María Elena Trujillo Ortega, Mi Trayectoria en AMVEC
Soy María Elena Trujillo Ortega, mexicana y con orgullo médica veterinaria zootecnista. Cursé mis estudios en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, graduándome entre los años 1980 y 1984. En aquella época, la presencia femenina en la carrera era escasa; Laura Batista y yo éramos dos de las siete mujeres por cada cien estudiantes. A pesar de la brecha de género, la experiencia fue enriquecedora, marcada por la diversidad de vivencias de estudiantes provenientes de distintas regiones del país.
La UNAM fungía como un imán para quienes aspiraban a estudiar medicina veterinaria en la Ciudad de México. Vivíamos una etapa donde la universidad era prácticamente la única opción práctica, ya que otras escuelas de medicina veterinaria en el país se habían cerrado recientemente. Esta concentración de talento de distintas partes de México enriqueció nuestra formación y fortaleció el campo de la medicina veterinaria.
Mi elección de carrera no fue un sueño predefinido, sino una decisión influenciada por mi familia y el deseo de hacer algo que realmente me gustara. Proveniente de una familia de seis, siendo la menor, enfrenté la encrucijada de seleccionar una profesión. Mi amor por la lógica me llevó al área de ciencias, descartando opciones que involucraran trato con humanos o plantas. La medicina veterinaria emergió como la opción perfecta, abarcando aspectos médicos, esotéricos, numéricos y todo lo que conforma la vida.
Al ingresar a la Universidad Nacional, me acerqué a la especialidad de cerdos, fascinada por la sociología y la ganadería porcina. Mi participación en proyectos y presentaciones me llevó a involucrarme activamente en la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos (AMVEC). Desde mis primeros años como socia en 1986, hasta el día de hoy, he sido testigo de la evolución y el compromiso de la asociación.
En 2016, asumí el reto de presidir AMVEC. Durante mi presidencia, destacaron iniciativas como la actualización de estatutos, la implementación de congresos en sedes estratégicas y la búsqueda de apoyos para garantizar la seguridad y bienestar de nuestros socios durante los eventos. Un logro significativo fue establecer que la membresía en AMVEC también otorga un seguro de vida, evidenciando el compromiso hacia nuestros socios.
Mi experiencia en AMVEC ha sido gratificante y llena de aprendizajes. Invito a todos los socios a participar activamente, ser críticos constructivos y trabajar juntos para fortalecer aún más nuestra asociación. La unión y la diversidad de talentos son las claves para el crecimiento continuo de AMVEC.
Durante mi gestión como presidenta de AMVEC, enfrenté varios desafíos y logramos avances significativos que fortalecieron la asociación.
Uno de los retos más importantes fue la actualización de estatutos, reglamentos y lineamientos. Estos documentos, aunque necesarios, eran anticuados y requerían modificaciones para adaptarse a la realidad actual de la asociación y del sector veterinario en general. Logramos realizar estas actualizaciones, estableciendo así las bases sólidas para el funcionamiento de AMVEC.
La elección estratégica de sedes para los congresos fue otro aspecto crucial de mi presidencia. Buscamos descentralizar los eventos, llevándolos a diferentes estados del país, con el objetivo de ampliar la participación y brindar a nuestros socios experiencias en diversas regiones. A pesar de los desafíos logísticos, conseguimos sedes en Veracruz y Querétaro, incluso obteniendo el centro de convenciones de manera gratuita, lo que alivió las finanzas de la asociación.
Enfrentamos también la problemática de la seguridad en Veracruz, un tema sensible pero que no impidió que celebráramos un exitoso congreso. La participación activa de los socios, junto con el compromiso de la mesa directiva, permitió superar este desafío y demostrar que la asociación es capaz de adaptarse a circunstancias adversas.
Uno de los logros más destacados fue la implementación de un seguro de vida para los socios como parte de su membresía. Este paso fue crucial, no solo como una medida de seguridad financiera para los socios, sino como un ejemplo de la responsabilidad y preocupación constante de AMVEC por el bienestar de sus miembros.
El trabajo colaborativo y la inclusión de jóvenes en la mesa directiva fueron principios rectores de mi gestión. Creo firmemente en la importancia de fomentar nuevas perspectivas y brindar oportunidades a las generaciones más jóvenes para liderar y contribuir al crecimiento continuo de la asociación.
En resumen, mi tiempo como presidenta de AMVEC fue un período de desafíos superados y logros alcanzados. Invito a todos los socios a seguir participando activamente, contribuyendo con sus ideas y esfuerzos para mantener viva la esencia de nuestra asociación. AMVEC es un espacio donde la unión y la diversidad son fundamentales para nuestro éxito continuo.