DRA. LAURA BATISTA GARCÍA
Décimo octava Presidenta de AMVEC
2007-2009
Antecedentes familiares
La médico veterinario zootecnista Laura BaLista García nace en la ciudad de México, el nueve de abril de 1960. Sus padres son el doctor César Batista Moreno, especialista en gineco-obstetricia, oriundo del estado de Querétaro y la señora Guadalupe García Saucedo, nacida en la capital del país, pero criada en Ciudad Victoria Tamaulipas, de profesión economista y restauradora de arte. Laura tiene además dos hermanos, el mayor de nombre Pablo, quien es ingeniero mecánico electricista egresado de la Universidad La Salle y que actualmente mora y labora en la ciudad de Winnipeg, capital de la provincia de Manitoba, en Canadá. Leticia, la hermana menor, se formó profesionalmente cursando estudios en Ingeniero en Sistemas en el ITAM, pero con el paso del tiempo es ahora terapista e imparte cursos de yoga y de Chi Kung, la gimnasia milenaria de origen chino en la capital mexicana.
Laura, comenta circunspecta:
Tuvimos una infancia muy feliz y podría atreverme a decir que ella fue perfecta. Vivimos muchos años en una casa ubicada en la Colonia Romero de Terreros en el sur de la ciudad de México. Gracias a nuestros padres gozamos de una vida maravillosa, en el seno de una familia muy unida. La educación que nuestros padres nos dieron fue de corte liberal, no religiosa y con libertad para escoger nuestras propias creencias, caminos y destino. Todo tema o situación que surgía en casa era discutida a fondo.
Los tres hermanos somos totalmente diferentes en lo que hacemos y creemos, sin embargo, aprendimos a respetar nuestras diferencias. Nuestros padres nos dieron buenas oportunidades, por ejemplo, mi hermana Leticia pasó de la ciencia pura y dura, a hacer estudios en la Embajada China. De niños viajamos mucho en auto con mis papás, recorrimos la república mexicana entera y visitamos muchos lugares. Recuerdo además que hicimos un viaje en coche desde México a diferentes destinos, incluyendo Vancouver. El hecho de tanto viajar abrió nuestro espíritu y nuestras mentes, lo que nos condujo a ser tolerantes hacia las diferencias. Nos enseñaron a que nada es imposible en la vida. Papá y mamá siempre se preocuparon mucho por nuestra formación y educación. Mi mama falleció en 2011 a los 66 años de edad. Mi papá con 86 años de edad, fue un gran luchador por la justicia y las causas sociales, está muy bien y aún activo.
Los primeros años escolares
La doctora Batista cursa su formación escolar básica en la Escuela Moderna Americana, que en aquellos tiempos se encontraba ubicada en la colonia del Valle. En dicha institución hizo sus estudios de primaria, secundaria y preparatoria, rodea da de condiscípulos principalmente provenientes de una clase media, dentro de un ambiente adecuado en el cual aprendió a trabajar con disciplina y creatividad, y es durante estos años que aflora en ella su rebeldía ante la autoridad impositiva y sin razón. Además de las actividades escolares, Laura practica yoga y pilates.
Mis hermanos y yo hacíamos mucho deporte. Leticia actualmente practica yoga y pilates y mi hermano Pablo es maratonista. Siempre fui una buena alumna y fue en la secundaria donde me hice rebelde contra los maestros autoritarios, que imponían su poder por me dio del no razonamiento. Fue durante aquellos años que aprendí a “negociar” con la autoridad.
La formación universitaria
Laura ingresa a la Universidad Iberoamericana en 1979, institución ubicada en aquellos años en la Colonia Campestre, para cursar estudios en Ciencias Políticas; sin embargo, no se encuentra bien, ni cómoda en el ambiente elitista que prevalecía en dicha universidad:
Hacían diferencias de clases sociales, eran presumidos y además me di cuenta de que para ejercer como profesional en la política de alto nivel nacional, tendría que hacer muchas cosas sucias. En aquel año del ’79, un severo terremoto destruyó y echó por tierra los edificios e instalaciones de la Ibero, por lo que no tuvimos clases y fue durante aquel periodo de espera que tuve la oportunidad de reflexionar y por lo tanto decidí seguir mi segunda pasión que son los animales. De hecho, mi perfil vocacional siempre había estado en el área de las Ciencias Biológicas, entonces hice mi examen para ingresar en la UNAM, con el objeto de ingresar a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, ubicada en el bellísimo campus del Pedregal de San Angel, en el sur de la ciudad de México.
Mi pasión por lo caballos me había hecho previaente pertenecer al Lienzo Charro de Santana Xilotizingo, en el Estado de México. Ahí aprendí otra lección, pues los veterinarios que eran charros también, me invitaban a otros lienzos y al Hipódromo de Las Américas, pero cuando se enteraron que yo iba a estudiar medicina veterinaria, las invitaciones cesaron, ya que el medio equino y caballístico es muy celoso.
Estudios en la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM
La doctora Batista hizo sus estudios de licenciatura en Medicina Veterinaria entre 1980 y 1984, y es durante el segundo año de la carrera que cursa la cátedra de Zootecnia Porcina con el doctor Gilberto Lobo Martínez:
El doctor Lobo ha sido uno de los mejores profesores que he tenido en mi vida, me fascinaban sus clases. En esa época, el doctor Alberto Stephano Hornedo era el jefe del Departamento de Cerdos y ofrecían viajes de prácticas a los alumnos. Nos mandaron a tres compañeros y a mí a Hermosillo, Sonora. Gracias a esta experiencia, ya nunca volví a ser la misma y decidí dedicar mi vida al estudio de los cerdos en 1982. Hicimos nuestras primeras prácticas de campo y en el área clínica en una empresa filial de PIG IMPROVMENT COMPANY (PIC), que ahora es el Grupo NORSON, propiedad del ingeniero Jorge Mazón Rubio. La empresa tenía unas quincemil cerdas con una producción anual de cerdos de más o menos 300 mil animales. Desde el primer día que puse el pie en NORSON, me dije a mí misma: «Aquí voy a trabajar el resto de mi vida. Esto se lo debo a mis profesores, el doctor Stephano y el doctor Lobo, que me enviaron a estas prácticas».
Estuvimos seis semanas. Nos recibieron el ingeniero Mazón y el mvz Sergio Trueba. Fue una maravillosa experiencia. Fuimos los primeros alumnos, quienes abrimos las puertas para los muchos más estudiantes de diferentes partes de la república que querían hacer guardias, prácticas y aprender sobre la industria porcina. Aprendimos muchísimo y gozamos como nunca. Era una empresa muy ordenada, con piaras de alta salud y un gran líder, el ingeniero Jorge Mazón; además, tenían un excelente asesor estadounidense, el doctor Mike Schwocherts quien me abrió mi tercera puerta profesional, una estancia de un año en su empresa Swine MAP de Galesgurg, Illinois, Estados Unidos.
Cuando retorné de Sonora de mis prácticas, estaba ya plenamente convencida de trabajar de lleno en porcicultura y en medicina porcina. Tomé clases con el doctor Stephano, quien me impartió la cátedra de Patologia Especial, haciendo énfasis en Patología Porcina. Finalmente, en 1983, tomé Clínica Porcina con el doctor Juan José Maqueda Acosta. El doctor Maqueda nos llevaba a La Piedad, a las granjas de don Alipio Bribiesca, que fue uno de los grandes productores de cerdos de Michoacán y de México. Eran prácticas muy enriquecedoras porque tomábamos clase dentro de las granjas. Conforme íbamos recorriendo las instalaciones de la granja, iba dejando a un alumno diferente en cada caseta. A mí me tocó un caso de enfermedad respiratoria. Me dijo: “Laura, debes concentrarte en las causas desencadenantes del cuadro respiratorio: cambios de temperatura, hacinamiento, etcétera”.
Mis profesores no sólo compartieron sus conocimientos conmigo, sino que afortunadamente sigo contando con su amistad, su cariño y con el de sus familias. Si hubiera deseado mejores maestros, no los hubiera podido encontrar, no solamente por su profundo conocimiento, sino por su calidad humana, por su dedicación a los alumnos y por su pasión académica.
Me gradué a finales de 1984, lo cual me hizo formar parte de la Generación 1980-1984 de la FMvz de la UNAM.
El inicio de una fructífera práctica profesional
en los campos de la medicina porcina y de la producción porcícola
La doctora Batista, una vez graduada, inició su fructífera vida profesional al ser invitada a trabajar en la clínica del doctor Schwochert en Galisburg, Illinois.
Observó una mirada nostálgica, en los ojos de Laura, quien comenta:
Durante esa estancia aprendí de cerdos, pero también de la vida y de la solidaridad de los mexicanos, tengo una anécdota muy preciada que lo comprueba. En 1985, cuando estaba en Illinois, fui a lo que hoy es la World Pork Expo en Desmoines, Iowa, ahí conoci al doctor Miguel Garibay Solorio, a la doctora Silvia Díaz de Cabrero y al doctor Roberto González Pérez. Ya tenía varios meses de estar en los Estados Unidos, sin hablar mucho español, sin ver a ninguno de mis compatriotas, por lo que estaba extremadamente nostálgica, así que ellos amablemente me invitaron a pasar todo el día con ellos. Me platicaron cómo iba la porcicultura en México y me alentaron a seguirme preparando y a regresar a México al final de mi estancia en Illinois. Fueron muy cariñosos conmigo y aun ahora recuerdo ese dia. Les estoy muy agradecida por su gran solidaridad y cariño.
Al inicio de 1986, Laura retorna a Hermosillo para tomar el cargo de jefa de Salud de Portek, compañía mexicana que comercializaba pie de cría asociada a NEWSHAM HYBRIDS. Laborando para esta empresa tiene la oportunidad de viajar por el mundo. Un viaje muy especial fue al Ministerio de Agricultura y Pesca en Reading, Inglaterra, en donde se capacitó en inseminación artificial con la doctora Christian Glossop, quien en esos tiempos era la referencia mundial en esta área. En ese mismo viaje, Laura aprendió la técnica de cesáreas asépticas, tecnología que trae a México; junto con la importación de semen y posteriormente de lechones ingleses de raza Large White y Landrace además de genes Hampshire y Duroc traídos de Illinois, se establece un nuevo programa genético porcino en México bajo la dirección del doctor Eduardo Ávalos Raz-Guzmán (otro de mis grandes mentores científicos).
Laura acota con entusiasmo:
Entre 1987 y 1993, establecimos y desarrollamos una compañía mexicana convirtiéndonos en la empresa de genética porcina más importante del país, debido al excelente banco genético que proveíamos y magnífico estatus sanitario de nuestros animales; además, dábamos un excelente servicio técnico a nuestros clientes. Como encargada fui construyendo un equipo integrado por más de quince veterinarios e ingenieros agrónomos. Proporcionábamos un servicio técnico de primera calidad o de primera calidad a nuestros consumidores en toda la república, servicio veterinario clínico y zootecnico de manejo de registros de granja y de administración de granjas porcícolas de clientes.
Durante esos seis años viajé muchísimo, y tuve la oportunidad de conocer a prácticamente todos los grandes “gurus” de la porcicultura mexicana, entre ellos a productores, médicos veterinarios, políticos y gente relacionada al medio.
Cuando laboré para PORTEK, decidí seguir el ejemplo de mis maestros. Recibí a numerosos estudiantes procedentes de la UNAM, del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson) y de muchas otras instituciones educativas, para que hicieran estancias prácticas bajo mi dirección y la de otros compañeros. Algunos de ellos, al paso del tiempo se quedaron a trabajar con nosotros o trabajan en diferentes empresas relacionadas con la industria porcina.
Otro gran proyecto de PORTEK se llevó a cabo en Mérida, Yucatán, con la Unión de Ejidos de Mayab dirigida por un gran amigo, el mvz Armando Patrón Rosado. En este proyecto se estableció una granja multiplicadora para servicio de todos los ejidatarios, fue una experiencia técnica inigualable, sobre todo por las experiencias vividas en el aspecto humano y cultural. Esta incursión me permitió conocer a muchos colegas que me ofrecieron su apoyo y amistad, entre ellos mi querido Mario Gómez Medina (q.e.p.d.), Primo Molina Uribe, Alejandro Alzina López y Jorge Carlos Rodríguez Buenfil.
También me enviaron a estudiar una maestría en East Lansing, Michigan. Como a los tres meses, el ingeniero Mazón se independiza de PIC y de una manera sorpresiva me invita a que regrese a México para apoyarlo en su nueva aventura. Increíblemente, no terminé mi maestría, pero él me prometió que me enviaría a todos los cursos que yo quisiera. ¡Y así fue, y lo cumplió!
Por otro lado, PORTEK siempre invitaba a expertos y conferencistas con una gran experiencia. Fue un gran aprendizaje, una gran escuela; por ejemplo, el doctor Harvey Hilley (otro de mis grandes mentores), era un excelente asesor, un colega muy práctico. De aquellos que son del tipo: “Manos a la obra”, muy bien hecho y muy profesional.
Finalmente, cuando laboré para PORTEK, el ingeniero Mazón nos enviaba a donde fuera en el mundo con el objeto de aprender de una de sus frases más sabias que era: “Laura, no me digas que es imposible, que no se puede; dime quién lo está logrando. Ve, aprende y enséñanos cómo hacerlo…».
Mucha de la seguridad que ahora poseo se debió a esa educación continua adquirida en la práctica, en el campo y al lado de grandes maestros.
Para 1993, me independizo de PORTEK para establecerme como asesora independiente. Instalé mi despacho de asesoría: Batista y Asociados. Una empresa dedicada a la asesoría integral de salud, manejo y análisis de registros para la industria mundial donde tuve la fortuna de dar asesorías en casi todo el mundo. Debo de confesar que yo era la única y que no existía ningún otro asociado, pero mi soporte fue el gran apoyo de muchos de mis profesores y mentores.
Una actividad inesperada, su faceta como intérprete y traductora
Nuevamente, Laura hunde su mirada en un horizonte lejano:
Por azares del destino, en una ocasión me pidieron hacer una traducción simultánea de un conferencista americano. Lo hice bien y con ello descubri una mue va veta de trabajo, además de mi ejercicio profesional en los campos de la medicina y de producción porcina Esta novedosa e inesperada actividad como traductora e intérprete español-inglés-español, me llevo por el mundo, ahora incluyendo Europa (puerta que me abrió mi gran amigo y mentor el doctor Santiago Martín Rillo (q.e.p.d.). Sin Santiago, la puerta de la porci cultura europea y la ciencia en la reproducción porcina estarían lejos de mí. Hasta la fecha me pregunto, ¿por qué me dio esa gran oportunidad?
Jamás olvidaré aquella primera estancia de dos semanas en su empresa en España, que abrió la puerta para muchas más aventuras en la medicina porcina. Extraño mucho su invaluable amistad y consejos.
Sinceramente, era fabuloso que me pagaran para aprender con los mejores ponentes y especialistas de mundo. Debido a esto conozco muchos especialistas relacionados con la industria porcina en todo mundo.
Y el PRRS hizo su aparición en el escenario del mundo porcícola.
Fue en 1990 que me enfrenté por vez primera esta enfermedad, la cual se conocería más tarde como PRRS, que corresponde a Porcine Reproductive and Respiratory Síndrome en inglés o Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino. A partir de esa fecha se inició mi carrera y mi relación con este virus de la familia de los arterovirus. Mis asesorías se hicieron de más en más complejas pues teníamos un nuevo jugador en el terreno, y sobre todo un jugador desconocido y extremadamente persistente. Mi necesidad y anhelo de servir y ayudar a los productores porcícolas ante este nuevo reto, me llevó a desarrollar una técnica para inocular suero que contenía el virus vivo para aclimatar a las cerdas primerizas, ya que en aquella época no teníamos en México vacunas contra esta enfermedad. Esta técnica me abre otra puerta y empecé a ser invitada a dar conferencias en México y en el mundo sobre la utilización de esta herramienta.
De tarjetas y registros en las casetas de las granjas
Otra área que me abrió muchas puertas fue el análisis de los registros de producción y económicos a nivel de campo. Tuve la gran oportunidad de contar con la asesoría del doctor Carlos Valencia Bravo, Gary Dial y Harvey Hilley, quienes me enseñaron lo que hoy sé de análisis de registros y que se convirtió en mis áreas de especialidad.
Cumplir y hacer realidad el sueño de todos
Laura emocionada continúa con su relato:
De 1993 a 2000, entre mis ases 2000, entre mis asesorías y todas estas actividades, llegó una fecha que marcaria » una fecha que marcaría mi destino profesional para siempre, bre de 1999. Estaba en co Aguade (mi “Teacher”) en al para siempre, el día del 17 de septiem9. Estaba en casa del doctor Carlos Pijoan 1 «Teacher») en Shoreview, Minnesota.
Inocentemente, le dije que si me invitaba a su laboratorio en la Univerisidad de Minnesota por unas tres semanas para aprender y entender la novedosa técnica diagnóstica del PCR. Un mes más tarde, estando en Guadalajara, el doctor Pijoan me dijo: “No te invito a trabajar tres semanas, sino cuatro años para que hagas tu doctorado. Sentados alrededor de una mesa estaban el doctor Carlos Valencia Bravo y el doctor Luis Olea Ruiz. Me dijeron: “Laura, tienes que ir para llenar y cumplir con el sueño de todos nosotros”. Sentí tanta presión que me levanté de la mesa. Cuál sería mi sorpresa que cuando retorné un par de horas más tarde, los colegas seguían sentados alrededor de la mesa hablando por supuesto de puercos. Me llamaron y me dijeron: “Siéntate. Te tienes que ir”. Entonces le dije a Carlos: “De acuerdo, acepto. Me voy a ir a estudiar el doctorado, pero me preocupan los compromisos que yo vaya a adquirir”. Dos días después, el doctor Pijoan me envió las condiciones y el único compromiso que él me impuso fue que estudiara y que mi esfuerzo se lo diera a México. Al mismo tiempo hablé con mi familia, mis clientes, colegas y amigos y todos me dijeron: “¡Vete. Te vamos a estar esperando!”.
Por azares del destino, ya nunca regresé a vivir a México, pero desde el año 2000 hasta el día de hoy, he participado en todos los proyectos que me han invitado, he dado pláticas por todo el país y he contribuido en todo lo que pueda para mejorar la porcicultura mexicana.
El descubrimiento de laborar en otros países
El día 27 de octubre de 2003 terminé mi doctorado y fui invitada por el doctor Marcelo Gottschalk (mi gran mentor y amigo) para trabajar en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Montreal, en Canadá. Previamente ya tenía amigos en el medio de la industria porcícola de la Provincia de Quebec. En todo Canadá todos me apoyaron y solicitaron la ratificación de mi puesto como profesora de tiempo completo en la Faculté de Médecine Vétérinaire de Saint Hyacinthe, Quebec. Durante el primer semestre se me permitió impartir las clases en inglés, ya que en Quebec la lengua oficial es el francés, por lo que a la semana que llegué inicié un curso inmersión de un mes al idioma francés. El resto lo aprendí con la práctica que da el día a día. Como profesora, impartía los cursos de Introducción a la Granja, en primer año; y en quinto año, la Especialidad en Cerdos. Además tuve la gran oportunidad de dirigir a varios estudiantes de maestría y doctorado. Laboré en dicha institución un total de cuatro años, entre enero de 2004 y diciembre de 2007. Trabajar en la facultad me ofreció la oportunidad de establecer grandes colaboraciones con excelentes colegas, entre ellos, Robert Derossier, Julie Ménard y Andres Broes, con quienes hasta la fecha colaboro y además me distinguen con su amistad.
Dejé la Universidad de Montreal para ir a trabajar al Centro de Desarrollo Porcícola de Quebec entre 2008 y 2009, en donde desarrollamos un programa de bioseguridad para granjas y el inicio del programa de control regional de PRRS en Canadá. De ahí, la empresa farmacéutica y biológica alemana, Boehringer Ingelheim Vetmedica, me contrató en octubre de 2009. De ese año a la fecha, formó parte del Swine Team colaborando con el PRRS Solution Team, como responsable de apoyar a la industria porcina del este de los Estados Unidos en los programas de control regional de PRRS, además, desarrollamos investigación en este mismo tema y me siento muy satisfecha de decir que todos, veterinarios, productores y la comunidad científica hemos aprendiendo a trabajar unidos y hemos avanzado mucho ante este gran reto.
Gestión de la doctora Laura Batista García
como Décimo octava Presidenta de AMVEC
2007-2009
¿Laura, cómo llegaste a ser elegida presidenta de AMVEC, si la labor profesional que has llevado a cabo durante todos estos últimos años la has hecho fuera de México?
Comencé a participar en las actividades de AMVEC desde 1986 con el colega Carlos Valencia Bravo. Siempre he colaborado dentro del Comité Científico y lo hice a lo largo de ocho presidencias. Para mí, mi país es y será siempre México. Vengo por lo menos cuatro veces al año, doy conferencias y apoyo todos los proyectos a los que me invitan. ¿Que me he vuelto muy crítica? Si, pero para qué quieren a alguien que venga a decirles que todo está bien y que no hay mucho que mejorar. Carlos Pijoan, mi “Teacher”, siempre nos dijo que teníamos la obligación de retornar mucho más de lo que nuestro país nos había dado, ese es mi lema y lo cumpliré hasta que me retire. Caminar por el mundo ha enseñado que sólo con conocimiento, perseverancia y profesionalismo saldremos adelante, así que mi gran sueño y meta al ser presidenta de AMVEC era aumentar el nivel técnico de nuestros agremiados.
En 2005 los miembros de AMVEC con su confianza y apoyo, y me eligieron vicepresidenta asociación en Puerto Vallarta, y tomé pose tomé posesión como presidenta en Querétaro para el periodo 2007-2009.
Mi mesa estuvo compuesta por:
Vicepresidente: Héctor Quiles Corona
Secretario: Marco Antonio Carvajal Velázquez
Tesorero: Martín Antonio Segura Moncada
Comité Científico: Eduardo Fano González
Me tocó organizar el XLIII Congreso Nacional de AMVEC en Morelia, Michoacán, del 23 al 26 de julio de 2008 y el XLIV Congreso Nacional de AMVEC en Puerto Vallarta, Jalisco, del 22 al 25 de julio de 2009.
Esos dos años fueron muy difíciles, la porcicultura mexicana estaba sumergida en una serie de graves crisis, granos por los cielos, y para colmo reventó la pandemia de influenza humana causada por el subtipo A/H1N1, cuyo epicentro epidemiológico fue nuestro país y como es bien sabido de todos, se culpó al cerdo y la industria porcícola de México de ser la causa de la epidemia. AMVEC y su mesa directiva reaccionamos con toda celeridad enviando una carta al presidente Felipe Calderón Hinojosa y al secretario de Salud, el doctor José Ángel Córdova Villalobos, en la cual nos inconformábamos con el manejo mediático y por el nombre injusto e incorrecto de Fiebre Porcina, que se le dio Inicialmente a los primeros casos clínicos en pacientes humanos. Esa fue otra experiencia que me enseñó cómo se puede desvirtuar una realidad y por más ciencia que exista, los medios informativos y las mentiras repetidas suficientes veces pueden más que la verdad.
Después, llegó la crisis y el periodo del empleo de los granos de maíz para la elaboración del etanol, acompañada además por la situación del PRRS y otras enfermedades totalmente fuera de control. La porcicultura mexicana viene acarreando muchos años de crisis, razón por la cual no ha habido inversión, las granjas están deterioradas. Es preocupante ver la gran cantidad de problemas de salud, escuchar que la bioseguridad es un concepto perdido y, desafortunadamente, ver que todo esto se ha aprovechado como en un río revuelto, para vender productos farmacéuticos y biológicos de calidad dudosa o, como yo les llamo, «agüitas azules” y curas mágicas, es aquí en donde la calidad técnica de todos nosotros sacará adelante a la porcicultura.
Entre los logros más significativos de mi gestión, fue establecer un diplomado en Enfermedades y Producción Porcina en línea, para los profesionistas que trabajan y que no pueden asistir a un aula. Con este sistema, los veterinarios clínicos de campo pueden tener acceso a la educación. Lo hicimos en conjunto con el Departamento de Producción Animal: Cerdos de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM. Contamos con la valiosa colaboración del entonces jefe del Departamento, el doctor Mario Haro Tirado y con la División de Educación Continua de la Fmvz de la UNAM. Ya llevamos tres generaciones con más de 60 egresados. Otro logro ha sido la certificación ante CONEVET, que nos da fortaleza como gremio con más de cien colegas acreditados durante ese bienio.
A veces miro este camino como un torbellino, donde veo pasar toda la vida en un segundo y me doy cuenta cuánta gente ha contribuido para que sea la profesionista que hoy soy. La pregunta sobre la cual reflexiono constantemente es ¿por qué he sido tan afortunada?
Aprovecho este momento para dar las gracias a todos los que creyeron en mí, que han caminado a mi lado durante estos ya más de treinta años en la industria porcina, a los que han compartido sus conocimientos, su amistad, sus críticas constructivas y a veces no tan constructivas, pero que al final me han hecho ser una profesionista y un ser humano más fuerte y mejor. Hoy soy el resultado de haber recorrido casi todo el mundo, de haber escuchado lo mejor y lo no tan bueno de la medicina porcina; pero sobre todo, soy el resulta del todas las enseñanzas, los consejos, el apoyo, el amor que muchos me han brindado, en particular durante lo momentos difíciles, cuando no tenía más fuerzas para seguir, ellos, mi familia, mis verdaderos amigos y COLES gas, me acompañaron hasta que recuperé las fuerzas para reencontrar el destino que me tocó vivir.
Una última nota filosófica:
«No dejen pasar las oportunidades que la vid ofrezca, no tengan miedo a los retos y a las críticas, a errar de vez en vez, a ser ustedes mismos, dien mucho, prepárense y forjen su propio destino y compartan, eso enriquecera su espiritu. Busquen un buen mentor (vo he sido muy afortunada y he te nido más que uno), rodéense de verdaderos amigos. La vida es demasiado maravillosa y corta para desaprovecharla en nimiedades, disfrútenla con toda su belleza y retos.”
Hoy comparto mi tiempo entre Estados Unidos y Lac Brome, Quebec, un paraíso terrenal, donde vivo con mi esposo Paul-Émile Racine, psicoeducador (especializado en el apoyo a personas con deficiencias intelectuales). Paul-Émile se retiró en 2011 para que podamos compartir más tiempo juntos y con Fannie (su hija) y su familia, así como para dedicarse a su primera carrera: la pintura, escultura y a su grupo de música folclórica latinoamericana, llamado Miramundo.
Como verán la vida ha sido muy bondadosa conmigo, he seguido mi destino y espero, hasta hoy, haber retornado un poco de lo mucho que he recibido, siendo una profesionista ética y trabajadora, así como un buen ser humano.