DR. CARLOS BARRAÑÓN JALED
Cuarto Presidente de AMVEC
1979-1981
Sus orígenes
El médico veterinario zootecnista Carlos Barrañón Jaled nace un 25 de mayo de 1948 en la ciudad de México, habiendo sido sus padres don José Barrañón García, oriundo de Orizaba, Veracruz, y doña Victoria Jaled Bulos, originaria de Masrat Echouf, Líbano.
Los abuelos maternos de Carlos arribaron con su mamá cuando ella aún era muy pequeña, pues contaba con cuatro años de edad. Se establecieron en Queréndaro en la zona serrana del estado de Michoacán, lugar donde los emigrantes libaneses se dedican al comercio de semillas sin embargo, Victoria, la madre de Carlos, junto con dos hermanos menores quedan huérfanos, ya que sus padres fallecen por causa de una epidemia de influenza.
Doña Victoria se casa muy joven, pero enviuda prematuramente con cuatro hijos, emigra a la ciudad de México y es ahí en donde conoce al señor José Barrañón y une su vida a él en segundas nupcias. La familia Barrañón-Jaled procrea entonces una numerosa familia de diez hijos, siete mujeres y tres varones. Carlos es el penúltimo de los hombres.
Las primeras letras
Cuando muy chico, la familia se muda a Guadalajara, razón por la cual Carlos estudia los tres primeros años de la primaria en una escuela católica. Poco después retornan a México, D. F. Doña Victoria se dedica al negocio de la venta de ropa y el señor Barrañón labora como empleado, y es así que nuestro biografiado termina su formación primaria en la Escuela Oficial Emiliano Zapata en 1957, pues moraban en ese entonces en la Colonia Industrial en el norte de la capital.
Los estudios secundarios los cursa entre 1958 y 1960 en la Escuela Secundaria número 16 “Pedro Díaz” en el barrio de Tlatelolco y la formación preparatoriana la lleva a cabo en la famosa Escuela Nacional Preparatoria número 5 ubicada en Coapa, en el sureste de la capital.
Carlos comenta con gusto y con un dejo de nostalgia:
Como vivíamos en el norte de la ciudad, la Prepa 5 me quedaba muy lejos ya que se ubicaba en el sureste de la ciudad. Tomaba un camión de la línea La VillaClasa, que hacía un largo recorrido pues de Colonia Industrial iba al Zócalo, tomaba las calles de Bolívar, después Calzada de Tlalpan y de ahí hasta los campos de Coapa. Recuerdo que el boleto del autobús me costaba 30 centavos.
Soy de la primera generación del sistema escolar de tres años de bachillerato de estudiantes de los “Vaqueros” de la Prepa 5. Pertenezco a la Generación 1964-1966. Ha sido la época más bonita de mi vida estudiantil junto con los años que estudié Veterinaria. En la prepa batallé mucho con las matemáticas. Fui siempre un estudiante cumplido, nunca reprobé un año. Nunca fui de dieces, pero en cambio fui muy responsable, además fui muy deportista. Por cierto recuerdo que un tío mío era el director de la escuela. Tuvimos un buen maestro de deportes, le decíamos “El Torero». Formé parte de la Selección de Fútbol Soccer de la Preparatoria No. 5. Jugamos los Juegos Interpreparatorianos. Fuimos campeones en varias ocasiones. Yo salía de casa muy temprano, ya con mi equipo de fútbol en una pequeña maleta. Estudiaba por las tardes y llegaba a mi casa de noche, cansado pero muy contento. Recuerdo con cariño a muchos compañeros preparatorianos, entre ellos particularmente a dos, Arturo Lavín Beristain y Otón Straford.
Los estudios universitarios
A la pregunta de cómo surgió su vocación de veterinario, Carlos me responde con gran seguridad:
En los años que mi mamá vivió en Queréndaro, tíos y primos se quedaron a vivir ahí. Durante vacaciones los íbamos a visitar. Ellos eran agricultores y tenían animales, conviví mucho con mi familia materna. De ahí surgió mi vocación por la medicina animal. Además, mi mamá siempre tuvo 40 ó 50 gallinas en la casa con el objeto de tener huevos frescos para una familia tan numerosa como fue la mía. Recuerdo que mi madre me enviaba a comprar el alimento a La Hacienda, que se encontraba en la Plaza Buenavista. Los sacos eran de algodón y mi mamá aprovechaba para hacer trapos de cocina con ellos. De todo esto nació mi vocación de médico veterinario.
Ingresé a la Escuela Nacional de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México en 1967. Fueron tiempos muy inestables y conflictivos en la UNAM como el año de 1968. Por ejemplo, todavía estando yo en la prepa, hubo una gran huelga organizada por los estudiantes contra el rector Ignacio Chávez. Recuerdo que el líder estudiantil fue José Murat Casab, quien fuera después gobernador de Oaxaca. Hubo otra huelga porque las autoridades universitarias quitaron el pase automático del bachillerato a las escuelas y facultades en Ciudad Universitaria.
Cuando ingresé a nuestra escuela estaba ubicada dentro del Paseo de las Facultades frente a la Facultad de Ciencias Químicas y a un lado de la Facultod de Medicina.
Me iba en camión desde la Colonia Industrial hasta Ciudad Universitaria. Tomaba la línea de autobuses La Villa-Narvarte-cu. Su ruta era a través del Centro, Bolívar, Xola, Avenida Universidad y cu. El pasaje costaba 50 centavos.
Durante las novatadas, no me tocaron, ni me cortaron el pelo, porque yo estaba de buen calibre. El director era el doctor Pablo Zierold Reyes. Tuve muy buenos maestros, el doctor Franco Fragoso, en Anatomía; la doctora Breña y Felipe Flores Romero, en Fisiología; la maestra Ángeles Medina de Ayala, en Citología, Histología y Prácticas; Ricardo Moreno Chan, en Virología; Ricardo Cuetos, en Inmunologia; Rafael Carvajal, en Clínica de Bovinos. Manuel Taracena y Héctor Quiroz Romero, en Parasitología. Con la doctora Irene Joyce Blank Hamer tomé la cátedra de Pequeñas Especies. Walter Toldorf me dio Clínica de Perros y el doctor Anguiano me dio Genética. Tomé Farmacología con el doctor Samuel Baldwin, el doctor Ernesto Bächtold me dio Clínica de Aves y el doctor Jesús Estudillo me impartió Zootecnia de Aves. El doctor Holguín me dio Clínica de Cerdos y el doctor Miguel Doporto me enseñó Zootecnia de Cerdos.
La opinión que ahora tengo después de todo este tiempo de haber egresado, es que tuve una muy buen formación como estudiante de Medicina Veterinaria.
¿Cuáles otros recuerdos tienes de tu vida estudiantil universitaria?
Los recuerdos que aún conservo son muchos y muy gratos. Recuerdo que fui contemporáneo del doctor Enrique Sánchez Cruz, pues somos primos lejanos. Conservo en mi memoria imágenes muy frescas a pesar del paso de tantos años, por ejemplo recuerdo al “El Pitirijas”, se llamaba Rodolfo. Él trabajaba justo en la entrada del edificio de nuestra facultad como “bolero”, es decir, lustraba los zapatos de maestros y alumnos, además vendía libros. Yo le compré el Sisson, autor de la Anatomía de los Animales Domésticos. Con el tiempo y junto con sus hijos montó un puesto de comida, vendía tortas y tacos. Los tacos costaban un peso. Eran gigantescos y llenadores pues las tortillas eran muy grandes. Con tres tacos se comía y uno quedaba satisfecho, sobre todo para el apetito de los jóvenes estudiantes. Mis papás siempre me apoyaron y pagaron mis estudios.
Un gran deportista
¡Hice mucho deporte! Igual que en la prepa, salía muy temprano de mi casa con todo mi equipo de fútbol soccer, entrenaba y jugaba durante las mañana y estudiaba por las tardes. Jugué con la Selección de Facultad de Veterinaria. Jugábamos el Torneo Interfacultades. Había equipos muy buenos y muy difíciles de vencer. Por ejemplo, los equipos de las Facultades de Ingeniería, Leyes, Arquitectura eran muy fuertes. Nunca pudimos ganar un campeonato. También jugué fútbol americano con el equipo de Medicina, porque mi hermano Antonio jugaba en ese equipo. Competimos en la Categoría Intermedia.
Hacia el final de mis estudios estuve en la Sociedad de Alumnos de la escuela, ocupé el puesto de secretario. El presidente de la sociedad era de Mexicali, se llamaba Salazar Matrecitos. Me tocó ir al Congreso de Estudiantes de Veterinaria que se llevó a cabo en el Puerto de Veracruz en 1970. Fue una experiencia muy agradable pues fuimos enviados por la universidad con todos los gastos pagados y llegamos a un buen hotel.
El viaje que le cambió la vida
En el último año fui miembro de la mesa directiva de la Generación 1967-1971, ocupé el cargo de tesorero. El presidente era Pedro Carrión Solís. Poco antes de terminar, organizamos un viaje de estudios que nos iba llevar hasta Nuevo México en los Estados Unidos, pero el autobús de la escuela estaba ya muy viejo, se descompuso y milagrosamente llegamos a Ciudad Juárez, Chihuahua. Íbamos quince compañeros, el jefe del grupo que era Pedro Carrión, los alojó en un hotel; sin embargo, a mí me invitó a alojarme en su casa.
Ahí es donde iba yo a conocer a mi futura esposa, a Patricia, la hermana de Pedro en 1971. Paty ha sido la compañera de mi vida. Fuimos novios de “cartitas» durante dos años. Nos casamos en 1973 en la ciudad de México.
El inicio de una intensa y brillante carrera
como veterinario en México
Los primeros empleos
El doctor Barrañón se graduó como médico veterinario zootecnista en 1971 y aprueba su examen profesional en 1972, con la tesis: Integración del Programa Nacional Pecuario de la Comunidad Indígena de Chichicazapa. Esta población se halla localizada entre los estados de Veracruz y Oaxaca, a un lado de Tierra Blanca. El director de su tesis fue el doctor Mario Appendini Dagasso.
Su primer empleo lo desempeñó con el Instituto Nacional Indigenista, ya que es contratado como director de la Posta Zootécnica en Temascal, Oaxaca, siendo éste su primer contacto con la clínica y producción de cerdos. De esta posición pasa a la Secretaría de Agricultura y Ganadería, en donde es contratado por el director general, el doctor Eloy Tovar Cruz, quien lo envía a Bachigualato, Sinaloa, población cercana a Culiacán.
El doctor Tovar Cruz envía al doctor Barrañón a Sinaloa al día siguiente de la entrevista sin dinero. Fue gracias a un tío y a la familia de Carlos que recibe ayuda para sobrevivir los tres primeros meses, porque así se acostumbraba con esas plazas del gobierno. El sueldo acumulado llegaba noventa más días después de que la persona era contratada. Fue director del Centro de Fomento Pecuario de Bachigualato de 1972 a mayo de 1974, y es ahí en donde conoce a una persona extraordinaria, única y sin igual, un gran veterinario. Me refiero al doctor Daniel Hagan.
El doctor Hagan, un veterinario estadounidense especialista en cerdos que había llegado a México años atrás contratado por la Fundación Rockefeller y que posteriormente hizo trabajo independiente como swine practitioner en Sonora y Sinaloa:
Tuve el honor de conocer al doctor Daniel Hagan cuando llegué a Culiacán, me invitó a trabajar junto con él, además de mi trabajo con la SAG. Entonces empecé a ejercer mi clínica privada desde muy temprano por las mañanas, y a continuación atendía mi puesto en el Centro de Fomento Pecuario. El gringo me enseñó todo, durante dos años aprendí enormidades. Fue el colega Hagan quien sentó las bases de la porcicultura industrial moderna en el noroeste y en México. Asimismo, me di tiempo todavía para dar clases en la Escuela de Agronomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Fue en febrero de 1973 que me casé en el D. F. y en mayo de 1974 nació mi hijo mayor, Anwar, y como dicen que los niños recién nacidos traen “torta bajo el brazo», a los ocho días de nacido recibí una llamada del doctor Luis Rodríguez Salgado, conocido en nuestro medio como “El Alazán” de Guadalajara, informándome que el doctor Eduardo Rivera Cruz, director técnico de Bachoco estaba buscándome. Me citó en Ciudad Obregón. Me informó que como Bachoco estaba creciendo mucho en cerdos en El Bajío, habían enviado a Celaya al doctor Francisco Pérez y que necesitaban a un veterinario para hacerse cargo de las operaciones en Sonora.
Me ofreció la mitad del dinero que yo ganaba en Culiacán. Le dije que sí, porque inmediatamente visualicé grandes posibilidades de crecimiento y desarrollo profesional para mí. Empecé a laborar el 15 de junio de 1974 como gerente de producción y me hice cargo de todas las operaciones de producción porcina de la empresa. Además, fue en Navojoa y en Los Mochis que tuve mi primer contacto con las gallinas. Me hice cargo también de las granjas de postura.
La creación de la Asociación de Veterinarios
Especialistas en Cerdos de Sonora y Sinaloa
Fue en esos tiempos que se fundó en Navojoa la Asociación de Veterinarios Especialistas en Cerdos de Sonora y Sinaloa. Teníamos reuniones cada dos meses. Invitábamos y traíamos profesionales del más alto nivel de los Estados Unidos y de Europa. En 1978, nos dan la sede para organizar la Convención de AMVEC en Los Mochis y al año siguiente fui electo presidente de AMVEC, era la primera vez que nuestra organización salía del D. F. para ir provincia.
Una carrera en constante ascenso
en la dirección de empresas pecuarias
Laborando y viviendo en Navojoa en 1980 y después de un ofrecimiento para ir a trabajar en Celaya, por parte de una extraordinaria persona y de un excepcional empresario mexicano, el viejo don Enrique Robinson Bours el doctor Barrañón se muda junto con su familia a El Bajío para hacerse cargo de toda la operación de producción porcina de Bachoco, cuatro granjas con 750 vientres; además, se responsabiliza también y de manera sorprendente de toda la operación de producción avícola de la empresa, es decir, de parvadas de reproductoras pesadas, incubadora, granjas de pollo de engorda, planta de alimentos, parvadas de gallinas de postura blancas y rojas y si esto no fuera aún suficiente, se hace cargo de las crianzas de ganado de engorda y de borrego Pelibuey, llegando a tener más de 60 veterinarios de campo bajo sus órdenes y responsabilidad. Es más, fue durante esta época que el exgobernador de Sonora, el ingeniero Eduardo Robinson Bours Casteló, colaboró con Carlos dentro de la empresa familiar.
Carlos, con la mirada puesta en el horizonte, comenta:
Laboré para Bachoco durante 19 años, entre 1974 y 1993. Fue una época muy hermosa y llena de aprendizaje. Como sucede en la vida de todos, el periodo de mi paso por esta gran empresa se cerró y fue entonces cuando recibí la propuesta de trabajo de otra gran empresa, de Productos Agropecuarios de Tehuacán (PATSA) en Puebla. Ésta ha sido otra gratificante y enriquecedora experiencia. He laborado para la familia Romero desde 1993 a la fecha, es decir, hace ya casi 19 años. Ocupo el puesto de director general de la empresa. Bajo mi responsabilidad están las parvadas de reproductoras pesadas, incubadoras, granjas de pollo de engorda, planta de alimento, compra de granos, comercialización, personal, es decir, me ocupo prácticamente de todo. Producimos un millón de pollos semanalmente. Somos el séptimo productor nacional de pollo. Estando trabajando para PATSA, tuve la oportunidad de estudiar y hacer mi especialidad en Producción Animal: Aves, en la modalidad de Universidad Abierta con la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM. Además, soy el presidente del Club de Empresarios de Tehuacán.
El Pater Familias
Al pedirle que me describa a su familia, a su esposa y sus hijos, Carlos se emociona profundamente:
Como ya lo he mencionado, conocí a mi esposa Patricia en Ciudad Juárez, nos casamos en 1973. Hemos procreado a tres varones, Anwar de 37 años, quien es un hombre excepcional pues nació con Síndrome de Down; sin embargo, esta condición no le ha impedido llevar su vida adelante. Labora junto conmigo aquí en PATSA. Le sigue Omar de 34 y después tuvimos a Vadir de 31 años. Omar está casado con Tehuacanera y nos han dado un nieto, que porta el nombre de Anwar de cuatro años, como su tío. Omar y Vadir hicieron sus estudios en el Tecnológico de Monterrey, campus Monterrey. Omar estudió Ingeniería Electrónica en Comunicaciones, pero ha puesto una granja de cerdos en Oaxaca con 120 vientres. El más chico Vadir, estudió Ingeniería en Sistemas Electrónicas y trabaja en la Empresa que fundó la señorita Socorro Romero desempeñándose como gerente de Nuevos Proyectos, además tiene una empresa propia dedicada al reciclaje, principalmente de plástico.
Patricia es el sostén de toda la familia. Es una magnífica persona, es una mujer única. Es un ser altruista, posee un contacto especial con la gente, desde con las personas las más humildes hasta con individuos de alto nivel social, ricos e influyentes. Paty recibe en casa dando consulta todos los días a gentes necesitadas de ayuda, de apoyo, de orientación, con problemas de todo tipo, económicas, familiares, de drogadicción,etcétera.
Hace algunos años Paty fue seleccionada por el periódico local Síntesis, como una de las “Diez Personalidades de Tehuacán”. Fue un reconocimiento por su contribución desinteresada por la sociedad. La ceremonia tuvo lugar en el exconvento de El Carmen en el Patio de las Culturas, fue muchísima gente muy agradecida con ella.
Gestión del doctor Carlos Barrañón Jaled,
como Cuarto Presidente de AMVEC
1979-1981
Carlos Barrañón es electo presidente de la Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Cerdos durante la xv Convención Nacional de AMVEC que tuvo lugar en Acapulco, se trataba de la primera ocasión que el presidente electo surgió de provincia:
Recibí a AMVEC prácticamente sin recursos y recuerdo que dejé después de mi presidencia, poco más de sesenta mil pesos en las arcas de nuestra asociación.
Siendo presidente de AMVEC me tocaron varios grandes retos. Por ejemplo, junto con el doctor Ramiro Ramírez Necoechea se logró ganar la sede para México del International Pig Veterinary Society Congress (IPVS). Fuimos Ramiro, Carlos Pijoan, Miguel Garibay, Javier Rivera, y otros más a Copenhague, Dinamarca, con el objeto de traernos a México el congreso mundial de cerdos. Montamos un stand y además preparamos una estupenda presentación audiovisual y ilo ganamos!
Durante los dos años que fui presidente tuvimos muchas actividades, conferencias, eventos, etcétera. Recuerdo que uno de las más importantes fue un curso sobre construcciones e instalaciones de granjas porcícolas en Guadalajara en el Hotel Aranzazú, en 1980. Se presentaron los avances y la tecnología más adelantada de la época en jaulas para gestación, slats de plástico, etcétera. Eran los tiempos del presidente José López Portillo y nuestro país progresaba como un cohete.
Organicé junto con los miembros de mis dos mesas directivas, la XV Convención Nacional de AMVEC en Guadalajara, Jalisco, del 13 al 15 de noviembre de 1980 y la XVI Convención en Ixtapa, Guerrero, del 1 al 5 de julio de 1981.
Tuvimos graves problemas sanitarios como el inicio de la enfermedad de Aujeszky, el eterno Cólera Porcino, ahora llamado Fiebre Porcina Clásica y la Gastroenteritis Transmisible de los Cerdos.
Fue para mí una gran experiencia y un gran honor haber colaborado con mis colegas veterinarios especialistas en medicina porcina y en producción porcícola y haber contribuido con mi grano de arena como cuarto presidente de AMVEC.