, Humberto Arizpe, Ernesto Calderón Mena, Arturo Gutiérrez, Alfonso Valdez, Martha Fuentes, Eduardo Lanfranchi, Roberto Martínez, Ricardo Navarro, Miguel Garibay, Miguel Ángel Mora, Ricardo Navarro Fierro, Javier Flores Covarrubias, Marco A. Herradora, Mario Velasco, Sergio Trueba, Fernando Rivera M, Juan Manuel Maya, Silvia Díaz De Cabrero, Javier Jaime, Emilio Campos, Armando Meléndez A., Filiberto Mendivil, Gustavo A. Piñedo S., Enrique Abreu Sierra, Arturo Cervantes Miranda, César Arrigunaga Coello, Mario Álvarez Fleites, Alejandro Alzina López, Hector Flores Andrade, Genaro González Pineda, Antonio Méndez Lugo, Mauro Castañeda De La Peña, Roberto González Pérez, Miguel Jiménez Castellanos, Jesús María Yescas Contreras, Manuel De Jesús Montelongo, Jesús Horacio Lara Puente, Tonatiuh Cruz Sánchez, Rubén Borja, José L Aguilera Fuentes, Carlos Baños, Jorge Tortor Rafael Gómez Medina, Adelfa Del Carmen García C., Arturo Juárez Martínez, Ricardo Lugo Armenta, Gustavo Adolfo Pineda Solorio, Raúl Origel López De Cárdenas, Enrique Alejandro Ayala Parra, Alberto Herrera Martín Del Campo, Juan Manuel Maya Rizo, Ricardo Alverado Bribiesca, Rubén Bojórquez Morales, Luis Felipe Olea Ruíz, Juan Manuel Bustos, Germán Borbolla Sosa, Agustín Araiza Soto, Rafael Olea Pérez, Alfredo García Rendon, Alfredo Becerra Flores, Rosalba Carreón Nápoles, Enrique Corona Barrera, Daniel Mota Rojas, Eduardo Fano, Enrique Moncada, José Iván Sánchez Betancourt, Gonzalo Rocha Chávez, Eduardo Arturo Fano González, Jorge González Lavin, Jesús Miramontes, Ricardo Trevizo Corrales, J. Rubén Bustos Serrano, Vicente Casillas Rodríguez, José Antonio Padilla Pérez, José Mario Rosado Estrada, Mario De La Torre Lupercio, Armando Sedano Alvarado, Sergio Flores Cervantes, Jesús Olvera Macías, Gerardo Ruisánchez Rivas, Diego Braña Varela, Josué Peñaflor Siller, Noe Armenta Chaparro, Miguel Ángel Nares Ortega.
Asimismo, pedimos disculpas si no ha sido posible nombrar a tantos y tantos otros colegas veterinarios especialistas en cerdos que, sin duda alguna, merecen por sus méritos profesionales ser mencionados en este listado, pero no pudimos recabar suficientes datos para hacerlo.
Epílogo
Este ha sido el recueno histórico del surgimiento y del desarrollo de una especialidad en Medicina Veterinaria en México, es decir, la saga de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos que se ha labrado a golpes de perceverancia y dedicación a lo largo de más de cuarenta y seis años durante los cuales ha sido dirigida por veintiún presidentes quienes han llevado cabo cuarenta y ocho congresos nacionales e internacionales y un sinnúmero de actividades académicas y científicas en apoyo de la industria porcícola nacional, de los productores de cerdo México y el a capacitación técnica, educación continua y extensión del conocimiento entre los veterinarios que la conforman.
AMVEC desde sus balbuceantes principios e incipientes primeros pasos, se irguió como una asociación pionera y líder, entre todas las asociaciones de especialistas coetáneas que se fueron fundamentando y estableciendo concecutivamente en aquellos años de a segunda mitad del siglo pasado.
Asimismo, la AMVEC se caracteriza por ser una institución gremial técnico-científica, habiendo sido la primera agrupación gremial de especialistas en cerdos en el continente americano. Además AMVEC se levanta como el ejemplo a seguir por todos aquellos veterinarios mexicanos, latinoamericanos, españoles y de otros países, en lo que concierne al compañerismo, al ambiente de convivencia familiar, la interacción con esposas e hijos, que al paso de los años abarca ya dos generaciones. El mencionado ambiente ha sido el sustrato y el fermento que han permitido y favorecido el surgimiento de amistades entrañables entre sus miembros a nivel nacional e internacional.
5. Conferencia presentada por el MVZ Luis Villaseñor Michel durante el XVLL Congreso Nacional AMVEC en León, Guanajuato. 1 al 4 de febrero de 1976.6. COMUNICACIÓN PERSONAL. Entrevista telefónica con la doctora Julieta Ortíz Gaitán de Villaseñor. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad Nacional Autónoma de México/UNAM. 5 de diciembre del 2012.
9. Agradezco sinceramente al doctor Ramiro Ramírez Necoecheapor sus comentarios y por el material proveído para poder documentar y escribir el presente capítulo.7. COMUNICACIÓN PERSONAL. Datos aportados vía correo electrónico por la doctora Julia Ortíz Gaitán de Villaseñor. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad Nacional Autónoma de México/UNAM. 18 de diciembre de 2012.
8. Notas del autor.
10. Entrevista hecha en el domicilio del doctor Ramiro Ramírez Necoechea. Ciudad de México, 11 de febrero, 2013.