Me llamo Marco Antonio Carbajal Velásquez y mi primera vez en AMVECA fue en Morelia en el año 1987 o 1988, la memoria no me falla. Desde entonces, he estado participando en todos los congresos, excepto un año que fue cuando nació mi hija y que no pude asistir. Estuve a cargo de la presidencia de AMVECA empezando en el año 2013 y terminando en el año 2015, pero tuvimos una variante interesante en el 2014. Fue el congreso internacional de veterinarios Felipe. Ese año, por decisión de todo el consejo, no se hizo el congreso de AMVECA. No hubo congreso en el 2014, solo asamblea. Tuvimos todo el protocolo como asociación, pero no tuvimos congreso. Entonces, en realidad, me dejaron solo con un congreso, aunque no por pandemia. Bueno, o solamente un congreso en ese período.
Yo no estudié veterinaria por un gráfico o un Animal Planet. No soy médico veterinario por los animales en diferentes conceptualizaciones, de pequeñas especies o exóticas. En mi caso, desde el principio, siempre me gustó trabajar en especies de producción. Empecé trabajando en una granja que era de gallina de postura y después en otra más grande de cerdos. Fue donde me empecé a entusiasmar por la producción porcina. Tal vez porque es una parte integral. En las aves, en las gallinas, todo el manejo es una parte del proceso. En cambio, en los cerdos, ves desde la gestación, el desarrollo de la hembra de reemplazo, la gestación, el parto y el desarrollo de los lechones hasta que los vendes o los sacas con mango. Primero, es una vocación, no es un deseo o unas ganas simplemente porque me gustan los perritos, los gatitos o los elefantes. La segunda parte es que estamos dentro de una industria que genera una enorme responsabilidad, porque somos los que proveemos de nutrición al mundo. Físicamente, la parte de carne, la carne de cerdo, que es una de las carnes más consumidas de todo el mundo. Tenemos una normalidad y es parte también de lo que me apasiona el hecho de producir para poder satisfacer a alguien en cuanto a sus necesidades básicas, que es la nutrición.
Uno de los mayores éxitos es el haber influido en personas que tenían cierta aversión a los cerdos o a la carne de cerdo. Por cuestiones culturales, podríamos llamar así, de que la carne es mala, te hace daño. Si estás enfermo, no comas carne de cerdo o toma leche. De poder convivir con mucha gente que tenía esa concepción de la carne de cerdo y, gracias al proceso de convencimiento, de información, sobre todo de cosas concretas, de que no pasa nada si comes carne de cerdo, aunque tengas una herida o estés estresado. Eso es parte de la cultura que traemos. El hecho de poder influir en personas que no están a favor de lo que nosotros hacemos en nuestro día a día es un logro enorme y la verdad es lo que me gusta y me entusiasma. A veces me involucro un poquito sin querer, pero son las ganas de poder ayudar a la producción y, sobre todo, a la nutrición de las personas.
Realmente, la escuela te da unas bases. La escuela te va a dar un simple vencimiento. Cómo tener tu día en el trabajo. El día te toca construir hacia arriba. Es mentira decir que sales de una escuela veterinaria y ya está. La escuela es la base, ciertamente. Una escuela muy buena base. Pero al final, lo que tú hagas en tu día a día es el resultado final. Creo que sobre eso no hay duda.
La producción, ciertamente. El otro es el bienestar animal. Mucho de la parte de sanidad, pero también una pieza fundamental en la interacción que puede tener este todo el gremio. Congresos como este, por ejemplo, con eso donde es una oportunidad y te la creo. Que los dos años, un poco más, la pandemia que tenemos. Muy buenas tardes. Grupo de amigos, de conocidos, de interactuar, de platicar. Genera una expectativa totalmente diferente y es uno de los valores añadidos que tiene todo ese paquete. Básicamente, se hagan los demás y quejarse por lo que tú eres parte de una producción forestal. Tienes que demostrar actividad interactiva. En México, se había erradicado solamente una enfermedad de los cerdos.